CONTRA
LA EUROPA DEL CAPITAL,
QUE
LA CRISIS LA PAGUEN LOS CAPITALISTAS.
POR
UNA ALTERNATIVA INTERNACIONALISTA DE CLASE
Este
1º de mayo se celebra poco antes del inicio de la campaña electoral
de las elecciones europeas del día 25.
Lo
que se va a elegir es a los miembros del “Parlamento Europeo”,
único órgano electo de la Unión Europea, que, aunque haya
ido aumentando de competencias progresivamente, sigue siendo
centralmente consultivo y no legislativo. Cuando algunos intentan
resaltar su importancia, no está de más recordar que, bajo la
presidencia del socialdemócrata alemán Schulz, el Parlamento
Europeo se ha pronunciado estos últimos años contra las políticas
de ajuste... con un efecto exactamente igual a cero sobre las
políticas de los países miembros. El Parlamento Europeo será útil
como cementerio para elefantes y desechos políticos, pero no cuenta
nada en la política real.
Sin
embargo, las elecciones europeas no por ello están desprovistas
de importancia. En España si las fuerzas políticas están
concentradas en ellas es fundamentalmente por su efecto como encuesta
práctica para prever qué pasará en las próximas elecciones
generales.
Por
un lado los partidos que están llevando el peso de aplicar las
medidas antiobreras y antipopulares quieren minimizar el desgaste
que estas medidas producen en su electorado. Aquí no sólo hay
que incluir al PP sino también al PSOE, que era el partido que
gobernaba cuando empezó la crisis y que en este momento está en la
práctica, bajo la dirección de Rubalcaba, apoyando tácitamente las
medidas y la continuidad del gobierno de Rajoy hasta 2016.
Por
otro lado, la circunscripciòn única, que hace que todo voto
cuente, unido a la gran abstención que siempre se produce en estos
comicios, permite hacerse la ilusión a todas las alternativas nuevas
de que es posible tener un impacto e incluso obtener un diputado.
En
cualquier caso, las elecciones representan siempre un momento en que
la política en general y no un tema determinado se coloca en el
centro de la escena y por lo tanto representan también una
oportunidad para que los comunistas revolucionarios levanten un
programa anticapitalista que ninguna excusa “radical”
justificaría no aprovechar.
El
PSOE, sin taparrabos
Estas
elecciones son vitales para el PSOE. Si pretende arrebatarle el poder
al PP en las próximas elecciones generales, la premisa es obtener un
buen resultado en éstas. El PP no sólo llega desgastado sino con
una escisión, Vox, a su derecha. Pero las encuestas no pintan bien
para la socialdemocracia. Y es lógico.
De
la misma manera que la táctica Rajoy para ganar las elecciones no
consistió en atacar a Zapatero sino en estar callado esperando ver
pasar el cadáver de su enemigo, confiando en que la inercia haga que
muchos votantes pasaran del PSOE al PP simplemente por ver lo que
harían, Rubalcaba espera que la gente vote al PSOE sólo porque no
aguanta más al PP. Pero la cosa no es tan fácil. La gravedad de la
crisis está despertando la agudeza de las clases trabajadoras. Ya no
se trata sólo de votar a uno para que no salga el otro. ¿Qué se
podría esperar de un gobierno del PSOE?
Lo
ocurrido en la Junta de Andalucía ha servido para escenificarlo.
Se trata de un gobierno de coalición PSOE-IU que, bajo toda la
palabrería “progresista” se ciñe disciplinadamente al límite
del gasto fijado por el gobierno central y aplica diligentemente
los recortes en sanidad, educación, sueldos de los empleados
públicos, privatizaciones, etc. El PSOE intenta presentar esta
política como “alternativa” y, rizando el rizo, IU intenta
estar a la vez en el gobierno y en la oposición, en las
movilizaciones contra las medidas que ellos mismos aplican.
Pero
la cosa ha estado a punto de reventar cuando la policía ha
desalojado la Corrala Utopía de Sevilla, la ocupación de
vivienda que se ha convertido en un símbolo estatal e incluso
internacional de la lucha contra los desahucios. La Consejería de
Vivienda, en manos de IU se apresuró a realojar a los desahuciados y
Susana Díaz, la Presidenta, le quitó las competencias. A punto
estuvo el acuerdo de romperse aunque finalmente IU ha recuperado las
competencias y el gobierno conjunto sigue en pie.
Susana
Díaz, el cachorro de Felipe González, la que considera a Botín el
mejor “aliado de Andalucía” ha dejado claro que lo que más
temía es que el pueblo sacara la conclusion, como en Gamonal, como
en la limpieza o la sanidad en Madrid, que “la lucha, paga”.
Lo que no puede ser a sus ojos es que la lucha de los propios
afectados por el problema de la vivienda triunfase sobre la banca.
Y
si hay alguna duda sobre lo que significaría esta política si
estuvieran en el gobierno central, no hay más que ver lo que ocurre
al otro lado de los Pirineos. El socialdemócrata Hollande ganó las
elecciones francesas prometiendo parar los recortes pero acaba de
presentar, con Valls, un plan que deja corto a los de Sarkozy.
IU,
la izquierda del régimen
Izquierda
Unida se frota las manos ante estos comicios. Ellos esperan que el
desgaste del bipartidismo les beneficie. Están convencidos de que
aparecen como la verdadera alternativa frente al PPSOE, los únicos
que plantean una política distinta al ajuste neoliberal.
Pero
esto no sólo es falso en la vida real sino que es percibido como tal
por sectores crecientes de las clases populares. No se puede tener a
la vez la tortilla y los huevos. No se puede estar contra los
recortes y participar en su aplicación en gobiernos como el
andaluz. No se puede criticar la política de la Unión Europea
pero luego reconocer sus instituciones, simplemente planteando su
“reforma”. No se puede pedir un proceso constituyente y luego
seguir rindiendo pleitesía a las instituciones del régimen
monárquico. Hay que elegir. Pero IU ya ha elegido.
Es
que IU, es decir, el PCE, es un partido del régimen, no uno
cualquiera sino uno de sus pilares. Su grupo europeo tiene como
figura cenral a Alexis Tsipras, el griego que pretendía la
cuadratura del círculo: romper con las políticas impuestas por el
rescate de la Unión Europea sin romper con la Unión Europea. El
voto a IU no es un voto a la alternativa a lo que hay, sino al
taparrabos de “izquierda” de lo que hay.
Las
diversas alternativas “ciudadanas”
El
impacto de la crisis ha sido muy profundo, desde luego sobre la clase
trabajadora y los sectores más desvalidos, pero también sobre todo
el conjunto de las clases populares y también de las capas medias,
incluso sobre sectores de la burguesía. Esto se ha expresado no sólo
en el aumento de la movilización sino también en el descrédito
de todas las instituciones del régimen, políticas y judiciales,
a las que se ve como cómplices o mejor, causantes, de los
sufrimientos del pueblo. Esto tiene un aspecto positivo, pues no
puede haber un avance en la conciencia hacia la revolución sin
romper con el régimen. Pero también tiene un aspecto negativo,
parte del descrédito de las instituciones se debe a la creencia
ampliamente extendida de que las penalidades que sufren los pueblos
tienen su causa en malas políticas, aplicadas por políticos
“corruptos” en lugar de tener su raíz en el propio sistema
capitalista.
Por
eso, la proliferación de alternativas “ciudadanas” que se
presentan a estas elecciones por primera vez no es positiva de por
sí. Las alternativas, por el hecho de ser “ciudadanas”, no
de clase, no lo son tal. No plantean ninguna salida real a la
situación sino que por el contrario, al difundir la idea de que la
culpa la tiene “la corrupción” o la Ley Electoral,
implícitamente disculpan al capitalismo de los problemas y se erigen
en posibles soluciones de recambio para el capital.
El
caso más extremo es el del Movimiento RED, encabezado por el juez
Elpido Siiva. Este juez encarceló a Blesa, lo que es digno de
aplauso. Y está sufriendo acoso y derribo por ello, como antes lo
sufrió Garzón por haberse atrevido a meterle mano a la red Gürtel
y pretender juzgar los crímenes del franquismo. Pero eso no lo
convierte en “progresista” como la persecucion a Garzón no puede
borrar su papel en el cerco al independentismo vasco. Más allá del
circo en el que Silva está convirtiendo su juicio, lo importante es
que, después de discutir con PSOE, Podemos, Partido X, Asamblea 14D,
etc, se presenta a las elecciones con un programa que afirma que lo
malo que hay en España es que por culpa del “amiguismo” no hay
verdadera “libre competencia”. Y la LOMCE la considera una ley
que “no profundza lo suficiente”. Y critica los recortes, pero
propone otros. Y pide más subvenciones para los empresarios, porque
“No queremos una Europa de grandes Corporaciones y grupos de
presión, sino de personas y emprendedores”.
Pero
desgraciadamente, Podemos pertenece a la misma categoría.
Aunque Pablo Iglesias y su entorno, además de Izquierda
Anticapitalista y En Lucha, que forman parte y apoyan la candidatura,
son fuerzas que se autodenominan de “izquierda”, “obreras”,
“anticapitalistas”, la candidatura como tal se presenta como
“ciudadana” y las únicas reivindicaciones que levanta son
democráticas, no de clase. Y con mucho cuidado, porque desde su
primer manifiesto a sus últimas declaraciones han ido abandonando
cualquier reivindicación mínimamente seria. No es extraño que al
final la única diferencia que planteen con Izquierda Unida sea la de
las dichosas “primarias”.
Por
un programa democrático y anticapitalista
No
es que la democracia no tenga importancia. La democracia es vital
para la clase trabajadora, porque le permite organizarse, elevar su
conciencia y prepararse para el derrocamiento del capitalismo. La
democracia es un medio de lucha y también un fin, porque no es
imaginable una alternativa real al capitalismo que no implique
democracia
Al
régimen que hay en España lo llaman democracia y no lo es.
La jefatura del Estado sigue ocupada por la Monarquía que puso
Franco. El rey irresponsable ante los tribunales sigue con sus
negocios desconocidos por el pueblo, sique haciendo su política
entre bastidores y preparando la sucesión del principito. No hay
avance posible para las clases populares sin derrocar la Monarquía
y proclamar la república.
El
papel fundamental que Franco dio al rey no fue dar discursos en
Navidad sino ser el jefe de unas Fuerzas Armadas encargadas por la
misma Constitución de mantener la “unidad de España”. Pero
España no es una nación sino una cárcel de pueblos. El
actual régimen se basa en la negación de derechos para las
naciones, empezando por el más básico, el derecho a la
autodeterminación. El vergonzoso cierre de filas de PP y PSOE en el
Congreso para oponerse a la “consulta” catalana lo muestra bien a
las claras. La defensa del derecho a la autodeterminación de las
naciones oprimidas: Catalunya, EuskalHerría, Galiza, Canarias,
etc, es la piedra angular de un programa democrático consecuente.
Esto significa respetar el derecho a decidir, de Catalunya y
Euskadi, sin interferencias externas. Sin olvidar la necesidad de
la devolución a Marruecos de las dos últimas posesiones
coloniales, Ceuta y Melilla, residuo de un pasado oprobioso.
No
somos independentistas, sin embargo. Nuestra propuesta es la
Federación de Repúblicas Socialistas Ibéricas, en el camino de
los Estados Unidos Socialistas de Europa. Pero la federación
debe ser estrictamente voluntaria, siempre con la puerta abierta para
salirse quien quiera. No hay problema: de donde se quiere huir es de
la cárcel.
Las
libertades públicas están en peligro. El gobierno está
multiplicando la represión directa en las movilizaciones, pero
también las multas. Está preparando una “Ley mordaza” que
pretende impedir la protesta contra sus medidas. Es necesario
oponerse a todas las medidas que restrinjan la libertad de
expresión y manifestación, pero para ello hay que empezar desde
el principio. Este régimen intenta impedir la expresión politica de
grandes sectores de la población, etiquetando de “terrorista” a
lo que se salga de sus postulados. Por eso hay que luchar por la
derogación de la Ley de Partidos.
La
falsa “Ley de Memoria Histórica” de Zapatero, que pretendía
“cerrar las heridas de la guerra” ha fracasado porque la herida
sigue abierta. Los jueces “conservadores” y “progresistas” se
unieron para laminar a Garzón por atreverse a plantear el problema y
el PP ha dejado la ley sin financiación. Por el contrario, de lo que
se trata es de investigar los crímenes fascistas hasta el fin
y la plena rehabilitación de las víctimas, de los luchadores
antifascistas.
Hay
un clamor contra los privilegios de los políticos y la corrupción.
Los privilegios son el premio a los políticos por gobernar para la
burguesía. Los corruptos existen porque existen los corruptores, las
empresas. Por salarios iguales al de un trabajador especializado
para todos los cargos públicos, por el “gobierno barato´, por
comisiones de investigación obreras y populares contra la
corrupción. Ninguna confianza en la judicatura. La limpieza
en los sindicatos la tienen que hacer los trabajadores y no los
jueces. Castigo para los corruptos y también para los
corruptores.
El
gobierno del PP refuerza los aspectos más reaccionarios del régimen.
Y entre ellos está la vinculación con la mayor organización
oscurantista mundial, la Iglesia Católica. La nueva ley educativa,
la LOMCE, refuerza sus privilegios, mientras se prepara una reforma
regresiva del aborto bajo su dictado.
No
sólo hay que derogar la LOMCE sino también a sus
predecesoras en el camino de la segregación del alumnado. No sólo
hay que parar la reforma del aborto sino que hay que avanzar hacia el
aborto libre y gratuito. Y hay que, por fin, hacer realidad el
principio de la separacion Iglesia-Estado acabando con su
financiación pública, expropiando sus posesiones injustificadas,
que incluyen la enseñanza privada y concertada para crear un sistema
educativo público único, laico y gratuito. Las iglesias que
vivan de sus fieles.
Las
masacres que se cometen regularmente en Ceuta y Melilla nos recuerdan
lo que significa la Europa-Fortaleza. No hay “efecto llamada”, lo
que hay es “efecto huída”, cuando Europa está hundida en la
crisis, cuando muchos de sus inmigrantes huyen, siguen llegando
subsaharianos porque huyen de un continente al que el saqueo
imperialista está hundiendo en la barbarie. Aquí si sobra alguien
son los que nos metieron en la crisis, si sobra alguien son los
banqueros y especuladores. ¡papeles para todos, plena libertad de
inmigración, no a la expulsión de los sin-papeles de la sanidad
pública y de España!
La
clase trabajadora debe defender su nivel de vida y condiciones de
trabajo
No
hay otra salida de la crisis concebible para el capital que elevar
los beneficios. Y esto tiene como premisa necesaria aumentar la
explotación de los trabajadores. Han avanzado mucho en ello:
mientras se recorta el salario de los empleados públicos, a los
trabajadores del sector privado se les deja indefensos con la Reforma
Laboral, se les despoja de las conquistas que lograron durante
décadas acabando con la ultraactividad de los convenios, se los
despide en masa hasta lograr la tasa de desempleo más grande de
Europa.
Es
necesario reaccionar defendiendo las condiciones de vida y trabajo.
Aumento lineal de los salarios para que sean suficientes para
vivir. Salario mínimo de 1500 €. No a los aumentos de ritmos y
jornadas, jornada laboral de 30 horas semanales sin reducción
salarial y con cómputo semanal. Defender el derecho a la negociación
colectiva, acabar con la precariedad en el empleo: derogar las
Reformas Laborales. Plena igualdad salarial entre hombres y mujeres.
Recuperación del poder adquisitivo perdido por los trabajadores de
los sectores público y privado. No a los ERE´s, no a los despidos.
No
sólo hay que defender la nómina, también están bajo ataque el
salario indirecto y el diferido. Por eso, no más recortes a los
servicios públicos, educación, sanidad, dependencia... no más
ataques a las pensiones, no más pensiones por debajo del salario
mínimo, jubilación a los 60, deshacer las reformas regresivas del
sistema de pensiones.
Tras
el boom de la construcción, que al desinflarse ha causado el aumento
astronómico del paro, nos encontramos que tener una vivienda se ha
convertido en algo inasumible y los desahucios son parte de la
cotidianeidad. Hay que detener inmediatamente los desahucios,
hacer una moratoria de pago, expropiar las viviendas de los bancos y
crear un banco de viviendas de alquiler.
Todo
esto implica parar todos los recortes, parar la política de
“austeridad” y oponerse a todos los “rescates” pasados y
futuros.
No
hay forma de que la clase trabajadora detenga estos ataques a sus
condiciones laborales y nivel de vida más que organizándose a
nivel de empresa y de rama, usando los sindicatos. Pero se
encuentra con que las dos confederaciones principales, CCOO y UGT
están ligadas a esta política de austeridad. Se encuentra con la
división sindical rampante. Se encuentra con el carácter
burocratizado de los sindicatos y comités.
La
lucha de la clase trabajadora por defender sus derechos laborales y
sociales por lo tanto es paralela a la lucha por recuperar los
sindicatos: construir corrientes sindicales de clase,
transversales a las confederaciones, que luchen por la democracia
obrera, la independencia con respecto al estado y un programa de
lucha de clases no de pacto social, que acaben expulsando a la
burocracia sindical y logrando un congreso de bases del que salga una
central sindical única, democrática y de lucha. Este proceso
va a ser facilitado porque cada vez más la política de la burguesía
va en el sentido no de burocratizar los sindicatos, como hasta ahora,
para convertirlos en sus agentes en el movimiento obrero, sino de
destruirlos.
Pero
estas medidas son insuficientes para sacarnos del atolladero en el
que estamos. En lugar de tantos rescates a la banca, lo que hace
falta es un plan de rescate para la clase trabajadora y las clases
populares. Es necesario cortar la caída en picado del nivel de
vida elevando el salario mínimo, estableciendo un subsidio
de desempleo permanente hasta encontrar trabajo, elevando las
pensiones, etc, organizando un plan de obras públicas que
subsane las carencias sociales y cree empleo. ¿De dónde pueden
salir los recursos para este plan? De la expropiación sin
indemnización de la banca y las grandes empresas, de la
renacionalización de las privatizadas.
¿Cómo
evitar que los capitalistas maniobren, escondan sus ingresos y se
hagan pasar por quebrados para no asumir su parte? Es necesario
instaurar el control obrero de la producción y distribución:
apertura de los libros de cuentas, fin del secreto comercial, derecho
de veto de la representación de los trabajadores en todos los
asuntos que afecten al personal, gestión de los servicios públicos
por los trabajadores y usuarios.
Se
nos dirá que muchas de las medidas de este programa no son aptas
para ser defendidas por un hipotético diputado en el Parlamento
Europeo. Es cierto, ni lo pretenden. No es un programa electoral
al uso sino un programa de lucha para la clase. Levantarlo es una
obligación de todos los que se reivindican del comunismo.
Por
un gobierno de los trabajadores que inicie el camino al socialismo
Sólo
un gobierno de los trabajadores podría llevar a cabo estas
medidas. Un gobierno de los trabajadores surgido de las luchas,
apoyado en las organizaciones de clase, aliado con todas las capas
populares de la ciudad y el campo, tendría que disolver los
cuerpos represivos y sustituirlos por el pueblo en armas. Para
tomar estas medidas enérgicas en favor de la clase trabajadora y el
pueblo no tendría más remedio que romper con la Unión Europea y
con la OTAN. Además, tendría que decretar la bancarrota del
estado, negándose a asumir la deuda pública que enriquece a
los especuladores pero asfixia al pueblo. Un gobierno tal se
encontraría desde el principio con la oposición desesperada de la
burguesía no sólo española sino mundial. Pero también encontraría
la solidaridad más cálida de los trabajadores de todos los países,
a los que tendría que llamar a seguir su ejemplo. Un gobierno así
se convertiría en el primer paso para avanzar hacia el comunismo,
que no significa estatización, penuria y estado policial sino una
sociedad sin propiedad privada, sin clases sociales, sin salario,
sin dinero, sin fronteras. Una sociedad donde la fuerza que
impulsa la economía no es el beneficio sino la satisfacción de las
necesidades sociales. La única sociedad que, al basarse en la
planificación consciente de los recursos por la colectividad, podría
abordar los desafíos ecológicos clave, como detener el
cambio climático y cambiar de base energética, de los combustibles
fósiles a las renovables, que bajo el dominio de la propiedad
privada son insolubles.
Pero
claro, no es posible dar un paso en esta dirección temiendo decirlo.
El principal obstáculo para que la clase trabajadora avance es su
nivel atrasado de conciencia, su aceptación del capitalismo.
Todas las organizaciones de “izquierda” que sólo hablan de
democracia porque las palabras comunismo o socialismo asustan, todos
los que hablan de ciudadanía porque hablar de clases repele a la
gente, son tan cómplices del mantenimiento del sistema como
las principales fuerzas políticas y los medios de comunicación.
¿Salir
del euro?
Diversas
alternativas electorales que se reclaman “populares”, “obreras”
o “ciudadanas” plantean abandonar el euro. ¿Qué significaría
esto? Significaría instaurar una nueva moneda que con toda seguridad
(al menos en caso como el griego o el español) caería en picado
desde el primer día. Lo cual vendría muy bien al sector exportador.
Si se lo acompaña con la suspensión de pagos de la deuda pública,
significaría que el país tendría vedado por completo el mercado
internacional de capitales. Esto seguro que causaría grandes
dificultades. Mientras crecen las exportaciones, el estado se
encontraría casi sin dinero y tendría que hacer recortes.
No
tiene ningún sentido que la clase trabajadora se disponga a soportar
penurias en nombre del desarrollo exportador de su propia burguesía.
No tiene sentido decir “salir
del euro” sin ligarlo a un gobierno de los trabajadores
que expropie sin indemnización
la banca y la gran industria, que ponga la economía bajo
control obrero y que declare la
bancarrota del estado,
negándose a pagar las deudas
contraídas con bancos y especuladores a espaldas del pueblo.
Naturalmente, no
convertir al euro en un fetiche, fuente de todos los males que
proceden en realidad del capitalismo, no significa que aceptemos
ningún sacrificio por el euro. Si dejar el euro bajo el capitalismo
no es solución, es imposible comenzar la construcción de una
sociedad socialista dentro del euro. Una de las primeras tareas de un
Gobierno de los Trabajadores es romper con el euro y con la Unión
Europea.
Por
los Estados Unidos Socialistas de Europa
El
“proyecto europeo” siempre fue una máquina de
guerra contra la clase trabajadora. Fue concebido como una
unión de la burguesía para luchar contra su propia clase
trabajadora, los países coloniales y los estados obreros
burocratizados. Igualmente, toda la historia del euro, desde su
preparación hasta su implantación y ahora su salvamento ha
consistido en un rosario de medidas antiobreras y antipopulares.
La
clase trabajadora debe por lo tanto luchar contra la Unión Europea.
Pero no contra Europa. No hay mayor traición a la causa
proletaria que contraponer a la UE el “patriotismo”, la defensa
de los “estados nación” como hacen los partidos comunistas
francés y griego.
Los
males del capitalismo vienen de que las fuerzas productivas
desarrolladas en su interior chocan no sólo con las relaciones
sociales capitalistas (propiedad privada) sino también con las
fronteras nacionales. Las economías europeas se asfixian dentro
de sus fronteras. La unidad de Europa es no sólo un objetivo
deseable sino una necesidad para evitar el estancamiento económico.
Sin
embargo, es imposible la unidad bajo el capitalismo. Ninguna
burguesía se va a hacer el hara-kiri renunciando a su existencia
nacional para fusionarse en un todo mayor. Eso no quiere decir que no
puedan avanzar en un tipo de unión, pero se tratará de una unión
defensiva contra los competidores y ofensiva contra sus propias
clases trabajadoras y los países dependientes.
Por
eso, nuestra crítica a la Unión Europea y al euro no la hacemos
desde el punto de vista español (ni tampoco vasco, catalán o
andaluz) ni tampoco de recuperar la peseta. La hacemos desde el punto
de vista internacionalista, que también es más europeísta que el
de las hipócritas burguesías europeas. Frente a la dislocación
que vive el viejo continente, proponemos los Estados Unidos
Socialistas de Europa.
Los
EUSE no se construyen mediante una asamblea constituyente del pueblo
europeo bajo los gobiernos actuales. Se construyen paso a paso a
medida que los distintos pueblos se vayan librando de sus gobernantes
capitalistas y estableciendo gobiernos de los trabajadores. El GCI
denunciamos los planes de “democratizar” las instituciones de
la actual UE desde dentro para poder usarlas para el socialismo como
utópicas y reaccionarias sin remedio.
Para
realizar estos objetivos, el GCI estamos empeñados en unir
fuerzas para la construcción de un partido revolucionario en España.
Pero no de un partido revolucionario español. Lo que hace falta es
un partido internacional, la sección de la IVª Internacional
reconstruida. Esto es así porque no vivimos una crisis nacional,
ni siquiera europea, ni de los países imperialistas. Estamos
viviendo una crisis
mundial del capitalismo como sistema. No hay otra forma de
encararla más que con la revolución proletaria internacional.
¿Que
votar el 25 de mayo?
El GCI sólo somos un
grupo de propaganda. No tenemos ni la fuerza ni la implantación para
levantar una candidatura. Pero rechazamos que la solución sea
pedir la abstención. La abstención no signifca nada cuando no
puede ser un boicot a las elecciones, que sólo tiene sentido cuando
se tiene una alternativa de poder. Sin ella la abstención no es
acción revolucionaria sino manifestación de impotencia.
En nuestra hoja
nº 33-4 de febrero pasado dijimos que en estas elecciones lo
mejor sería presentar una lista que hiciera una enérgica
propaganda contra el régimen monárquico, la UE y el capitalismo y
que plantease una alternativa de clase. Lo ideal sería que la
levantaran Corriente Roja, Lucha Internacionalista, Clase contra
Clase y el POSI. No teníamos experanza de que tal candidatura se
diera. Pero que en el caso de que alguna de estas fuerzas se
presentara en solitario, la apoyaríamos más allá de diferencias
secundarias que tuviéramos. Finalmente, dos de ellas se han
presentado, POSI y CR (la del POSI se llama “Candidatura por la
República”).
Ambas tienen matices muy
diferentes pero tienen cosas en común: se reivindican de la
independencia de clase y denuncian al régimen, pero ambas hacen un
énfasis exagerado contra la Unión Europea, a la que culpan de todos
los males mientras que ni mencionan al capitalismo como tal. CR por
ejemplo, pide un referéndum para salir de la UE y el euro. Por eso,
ninguna de las dos plantea un gobierno de
los trabajadores ni un programa explícitamente para avanzar hacia el
socialismo.
Lamentamos que no haya
habido una sola candidatura. Tenemos grandes diferencias con el POSI,
que levanta un programa en defensa de la “soberanía” de los
estados “contra Bruselas”. Pero también las tenemos con CR.
Nuestro grupo se fundó en 2010 precisamente como una ruptura con esa
organización. En 2009 CR se presentó a las Elecciones Europeas
formando parte de “Iniciativa Internacionalista”, una
coalición con independentistas pequeño burgueses. Una política que
era un obstáculo para avanzar en la independencia de clase del
proletariado. Tampoco estábamos de acuerdo con su inicial apertura
hacia Podemos. Y lamentamos que mientras que en su manifiesto “¿Cuál
es la salida a la crisis?” ``proponen un programa
anticapitalista hacia el socialismo, en el programa electoral esos
puntos se han caído.
Lucha
Internacionalista no ha dicho nada, por lo que sabemos. Clase contra
Clase ha escrito a CR planteandole que debería haber una
candidatura formada por los tres, CR, LI y ellos. En caso de que
no se formase, llamarían a votar por CR. También han hecho una
crítica similar a la nuestra al tratamiento de la UE por CR. Creemos
que CcC tiene razón.
Pero
como de todos modos ya es un hecho consumado que no habrá
candidatura unitaria de los revolucionarios, más allá de
diferencias puntuales, el Grupo de Comunistas Internacionalistas
llamamos a votar críticamente por Corriente Roja en estas elecciones
al Parlamento Europeo.
Grupo
de Comunistas Internacionalistas
1º
de mayo 2014
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