LAS
MARCHAS DE LA DIGNIDAD LLEGAN A MADRID
Un
año después del 22M la
Marchas de la Dignidad vuelven a Madrid.
La situación para la clase obrera y sectores populares explotados y
oprimidos no ha cambiado. El paro, los desahucios, los recortes,
ataques a las libertades, etc siguen presentes.
Pero
al contrario de hace un año en que se vivía una situación
de movilizaciones populares y grandes luchas obreras (PanRico,
Cocacola), hoy las expectativas están puestas en los procesos
electorales que recorren todo el año 2015. Se puede decir que la
combatividad, el activismo se ha trasladado al terreno electoral.
Esto
tiene un aspecto positivo que es dar la lucha en el terreno
político, más allá de las luchas parciales. Representa la
comprensión de que es sólo mediante el poder político que puede
resolverse la calamitosa situación que vivimos.
El
aspecto negativo es que, encerrada como sigue la lucha en el
terreno de lo “democrático”, lo que el activismo ve como posible
es que se resuelvan las cosas mediante un cambio limitado al terreno
político, en lugar de ver que lo que está planteado es la necesidad
de cambiar el mismo sistema socioeconómico. De esta forma se
descarta la necesidad del poder obrero anticapitalista. En lugar de
buscarse una salida de clase, lo que nos plantean son
alternativas “ciudadanas”, “del pueblo”.
Por
un lado, Izquierda Unida viene de haber colaborado
durante los tres años que ha durado el gobierno andaluz,
prematuramente disuelto y al que se han aferrado con uñas y dientes
hasta el último momento. Este gobierno PSOE-IU ha aplicado
diligentemente las políticas de austeridad y recortes que le
convenían a la clase capitalista y las instituciones que las
impulsan: gobierno central y UE. En este sentido, no se puede dejar
de señalar que sostienen con su abstención al gobierno del PP en
Extremadura.
Pero
la gran opción electoral es sin duda Podemos, que desde la
elecciones europeas ha crecido vertiginosamente, canalizando el
descontento contra las medidas que nos están machacando
salvajemente, despertando un gran entusiasmo entre grandes sectores
populares. Esta ilusión popular es correspondida, cada vez más, con
una moderación de sus planteamientos iniciales. Esta deriva
derechista no se plasma sólo en sus propuestas recogidas en
programas, también y principalmente en las declaraciones en mitines
y medios de comunicación de sus dirigentes, así como se trasluce de
sus reuniones con los empresarios del Ibex35, personajes del PSOE,
embajada USA, etc Las indefiniciones sobre temas cruciales
(república, problema catalán y demás nacionalidades, etc) apuntan
en el mismo sentido. Por no definirse no se definen ni de izquierdas.
Una
política reformista que se oponga a la austeridad sin romper con
el euro, la UE y el capitalismo da los resultados que está
cosechando Syriza en Grecia, plegarse a los dictados de los de
siempre (UE, BCE, FMI). Los padecimientos de los trabajadores y
trabajadoras continuarán en Grecia y en España.
Se
puede argumentar que aquí lo principal es una tarea democrática,
que impulse un proceso constituyente que acabe con el régimen del
78. Una vez más la declaraciones públicas de los dirigentes van por
delante de los programas escritos. Pablo Iglesias al mismo tiempo que
le pide una entrevista al Rey, le recomienda que pase por las urnas
que gracias a su gran popularidad obtendría un espaldarazo
democrático. Si no se puede entender un proceso constituyente que
acabe con el régimen del 78 sin plantear la república, menos se
puede entender que todo quede en esta pirueta grotesca de votar al
Borbón. Por lo demás, impulsar sólo un proceso de regeneración
de la vida política, poniendo coto a la corrupción, sin poner en
cuestión al capitalismo, es lo que pasó en Italia en 1992 tras las
“mani puliti” (Manos Limpias) y del que emergió Berlusconi. Todo
apunta a que estamos asistiendo al surgimiento de una nueva
socialdemocracia: Podemos.
Estamos
por la acción política, pero no sólo entendida como actividad
electoral. Necesitamos una alternativa de clase y revolucionaria,
no un movimiento reformista interclasista como Podemos. Una
alternativa que luche por darle a las masas explotadas y oprimidas
un programa revolucionario e impulse la movilización por las
necesidades más urgentes y la superación de este sistema de
explotación que padecemos, con un programa anticapitalista
que abra el camino hacia el verdadero socialismo. Para lo que se
necesita un partido revolucionario internacionalista, sección
española de la IVª Internacional reconstruida.
Por
eso es necesario, se vote a quien se vote, volver a la
movilización, el único marco que permite avanzar en este
camino.
Grupo
de Comunistas Internacionalistas, 21-III- 2015
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