EL
NO GRIEGO CONMOCIONA EUROPA
UN
RECHAZO ROTUNDO
A
LA TROIKA, AL EURO Y A LA UNIÓN EUROPEA
ahora,
a evitar que el gobierno Tsipras le de la vuelta al resultado y lo
convierta en apoyo al nuevo ajuste
El
referéndum del pasado 5 de julio ha sido un triunfo espectacular
para el pueblo griego: un 61 % de OXI (oji, no) frente a un 38% de
NAI (sí). Aunque lo que se votaba era si aceptar o no la propuesta
de las “instituciones” (nuevo nombre para la Troika) para Grecia,
tanto partidarios como detractores identificaron la consulta como a
favor o en contra del euro y la misma Unión Europea. Y el resultado
ha sido aplastante, rompiendo todas las previsiones. Si sumamos los
votos nulos (la mayoría siguiendo la indicación del KKE) el
resultado es un rechazo abrumador, de 2/3 del pueblo griego a la UE
mientras sólo los sectores más privilegiados se han aferrado al sí.
La
Troika estrangula a Grecia
Como
ya explicamos en su momento (ver
aquí), el gobierno Tsipras surgido de las elecciones del 25 de
enero marcó un hito histórico. Fue el primer gobierno
establecido en un país de la Unión Europea que se constituía
con el objetivo explícito de parar la política de ajuste
salvaje que las instituciones europeas estaban imponiendo en todas
partes desde el inicio de la Gran Recesión.
Pero
al mismo tiempo explicamos que este gobierno tenía una tarea
imposible, una verdadera cuadratura del círculo: pretendía
abandonar la austeridad, parar los memorandos, liberarse de la
tutela de la Troika (UE, BCE, FMI) pero al mismo tiempo no
salir de la Unión Económica y Monetaria. Mejorar la situación
de los trabajadores y el pueblo y al mismo tiempo no afectar al euro
en cuyo nombre se infligen todos los ataques.
Y
explicamos que esto era así porque Syriza es un partido
procapitalista, no un partido anticapitalista. Explicamos que
Syriza está por el socialismo, sí, pero ese objetivo queda para
las calendas griegas. Mientras tanto se afanan en salvar al
capitalismo griego. Para dejar esto claro, gobiernan en coalición
con un partido de derecha extrema, ANEL.
Así
que el gobierno griego envió a su excéntrico ministro de finanzas,
Yanis Varufakis, a negociar con la Troika. Pero iba con un brazo
atado; desde el principio dijeron que no emprenderían ninguna
medida “unilateral”, que todo lo harían de mutuo acuerdo. Sólo
pedían una reestructuración de los pagos de la deuda y que se
piense en la posibilidad de una quita.
Todo
el mundo sabe que la deuda griega tendrá que ser reestructurada y
que al final habrá una quita. Incluso el gobierno
norteamericano, que no participa directamente en la negociación, se
permite decirlo abiertamente. Incluso un informe del FMI, cuya
salida a la luz intentaron retrasar hasta después del referéndum,
lo dice. Lo que pasa es que lo que los gobiernos europeos no querían
era darle la razón a Tsipras y Varufakis. Aunque se presenten como
corderitos a las discusiones, su misma existencia, como
gobernantes europeos elegidos sobre la base de oponerse a la
austeridad, era una provocación, un peligro. Había que machacarlos
y humillarlos. En esto se han esforzado al máximo.
Ya
vimos una primera muestra el 20 de febrero cuando el chantaje
financiero del BCE hizo que Tsipras aceptase la aplicación de un
nuevo plan de austeridad, con todo lo que lleva implicado
(aumento del IVA al consumo, recortes salariales a los empleados
públicos, despidos, recortes a las pensiones, aumento de la edad de
jubilación, privatizaciones, recortes en gastos sociales.... ).
Pero la Troika quería más.
El
22 de junio consiguieron que Tsipras y Varufakis aceptasen un nuevo
plan. La indignación se extendió no sólo en la propia Syriza
(donde un grupo considerable de diputados amenazaron con no votarlo)
sino sobre todo en el pueblo. Es sobre el telón de fondo de esta
indignación que Tsipras hizo su jugada el 27 de junio convocando
un referéndum a una semana vista, para consultar al pueblo sobre si
aceptar o no el nuevo trágala de la Troika, en el momento en que se
acaba el “rescate” y llega el plazo de un pago al FMI (pago
que por cierto no han hecho, siendo el primer país desarrollado que
falla un pago en la historia de la institución y colocando a Grecia
al borde de ser declarada en default).
Argumentos
de los usureros
El
telón de fondo de los ataques de la Troika contra Grecia ha sido
una terrible campaña propagandística con el objetivo de
legitimar las pretensiones de los usureros. Alemania, la
principal acreedora de Grecia, es también la principal
suministradora de prejuicios sobre el país, que los medios de
derechas españoles difunden con fruición.
Así,
se nos está diciendo que los griegos no trabajan, que no pagan
impuestos, que todo el mundo está prejubilado, que el gasto en
pensiones es el mayor de Europa y que la corrupción y el
clientelismo están muy extendidos. Y para colmo, se dice que las
estrecheces que pasan ahora con el “corralito” son el resultado
de tener un gobierno “radical”, que pasaría lo mismo si aquí
ganara Podemos.
En
realidad, son exactamente los mismos prejuicios que se difundieron
en su momento contra Portugal y España. ¿Los griegos no trabajan?
Echan más horas que los alemanes. La media
de horas anuales trabajadas en Grecia es la mayor de Europa,
de 2042 en 2014, mientras que la alemana es de 1371 y la española
1689. ¿Que no pagan impuestos? Cierto, en Grecia los ricos evaden
sistemáticamente su obligación, como lo hace la mayoría de los
profesionales liberales. Nada distinto a lo que pasa en el resto
de Europa. Pero la recaudación de impuestos griega en relación
con el PIB es mayor a la media europea, a la de España y a
la de Alemania (es del
45,8%, frente a 45,2%, 37,8% y 44,6% desde luego, debido más a
la reducción del PIB con los rescates que a una verdadera eficacia
recaudatoria). En Grecia, como en España, los que de verdad pagan
impuestos son los trabajadores asalariados con nómina.
¿Muchas
jubilaciones anticipadas? Sí, como en España, debido a los muchos
cierres y despidos. ¿Mucho gasto en pensiones, el 17% del gasto
total del estado? Claro, porque el gasto en pensiones sólo se ha
reducido un poco mientras el gasto estatal lo ha hecho drásticamente
(y sin embargo, el 25% es para
pagar el rescate a la banca). Pero en realidad estamos
hablando de un país en el que la pensión media es de 875 €, en
el que casi la mitad de las pensiones están por debajo del salario
mínimo... Se habla de la corrupción, “endémica en los países
mediterráneos”. Es verdad que hay muchos corruptos, pero ¿qué
hay de los corruptores? Son empresas alemanas como Siemens o
Krupp las que han sido condenadas por pagar sobornos para conseguir
condiciones ventajosas en Grecia.
En
realidad, toda esta basura es profundamente obscena cuando se habla
de un país que sufre una debacle social como la que está pasando
Grecia.
Grecia
se endeudó cuando las cosas iban bien, cuando entró en el euro
(hoy sabemos que con cuentas falsificadas), cuando se permitían
gastos en Olimpiadas, etc. Este endeudamiento fue claramente
“odioso” como acaba de demostrar la comisión internacional
establecida al efecto por el gobierno Tsipras: se compraron armas
alemanas al doble de su precio, etc. Todo, no lo olvidemos,
realizado por los gobiernos de Nueva Democracia (ND), el partido de
derechas equivalente al PP. Los problemas no comenzaron en Grecia
sino cuando estalló la crisis de las hipotecas subprime en EEUU
que desató la Gran Depresión, que se transmitió a Europa como
crisis del euro y de la deuda (ver aquí).
Cuando la subida de las primas de riesgo dejó a Grecia sin
posibilidad de financiarse en el mercado es cuando empezó a
tener problemas para pagar los intereses de su deuda, en manos sobre
todo de bancos alemanes, franceses, italianos y españoles, por este
orden. Y aquí llegaron los dos “rescates”. Estos
“rescates”, verdaderos salvavidas de plomo, no han salvado
sino hundido al país, con una bajada catastrófica de su PIB (un
24% acumulado) y un aumento aún más astronómico del
peso de la deuda en relación con dicho PIB. A quien han
rescatado ha sido a los acreedores privados, los cuales, a partir
del segundo rescate, a cambio de una quita (no tenían más remedio
que aceptarla porque era evidente que Grecia no pagaría) han pasado
la mayor parte de su deuda a manos de los estados. Ahora los
gobiernos de la UE pueden imponer medidas draconianas a Grecia
justificándose que están intentando recuperar dinero “de los
contribuyentes”. Aplican las medidas de ajuste y austeridad,
contenidas en los famosos “memorandos” a Grecia con el pleno
apoyo de los gobiernos griegos de ND y PASOK porque la burguesía en
cualquier caso exige esas mismas medidas. La chantajean con medidas
como el corte ilegal de la financiación que ha efectuado el BCE
provocando un “corralito” durante la semana electoral. Pero
no son tan duros con la banca privada de sus propios países, que en
toda Europa ha sido “rescatada” a un costo mucho mayor, también
a costa de los “contribuyentes”. Por ejemplo, cuando Rajoy
nos dice que los griegos nos deben 550 € a cada español, no
menciona que el rescate de la banca española nos costó casi cinco
veces más. Y a ver cuándo nos va a pagar.
Por
eso, el movimiento obrero de los demás países europeos
debemos contrarrestar estas mentiras y demagogia, pronunciarnos por
la solidaridad con el pueblo y la clase trabajadora griegos y exigir
a nuestros gobiernos que condonen la deuda con Grecia.
Una
semana de vértigo
La
convocatoria del referéndum cogió desprevenida a la Troika. A
quién se le ocurre, ¡poner estas cosas a votación! Como dice
nuestra ministra de agricultura, “las urnas son peligrosas”. La
Troika y con ella todos los medios de comunicación europeos
incluyendo los griegos, comenzaron una campaña ruidosa: Tsipras
es un irresponsable, pervierte la democracia, lo que los griegos
tienen que hacer es pagar sus compromisos...
La
autoridad moral de los que hacen estos ataques es nula. La
Comisión Europea que preside Juncker es un órgano no electo.
El presidente del Banco Central Europeo, Draghi, estuvo a la
cabeza de la rama europea de Goldman Sach, el banco de inversión
norteamericano que maquilló las cuentas griegas para permitirle
entrar en el euro. En cuanto al Fondo Monetario Internacional,
sólo recordar que sus dos presidentes anteriores fueron Rodrigo
Rato y Dominique Strauss-Kahn, que pasan más tiempo en los
juzgados que fuera... y todo indica que lo mismo le sucederá a
Lagarde.
Pero
nada de esto puede servir para embellecer a Syriza. El objetivo
de Tsipras no es usar el referéndum para romper con la UE sino todo
lo contrario, como baza para la negociación con ella. De hecho,
durante la semana de campaña, envió una carta aceptando las
propuestas, con matices, de la Troika. Incluso sus matices son
reaccionarios: se opone a reducir el presupuesto de defensa y las
exenciones de impuestos para los armadores (el sector más
fuerte de la burguesía griega), ambos temas muy sensibles para su
socio de gobierno, ANEL. Lo mismo ha ocurrido con el dictamen de la
“Comisión de la Verdad sobre la Deuda Pública de Grecia” que
ha reunido, declarando a la deuda griega como “odiosa” y
pidiendo que no se pague; Tsipras pasa de la comisión y
multiplica las declaraciones diciendo que va a pagar hasta el último
euro. Todo es postureo encaminado a fortalecer su posición en
Bruselas.
¿Qué
se votó en el referéndum?
En
el referéndum formalmente no se votaba la salida de la Unión
Europea, ni siquiera la salida del euro. Lo que se votaba es la
aceptación del plan de la Troika para más ajuste y austeridad.
Pero esto es una formalidad. El país entero se ha polarizado.
La
convocatoria del referéndum fue aprovechada por las fuerzas
burguesas griegas ligadas a la Unión Europea (ND y el PASOK
socialdemócrata) para poner en marcha un “movimiento cívico”
a favor del sí. “Nos quedamos en Europa” ha
celebrado varias manifestaciones grandes (pero siempre menores a las
del no). Todos los dirigentes imperialistas, jefes de gobierno
europeos, Juncker, Hollande, Rajoy, llamaron a votar sí para
evitar el “caos” que significaría la salida de la UE. Usaron
las dificultades económicas (el “corralito”) que el chantaje
financiero aplicado por el BCE está causando a Grecia como palanca
para reunir a la pequeña burguesía asustada alrededor de esta
bandera.
Por
el contrario, el no ha polarizado a toda la clase trabajadora y
las clases populares. El voto no burgués ha sido despreciable
(ANEL ha llamado a votar no y los nazis de Amanecer Dorado votaron
en el parlamento a favor del referéndum y se pronunciaron por el
no, pero ambos apenas han hecho campaña).
Por
eso, en el pueblo, en la calle, el verdadero significado del
referéndum era: oji (no), contra el euro y la Unión Europea, a
favor de la clase trabajadora o nei (sí) a favor de la Troika y la
burguesía griega. Lamentablemente no toda la izquierda griega
lo vio así.
¿Cómo
reaccionó la izquierda griega ante la convocatoria del referéndum?
Como
hemos dicho, el objetivo de Tsipras al convocar el referéndum no
es apoyarse en el pueblo para desafiar a la Troika, sino conseguir
una posición negociadora más ventajosa. ¿No significa eso que
votar no es apoyar de alguna manera al gobierno Syriza-ENEL?
Eso
es lo que pensó el Partido Comunista de Grecia, KKE, la
principal fuerza de oposición por la izquierda, con gran
implantación en el movimiento sindical.Llamaron a votar nulo,
con una papeleta que ellos mismos imprimieron. Toda una constelación
de grupos maoístas, incluyendo algunos dentro de ANTARSYA, con
argumentos similares, llamaron a la abstención.
Esta
táctica en lugar de fortalecer a la clase trabajadora, la
debilita. Desde luego que no se debe apoyar al gobierno burgués
de frente popular Syriza-ANEL (aunque tampoco a la vuelta al dracma
bajo el capitalismo, aunque sea con un “gobierno popular” como
dice el KKE). Pero en la situación actual de la lucha de clases en
Grecia, todo lo que es reaccionario y ligado a la UE está echando
la casa por la ventana para apoyar el sí. Esto incluye a la
dirección socialdemócrata del sindicato del sector privado GSEE
(aunque no a la del sector público, ADEDY). Mientras que en la
conciencia popular, el no es mucho más que rechazar una propuesta
concreta. La victoria del no fortalece a las masas populares
para ir mucho más allá de lo que Tsipras está dispuesto a ir.
Por
eso la posición correcta fue la del NO antieuro, antiUE y
anticapitalista que levantan organizaciones trotskystas griegas como
el EEK, la OKDE
y la OKDE-Spartakos
(lamentablemente, Antarsya no
hizo una campaña todo lo efectiva que debiera haber sido por las
contradicciones que tiene en su interior entre los partidarios de la
abstención, del no a favor del dracma y del no anticapitalista.
Analizamos a la izquierda griega en nuestra hoja
anterior).
Si
hubiera ganado el sí, habría sido un duro golpe. Pero no
irrecuperable. El sí significaría aceptar unas medidas de la
Troika que llevarán a corto plazo a Grecia a un nuevo desastre
social, a pesar de que, con la previsible caída del gobierno
Tsipras y la llegada de un nuevo gobierno “amigo”, con toda
seguridad la Troika comenzaría a negociar la reestructuración y la
quita que todos saben inevitables.
Las
dos estrategias burguesas para Grecia que están detrás de las
discusiones
La
clave para comprender el laberinto griego es ser consciente de que
en realidad hay dos estrategias burguesas en liza. Lo que las
principales fuerzas políticas presentan al pueblo griego como
alternativas son en realidad dos modos de resolver la crisis
sobre las espaldas (y el sudor) de la clase trabajadora:
Los
partidos tradicionales (la derecha ND y la socialdemocracia PASOK)
así como el “centrista” To Potami (“El Río”, estilo
Ciudadanos), así como el movimiento “Nos quedamos en Europa”,
se alinean con la Troika defendiendo la austeridad, es decir, la
deflación: recortar los gastos del estado y, sobre todo, aumentar
la explotación de la clase trabajadora (con sueldos más bajos,
peores condiciones, menos pensiones...) permitirá reactivar las
empresas y exportar; de ese modo, se recuperarán los beneficios y
la capacidad recaudatoria del estado con lo que se podrá pagar lo
que sea de deuda. Es la solución de la deflación, manteniendo
el valor de la moneda.
La
Plataforma de Izquierdas de Syriza, pero también, vergonzantemente,
el KKE y un sector de ANTARSYA (¡pero también los nazis de
Amanecer Dorado! Y por cierto, la plana mayor de los economistas
keynesianos como el francés Piketty o los norteamericanos Galbraith
jr, Krugman y Stiglitz) defienden salir del euro y volver al
dracma. Eso provocaría una devaluación catastrófica:
mejoraría enormemente la capacidad exportadora de Grecia (varios de
los sectores más importantes de la economía griega están muy
volcados a la exportación, sufrían por el alto precio de sus
productos medidos en euros, ya que Grecia es menos productiva que
otros países de la UEM). También abarataría los precios internos
de Grecia, lo que sería bueno para el turismo. De este modo, y
quizá, sueñan algunos, con financiación de Rusia y/o China, el
país levantaría cabeza. El problema es que los precios de todos
los productos importados se pondrían por las nubes y que en general
habría una gran tendencia inflacionista interna, a la que la clase
trabajadora haría frente con salarios denominados en una moneda sin
valor y que siempre quedarían a la zaga de los aumentos de precios.
De ese modo, se aumentaría la explotación por la vía de la
reducción del salario real pese al aumento del nominal. Se trata de
la solución inflacionista.
Ninguna
de las dos soluciones es “progresista”. Las dos son
soluciones capitalistas. Las dos tienen como objetivo último
restaurar la rentabilidad del capital. La primera es por la que
aboga toda la burguesía de los países imperialistas europeos y
también la mayoría de la burguesía griega. La segunda es por la
que aboga la pequeña burguesía y también la burocracia política
y sindical de las organizaciones obreras, autodenominadas “de
izquierda”.
Como
Trotsky dijo en “Un programa de acción para Francia”
(1934):
“ Un
sector de ésta quiere hacerlo mediante la inflación, es decir
mediante la emisión de papel moneda, la devaluación de los
salarios, el alza del costo de la vida, la expropiación de la
pequeña burguesía; otro sector confía más en la deflación, o
sea en la disminución del nivel económico de los trabajadores
(rebaja de los salarios y sueldos), ampliación del desempleo, ruina
de los pequeños productores agrarios y de la pequeña burguesía de
las ciudades.
Ambas
alternativas significan más miseria para los explotados. Optar por
uno u otro de estos métodos capitalistas equivaldría a elegir
entre dos instrumentos con los que los explotadores se preparan para
degollar a los trabajadores.”
La
clase trabajadora debe rechazar ambos proyectos y levantar el suyo
propio: romper no sólo con el euro y la UE, romper con el
capitalismo, por el socialismo, por los Estados Unidos Socialistas
de Europa.
Y
ahora, ¿qué hacer?
El
pueblo griego ha obtenido un triunfo resonante, abrumador. Pero
corre el riesgo de verse despojado del triunfo. El júbilo en
las calles es enorme y contagioso, todo el mundo siente,
correctamente, que han abofeteado a la UE. Pero Tsipras recuerda que
ya aceptó todas las medidas de austeridad durante la campaña,
dimite a Varufakis para eliminar un obstáculo al pronto acuerdo y
ya ha pedido el tercer rescate.
Hay
que cortar esta maniobra. Hay que salir del euro y de la Unión
Europea. Hay que hacerlo voluntariamente, no esperar que
Alemania prepare su plan de “Grexit”. Eso lo debe hacer un nuevo
gobierno, porque el de Tsipras - Varufakis - Kammenos está
comprometido hasta las trancas con el euro y en realidad ya vació
al referéndum de sentido al aceptar la propuesta de las
instituciones por adelantado.
Un
gobierno que rompa con el euro y con las instituciones debe ser un
gobierno surgido de abajo, de las movilizaciones obreras y
populares. Debe ser un gobierno de frente único, que represente
todas las sensibilidades del movimiento obrero que se han opuesto a
los memorandos.
Hay
que convocar congresos y asambleas de los trabajadores en lucha, de
las empresas ocupadas, de los estudiantes, etc, ir constituyendo un
congreso del pueblo frente al congreso burgués de la plaza
Syntagma.
Hay
que pedirle a la Plataforma de Izquierdas de Syriza que rompa con su
partido y constituya un frente con el KKE y ANTARSYA con el objetivo
de establecer un gobierno provisional de los trabajadores.
Este gobierno debe declarar que la deuda no la contrajo el pueblo
y es impagable. Este gobierno saldría inmediatamente del euro y de
la UE. Eso provocaría una devaluación terrible pero deberían
tomarse medidas drásticas, anticapitalistas, para evitar que los
sufrimientos caigan de nuevo sobre la clase trabajadora. Tendrá que
nacionalizar la banca, las grandes empresas y el sector exterior
bajo control obrero y popular, para impedir la fuga de capitales
(que ya ha sido masiva), y comenzar un plan de emergencia para
satisfacer las reivindicaciones populares, comenzando por controlar
los precios mediante
comités de obreros, empleados y campesinos para evitar la
hiperinflación. Un gobierno que declare odiosa la
deuda y se niegue a pagarla. Un gobierno que disuelva las fuerzas
represivas y organice inmediatamente la autodefensa obrera y popular
(Grecia está azotada por
bandas nazis, el 50% de los policías de Atenas votó por Amanecer
Dorado, un antiguo jefe del estado mayor declaró a la prensa
durante la campaña que los militares “patrióticos” deberían
actuar si ganase el no. Hay una simbiosis total entre Troika, nazis,
ejército, policía y judicatura). Un gobierno que apele
no a los otros gobiernos sino a los trabajadores y sectores
populares de Europa y más allá. Un gobierno en suma, que abra el
camino al socialismo.
Nada de esto se podrá
conseguir si no se avanza en el camino de reconstruir un partido
comunista revolucionario internacionalista, la sección griega
unificada de la IV Internacional reconstruida.
Como
ha declarado Savas Michael-Matsas, secretario general del EEK, el
objetivo es que en 2017 no sólo celebremos el centenario de la
revolución de octubre, sino su vuelta. Grecia tiene todas las
papeletas para comenzar la revolución socialista europea que es la
consecuencia necesaria y también la única salida para la Gran
Recesión que comenzó en 2008 y no tiene visos de acabar.
Grupo
de Comunistas Internacionalistas, 9-VII-2015
- CONVERTIR EL NO DEL REFERÉNDUM EN UN NO AL EURO Y A LA UNIÓN EUROPEA
- POR UN FRENTE ÚNICO DE LOS SECTORES DEL MOVIMIENTO OBRERO CONTRARIOS A LA UE: PLATAFORMA DE IZQUIERDAS DE SYRIZA-KKE-ANTARSYA
- POR UN GOBIERNO DE LOS TRABAJADORES QUE NO PAGUE LA DEUDA, ROMPA CON EL EURO, SALGA DE LA UE, NACIONALICE BANCA Y COMERCIO EXTERIOR Y CONTROLE LOS FLUJOS DE CAPITAL
- POR LA SOLIDARIDAD DE LA CLASE TRABAJADORA EUROPEA E INTERNACIONAL: EXIJAMOS LA CANCELACIÓN DE LA DEUDA GRIEGA CON NUESTROS PAÍSES
Me parece muy acertado el análisis crítico sobre las 2 alternativas (la deflacionista y la inflacionista) que tratan de encontrar la salida a la crisis a través del sacrificio de la clase trabajadora. Pero proponer como solución progresista el "Socialismo a secas, de implantación express", sin analizar en profundidad los graves problemas que puede sufrir un país como Grecia, con una estructura productiva e industrial extremadamente débil, en su camino al Socialismo, es de un hiperoptimismo ingenuo bastante grave. La vía al socialismo express puede llevar a los mismos problemas que la salida inflacionista, y está por ver que los precios se puedan controlar a través de comités de obreros (una Grecia "socialista" tendrá que importar petróleo, por ejemplo, con una moneda "socialista" devaluada, y eso provocará un alza tremenda en el nivel general de precios, y la imposición de precios artificialmente bajos tendrá como efecto colateral la escasez de bienes de consumo "socialistas"). Pienso, como conclusión, que habría que profundizar más en el análisis de los problemas económicos que se generarían durante la transición al Socialismo; tal vez debamos pensar en una etapa, más o menos larga, que aúne elementos de economía capitalista, con medidas que avancen hacia la planificación económica y el Socialismo, al menos hasta que se den condiciones más favorables a nivel internacional para la construcción de una economía socialista en Grecia, en Europa, y en el mundo. Digamos que una actualización para el siglo XXI, y para la periferia europea acorralada por las potencias capitalistas acreedoras, de la NEP de Lenin.
ResponderEliminarDejo un enlace a mi blog, en él subo algunos artículos de economía:
http://elbauldepolitica.blogspot.com.es/
Es un comentario pertinente. En Grecia no se trata ya de la propaganda general acerca del socialismo. En Grecia estamos ante una situación prerrevolucionaria que puede transformarse en revolucionaria en cualquier momento, quizá por una explosión provocada por la furia popular ante el engaño a que ha sido sometida por Syriza que primero monta el referéndum y luego firma el mismo plan de ajuste o peor que le ofrecía la Troika.
ResponderEliminarNosotros no estamos planteando ningún "socialismo exprés". No tenemos idea de cómo de rápido irá la transformación socialista. Lo que estamos planteando son medidas de autodefensa, urgentes, rápidas, que tendría que aplicar cualquier gobierno que salga del euro. Porque eso sí, nos parece que es evidente que cualquier estrategia socialista en Europa comienza saliendo del euro (lo explicamos en http://grupocomunistasinternacionalistas.blogspot.com.es/2011/12/tormenta-sobre-el-euro.html). Nosotros hemos criticado a Corriente Roja por ir a las elecciones europeas con la consigna central de un referéndum sobre el euro. Criticamos centrarse tanto en el euro porque corre el riesgo de caer en una posición de "capitalismo nacional", tan popular hoy en la izquierda reformista griega: todo se arregla volviendo a la divisa nacional. Pero al mismo tiempo es imposible aplicar medidas de urgencia para paliar la situación del pueblo y comenzar la transición al socialismo sin romper con el euro... y de paso con todos los tratados europeos.
En ese sentido, no podemos estar de acuerdo con el primer post de tu blog en el que, frente a las terribles represalias que tendría que sufrir un país que rompa con el euro propones que de lo que se trate es de "sentar en la mesa de negociación a los acreedores centroeuropeos y ejercer la suficiente presión social y política para que se vieran obligados a hacer fuertes concesiones". La revolución griega no puede triunfar sin una considerable solidaridad desde fuera, pero esa solidaridad difícilmente podrá conseguir lo que propones. Desde el momento de que se trate de una revolución socialista, las represalias económicas y hasta militares son inevitables; como lo serán los estallidos de guerra civil interna contra la propia burguesía. La verdadera solidaridad desde la clase trabajadora europea no será sólo que ésta se movilice por la condonación de la deuda griega con sus países, contra cualquier represalia económica, contra la intervención militar, sino que también se contagie, que también luche por el poder, porque Grecia es la más afectada por la crisis, pero Portugal estuvo cerca y el próximo estallido de la crisis podría afectar a España, Italia o Francia hasta un punto inimaginable. La única salida son los Estados Unidos Socialistas de Europa.
La revolución griega forma parte del proceso de la revolución europea. Y desde luego, no creemos en la posibilidad de la construcción del "socialismo en un sólo país". Desde luego, no en Grecia. La salida del euro impondrá fuertes sacrificios. Pero es que la ruptura con el capitalismo, incluso en países ricos con moneda propia, incluso en Gran Bretaña, en Japón o en los mismos EEUU impondría fuertes sacrificios. Es que salir de la OTAN -porque hay que salir de la OTAN, ¿no?- también impondrá sacrificios. Nosotros no prometemos salidas indoloras. A lo que nos oponemos es a sacrificarnos no por nosotros mismos sino por recuperar la tasa de beneficio del capital. Ya lo dijimos en nuestro manifiesto para las elecciones europeas: http://grupocomunistasinternacionalistas.blogspot.com.es/2014/04/manifiesto-ante-las-elecciones-europeas.html.
El triunfo de la revolución griega podría contagiarse a otros países. Si la revolución triunfase en estos países, suavizarían enormemente la situación en Grecia. Esto es lo que esperaron los bolcheviques de la revolución europea detonada por la revolución rusa. No ocurrió así, con consecuencias desastrosas. La razón fundamental fue la falta de partido revolucionario en Europa Occidental, singularmente en Alemania. Que no vuelva a pasar.