jueves, 26 de marzo de 2015

De nuevo, el 21M,

LAS MARCHAS DE LA DIGNIDAD LLEGAN A MADRID

Un año después del 22M la Marchas de la Dignidad vuelven a Madrid. La situación para la clase obrera y sectores populares explotados y oprimidos no ha cambiado. El paro, los desahucios, los recortes, ataques a las libertades, etc siguen presentes.

Pero al contrario de hace un año en que se vivía una situación de movilizaciones populares y grandes luchas obreras (PanRico, Cocacola), hoy las expectativas están puestas en los procesos electorales que recorren todo el año 2015. Se puede decir que la combatividad, el activismo se ha trasladado al terreno electoral.
Esto tiene un aspecto positivo que es dar la lucha en el terreno político, más allá de las luchas parciales. Representa la comprensión de que es sólo mediante el poder político que puede resolverse la calamitosa situación que vivimos.
El aspecto negativo es que, encerrada como sigue la lucha en el terreno de lo “democrático”, lo que el activismo ve como posible es que se resuelvan las cosas mediante un cambio limitado al terreno político, en lugar de ver que lo que está planteado es la necesidad de cambiar el mismo sistema socioeconómico. De esta forma se descarta la necesidad del poder obrero anticapitalista. En lugar de buscarse una salida de clase, lo que nos plantean son alternativas “ciudadanas”, “del pueblo”.
Por un lado, Izquierda Unida viene de haber colaborado durante los tres años que ha durado el gobierno andaluz, prematuramente disuelto y al que se han aferrado con uñas y dientes hasta el último momento. Este gobierno PSOE-IU ha aplicado diligentemente las políticas de austeridad y recortes que le convenían a la clase capitalista y las instituciones que las impulsan: gobierno central y UE. En este sentido, no se puede dejar de señalar que sostienen con su abstención al gobierno del PP en Extremadura.
Pero la gran opción electoral es sin duda Podemos, que desde la elecciones europeas ha crecido vertiginosamente, canalizando el descontento contra las medidas que nos están machacando salvajemente, despertando un gran entusiasmo entre grandes sectores populares. Esta ilusión popular es correspondida, cada vez más, con una moderación de sus planteamientos iniciales. Esta deriva derechista no se plasma sólo en sus propuestas recogidas en programas, también y principalmente en las declaraciones en mitines y medios de comunicación de sus dirigentes, así como se trasluce de sus reuniones con los empresarios del Ibex35, personajes del PSOE, embajada USA, etc Las indefiniciones sobre temas cruciales (república, problema catalán y demás nacionalidades, etc) apuntan en el mismo sentido. Por no definirse no se definen ni de izquierdas.
Una política reformista que se oponga a la austeridad sin romper con el euro, la UE y el capitalismo da los resultados que está cosechando Syriza en Grecia, plegarse a los dictados de los de siempre (UE, BCE, FMI). Los padecimientos de los trabajadores y trabajadoras continuarán en Grecia y en España.
Se puede argumentar que aquí lo principal es una tarea democrática, que impulse un proceso constituyente que acabe con el régimen del 78. Una vez más la declaraciones públicas de los dirigentes van por delante de los programas escritos. Pablo Iglesias al mismo tiempo que le pide una entrevista al Rey, le recomienda que pase por las urnas que gracias a su gran popularidad obtendría un espaldarazo democrático. Si no se puede entender un proceso constituyente que acabe con el régimen del 78 sin plantear la república, menos se puede entender que todo quede en esta pirueta grotesca de votar al Borbón. Por lo demás, impulsar sólo un proceso de regeneración de la vida política, poniendo coto a la corrupción, sin poner en cuestión al capitalismo, es lo que pasó en Italia en 1992 tras las “mani puliti” (Manos Limpias) y del que emergió Berlusconi. Todo apunta a que estamos asistiendo al surgimiento de una nueva socialdemocracia: Podemos.
Estamos por la acción política, pero no sólo entendida como actividad electoral. Necesitamos una alternativa de clase y revolucionaria, no un movimiento reformista interclasista como Podemos. Una alternativa que luche por darle a las masas explotadas y oprimidas un programa revolucionario e impulse la movilización por las necesidades más urgentes y la superación de este sistema de explotación que padecemos, con un programa anticapitalista que abra el camino hacia el verdadero socialismo. Para lo que se necesita un partido revolucionario internacionalista, sección española de la IVª Internacional reconstruida.
Por eso es necesario, se vote a quien se vote, volver a la movilización, el único marco que permite avanzar en este camino.
Grupo de Comunistas Internacionalistas, 21-III- 2015

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