miércoles, 18 de marzo de 2015

Victoria de Syriza en las elecciones griegas:

HAY QUE ROMPER LOS NUEVOS GRILLETES QUE LA UNIÓN EUROPEA HA PUESTO AL PUEBLO GRIEGO CON APOYO DE SYRIZA



(A la izquierda, las masas salen a la calle a celebrar su victoria: ¡el primer gobierno antiausteridad de Europa! Un gobierno contra el Memorándum del rescate, contra los recortes y las privatizaciones. A la derecha, Alexis Tsipras, candidato de Syriza, nuevo primer ministro de Grecia, departiendo amablemente con Kammenos, líder de la derechista ANEL, artífice de la privatización del puerto del Pireo, al que ha nombrado ministro de defensa).


La victoria electoral de Syriza el pasado 25 de enero ha estremecido la Union Europea (UE). Desde que comenzó la “gran recesión” en 2008, la segunda crisis más profunda de la historia del capitalismo desde 1929, todos los regímenes políticos de los países capitalistas se han visto sacudidos en mayor o menor medida. En la UE hemos visto inestabilidad gubernamental, gobiernos “de tecnócratas” como en Italia en 2011-3, coaliciones insólitas entre la derecha y la socialdemocracia como en Alemania (2005-9 y 2013 en adelante) y Grecia (2011-5). Pero es sólo ahora, siete años tras el estallido de la crisis, cuando llega al poder una fuerza política que se presenta como enemiga de los recortes y la austeridad que expresan la solución burguesa a la crisis. Por eso la victoria de Syriza ha sido vista con gran esperanza por amplias masas en Europa. Lamentablemente, no hay razones para tal esperanza. Los que ganaron las elecciones por goleada con la promesa de sacar a Grecia de la austeridad acaban de firmar mantenerla un año más.


Grecia, eslabón más débil de la Unión Europea

La expresión particular que ha tomado la “gran recesión” en la Unión Europea ha sido la crisis del euro, la crisis de la deuda pública. Y esta crisis tuvo su manifestación más brutal en Grecia. Desde luego Portugal e Irlanda también tuvieron que recurrir al rescate y España tuvo un “rescate bancario”. Pero Grecia ya lleva dos “rescates”: en 2010 y en 2012. Fue Grecia la que detonó la subida astronómica de las primas de riesgo que hizo tambalearse las economías más débiles de la UE cuando en 2009 el nuevo gobierno de Georgios Andreas Papandreu (del Movimiento Socialista Panhelénico, PASOK, socialdemócrata) anunció que las cuentas presentadas por el anterior gobierno de Nueva Democracia (ND), derecha, estaban falsificadas en colaboración con el banco americano de inversión Goldman Sachs (a cuya división europea pertenecía el actual presidente del Banco Central Europeo (BCE) Mario Draghi).

A partir de entonces, varios estados europeos pero sobre todo Grecia, vieron vetados por completo su acceso a la financiación privada debido al aumento astronómico de las primas de riesgo sobre los bonos del tesoro. Los estados amenazaban con la suspensión de pagos, lo cual hundiría no sólo el euro y dinamitaría la UE sino que profundizaría la recesión mundial probablemente hasta convertirla en una depresión como la de 1929. Por lo tanto la crisis griega y de los otros países europeos no era un asunto griego, mediterráneo o ni siquiera sólo de los bancos alemanes y franceses tenedores de bonos griegos. Era un problema para el capitalismo mundial. Fue la gravedad de la crisis griega la que dio lugar a la invención de ese engendro, la “Troika”, un organismo que no aparece en ningún tratado europeo, formado por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI). Los préstamos organizados por la Troika van acompañados por “memorándums” es decir, por exigencias de “reformas estructurales” que aseguren la capacidad de pagar del estado que recibe el rescate. Estas “reformas” no son originales, son las mismas que el FMI impuso a toda América Latina durante los años 90, consistentes en aumentar astronómicamente la explotación, liquidar los gastos públicos y aumentar la capacidad exportadora para conseguir divisas para pagar la deuda. El memorándum se impone mediante los temibles “hombres de negro” que caen sobre los países “rescatados” sometiendo bajo control su economía para recuperar su “préstamo”. (Ver “tormenta sobre el Euro”).En América Latina esto condujo a la “década perdida”. No está siendo distinto el efecto en Europa.

Los mal llamados “rescates” han sido en realidad rescates para los bancos y tenedores de bonos de los países “rescatados”. Realmente, se ha tratado de salvavidas de plomo. Y Grecia ha sido la principal sufridora. Los rescates han aumentado el paro a niveles récords, han sumido en la pobreza y la miseria a millones de personas, han aniquilado los servicios sociales, han provocado una persistente reducción del PNB año tras año y sin embargo la deuda ha seguido creciendo hasta casi el 180 % de ese mismo PNB.



Las causas de la debacle griega

En los países del Norte de Europa se han popularizado las explicaciones de la crisis griega basadas en su carácter “mediterráneo”, por lo tanto, vago y despilfarrador. Por ahí circulan bulos sobre que en Grecia todo el mundo se prejubila, que la edad de jubilación es de 57. En realidad esto son trucos estadísticos. En Grecia hay un récord europeo de prejubilaciones, pero esto, como en España, no se debe a que haya grandes conquistas sociales sino a que ha habido cierres masivos. De hecho, la jornada laboral anual media de Grecia es la mayor de Europa.

También se ha culpado a los políticos corruptos del PASOK y sobre todo, de ND, de haber provocado la crisis de la deuda pública al haber despilfarrado el dinero público en corrupción, redes clientelares, proyectos urbanísticos descocados como el de las Olimpiadas de 2004 y un presupuesto militar que es proporcionalmente el mayor de Europa.

En la propia Grecia, y en la izquierda reformista en general, por el contrario, se culpa de la crisis a los bancos y especuladores internacionales, que concedieron préstamos masivos durante los años de boom antes de la crisis. No es casualidad que varios de los principales autores de esta tesis de la culpabilidad del capital financiero en relación a la crisis, porque se ha hipertrofiado y absorbe el beneficio que debería ir a la industria para permitir la inversión, son griegos. Por ejemplo, Costas Lapavitsas, hoy diputado por Syriza.

No compartimos estas explicaciones. La “Gran Recesión” que empezó en 2007 no ha sido provocada por los “manejos” de los políticos ni de los banqueros. Su fundamento último se encuentra en la caída de la tasa de ganancia, némesis del capitalismo. Esta caída tendencial se expresaba en que los beneficios se iban hacia el capital financiero, a comprar títulos en lugar de invertirse productivamente. Pero ésto es el fenómeno derivado, no la causa de la crisis que, oculta a la vista, se revela al análisis como producto del aumento de la composición orgánica del capital a un nivel que la exacerbada explotación de los trabajadores permitida por las reformas neoliberales de los 80´s, 90´s y primera década del nuevo siglo no ha sido capaz de contrarrestar.

La crisis tuvo su epicentro en los Estados Unidos, pero pronto se transmitió a Europa vía la difusión mundial de los títulos convertidos en “activos basura”. Esto paralizó a los bancos, que fueron rescatados con dinero público en todas partes. Este rescate unido al aumento brusco del paro causado por la ola de bancarrotas que se dio cuando el crédito bancario se secó provocó un aumento estratosférico del peso de la deuda pública en todos los estados pero más aún en las economías débiles. Y no había una economía más débil en la Unión Europea que la de Grecia.

En última instancia, la pérdida de posiciones competitivas de Grecia en el mercado mundial, producida porque la apreciación del euro hundía sus las exportaciones, ya que el diferencial de productividad con el resto del mundo las hacía crecientemente no competitivas con respecto, por ejemplo, a los países del Este vecinos, es lo que la convirtió en el eslabón débil de la UE. Grecia tiene una economía basada en los fletes navieros, la minería, el textil y el turismo. Todos menos el último sector estaban sucumbiendo a la competencia extranjera. Esta es la causa de la “falta de confianza” (subida de la prima de riesgo) que dio lugar a la debacle de la economía griega. El proyecto de la Unión Económica y Monetaria no tenía en cuenta que unificaba a múltiples territorios con economías muy desiguales, que el capitalismo tiende a exacerbar las diferencias, no a suavizarlas y que el no poder usar del trámite de la devaluación monetaria para facilitar las exportaciones no podía ser suplido indefinidamente por la “devaluación interna” via reducción de los salarios.

Es por esto, que se trata de una crisis del capitalismo como tal y no de su piel política o de una parte concreta del capital, por lo que no aceptamos la interpretación de lo ocurrido en clave nacionalista o “patriótica”; El memorándum de la Troika que inaguró el primer rescate, con sus medidas draconianas de despidos de empleados públicos, reducción de salarios y pensiones, destrucción de la salud y la educación públicas, no fue simplemente la imposición de la austeridad a Grecia por un puñado de extranjeros. No, los capitalistas griegos han apoyado el rescate y las medidas que lo acompañan conscientemente. Los partidos que representaban al grueso de la burguesía, ND y PASOK, han sido partidos del memorándum. Y eso porque las medidas propuestas por la troika coinciden con las que defiende la patronal en todas partes, porque independientemente de la deuda que haya que pagar, son medidas diseñadas para aumentar la tasa de explotación del proletariado, única salida posible de la crisis para el capitalismo.



Grecia vive una situación prerrevolucionaria que puede tornarse revolucionaria en cualquier momento

Lo importante es que, a diferencia de Irlanda o Portugal, en Grecia, a continuación de un período previo de ascenso de la lucha de masas desde 2010, a lo largo de los dos rescates, ha ido madurando una situación prerrevolucionaria. Durante esta década, las fuerzas de la revolución proletaria y las de la contrarrevolución fascista han comenzado a desplegarse en el país. La resistencia furiosa y sostenida de las masas populares griegas es la que ha marcado la diferencia.

Grecia vive una situación prerrevolucionaria. Pero, ¿Qué diferencia la situación prerrevolucionaria de la directamente revolucionaria? Para nosotros, una situación prerrevolucionaria se da cuando se reúnen tres precondiciones fundamentales: crisis y confusión de la clase dominante, radicalización de la pequeña burguesía y disposición revolucionaria del proletariado, pero en la que el estado, aunque sacudido por la crisis social y política, mantiene el control de los problemas generales de la sociedad.

Sin embargo, una situación revolucionaria sería aquella en la que, a partir de esas precondiciones anteriores, la crisis política de la burguesía llega a un punto en el que ya no puede gobernar como antes y en la que el estado burgués está lleno de fisuras y comienza a dislocarse; en el que la miseria de las masas empuja a todas las capas de la pequeña burguesía hacia el proletariado; en la que éste, en fin, no pudiendo ya vivir como antes, es llamado por el conjunto de la situación a una acción histórica independiente, tendiendo a la formación de sus propios órganos de poder y al creciente cuestionamiento de las instituciones burguesas.

La fuerza relativa de los aparatos contrarrevolucionarios del movimiento obrero y de masas explica que situaciones al borde de ser revolucionarias no estallen, a pesar del hecho de que las condiciones estén más que maduras.

En Grecia las masas han realizado 30 huelgas generales y han dinamitado el sistema de partidos de la “democracia” post 1974, pero aún no han puesto en crisis al estado burgués como tal. Ni hay divisiones en la policía ni en el ejército, ni han surgido organismos democráticos y revolucionarios de las masas. Las movilizaciones siguen controladas por los aparatos sindicales (socialdemócrata y stalinista) y políticos, de las dos variantes del stalinismo. El salto a la situación directamente revolucionaria está próximo, pero Syriza hará todo lo que esté en su mano para que no se de.

Y no hay que olvidar que una situación revolucionaria es sólo una oportunidad, no garantiza nada. Para que el desenlace de la situación revolucionaria no sea la reversión a otra no revolucionaria o a una contrarrevolucionaria, hace falta una condición sine qua non: un partido revolucionario. Que es precisamente lo que más se echa en falta en Grecia.



Amanecer Dorado: el fascismo asoma como una salida posible

Amanecer Dorado se fundó en 1980, como un grupo admirador de las dictaduras de Metaxas (1936-40) y de los coroneles (1967-74) en Grecia, pero con un fuerte matiz nazi. No se presentó a las elecciones hasta 1996 y no entró en el parlamento hasta 2012. Amanecer Dorado es un auténtico movimiento fascista y no simple extrema derecha electoral.

En 2009 Amanecer Dorado denunció a toda la izquierda por “incitación al odio” tras una batalla campal de antifascistas defendiendo a inmigrantes de los nazis; todos los cargos fueron retirados a la mayoría de los acusados, sólo dos fueron a juicio en 2013: el exrector de una universidad y sobre todo, Savas Michael-Matsas, el veterano (66 años) dirigente del Partido Revolucionario de los Trabajadores (EEK), que une en su persona las características más odiosas a ojos nazis: es trotskysta y judío. Su juicio fue la ocasión para desarrollar una amplia campaña sobre el peligro de la “conspiración judía sionista mundial” basada en “Wall Street” que quiere imponer “una dictadura judeobolchevique en Grecia”. Un vocabulario al que no estábamos acostumbrados desde los años 30 pero que tiene un eco en los elementos más desmoralizados y confundidos de la población. Ambos salieron absueltos.

Amanecer Dorado se presentó a las elecciones de 2015 descabezado, porque su fundador y dirigente está en la cárcel acusado de complicidad en el asesinato de un conocido rapero izquierdista. Esto puede dar la falsa impresión de que el estado está persiguiéndolos. Nada más lejos de la realidad. Amanecer Dorado mata gente sin que le pase nada, lo mismo que la policía, que en 2008 asesinó a Alexandros Grigoropoulos. Han estado envueltos en infinidad de incidentes. Uno de sus diputados abofeteó a una diputada del KKE en directo en TV.

Aunque Amanecer Dorado se esfuerza por hacer trabajo en los barrios, repartiendo comida sólo a griegos y “defendiendo” a la gente a la que le ha robado un inmigrante, todo indica que su base de apoyo en el pueblo sigue siendo muy débil. La columna vertebral del partido está formada alrededor de los cuerpos armados del estado, policía y ejército, además de la judicatura. Amanecer Dorado está todavía lejos de poder hacer una “Marcha sobre Roma” como Mussolini o de sacar mayoría en el parlamento y que el presidente les llame para formar gobierno, como Hitler. Pero está ahí, atacando a los activistas e inmigrantes, como un síntoma de la profundidad de la crisis politica y una solución a mano para la burguesía.



Syriza ha ganado el apoyo de las masas antimemorándums

Desde el comienzo de la crisis, la formación política que mejor la ha aprovechado ha sido Syriza. La “Coalición de la Izquierda Radical”, Syriza, se formó en 2004 por fuerzas muy diversas, pero su columna vertebral es Synaspismós, una ruptura eurocomunista del Partido Comunista de Grecia (originariamente, una coalición de dos grupos eurocomunistas en 1988, convertido en partido en 1992). En Syriza también están grupos variopintos, nacionalistas, feministas, maoístas y una constelación de fuerzas pseudo-“trotskystas” oportunistas.

Al comienzo de la crisis Syriza no era una organización de masas. Ha sabido construirse como tal rentabilizando la indignación producida por los memorándums. Grecia vivió durante 2010-12 una inmensa movilización que llevó al país a una situación prerrevolucionaria. Las luchas, cada vez más sostenidas y radicales, las oleadas de huelgas, las huelgas generales de un día o dos, las manifestaciones con enfrentamientos duros con la policía.... todo se hacía bajo la convocatoria de la confederación sindical del sector privado GSEE, del sindicato de trabajadores públicos ADEDY (ambos bajo dirección del PASOK) o bien bajo la tendencia sindical llamada PAME dirigida por el Partido Comunista de Grecia o KKE. Ningún partido descollaba en las movilizaciones y menos que menos Syriza, que tenía un apoyo bastante pobre en la clase trabajadora y el movimiento sindical, con fuerza relativa sólo en la universidad, 13 diputados y nada que lo hiciera especialmente atractivo con su reformismo pro UE. Pero las elecciones de mayo de 2012 lo cambiaron todo. A ellas Syriza fue con la consigna “por un gobierno de izquierda que retire el memorándum”. Aunque Syriza aclaraba que su intención era acabar con las medidas de austeridad sin salir del euro, esta consigna les permitió sacar 52 diputados. No pudo formar gobierno y en junio del mismo año se repitieron las elecciones, con Syriza sacando 71 diputados (en 2015 son 149, 25 veces más diputados en 11 años). Si a esto unimos que Amanecer Dorado, la organización fascista, pasó de ningún diputado a 21 en esas mismas elecciones (18 en junio del 14, 17 en enero del 15), podemos ver que, como siempre, los cambios políticos son reflejos tardíos de la lucha de clases, en este caso, la tormenta 2010-12 ha tenido como resultado desmantelar los partidos del ajuste y los memorándums, ND y PASOK, mientras se fortalecían Amanecer Dorado como polo reaccionario, y Syriza como polo obrero y popular, marginando al KKE y otras opciones de izquierda.



El carácter del gobierno Syriza-ANEL

Alexis Tsipras ha ganado las elecciones abrumadoramente.

Pero aunque la victoria de Syriza evidentemente refleja el enfrentamiento obrero y popular con los planes de la troika, el gobierno que ha constituido refleja exactamente lo contrario: la necesidad de la burguesía de desviar este enfrentamiento.

Los dirigentes de Syriza son veteranos del stalinismo. Tsipras se reivindica día sí y día también de Togliatti y Berlinguer. Y está siguiendo con exactitud el guión de 1935-6. Han establecido un gobierno de Frente Popular. No un gobierno de los trabajadores, con el objetivo del socialismo, sino un gobierno “democrático”, ”patriótico”, “de salvación nacional”, es decir, de alianza con la burguesía, con un objetivo “democrático”, en este caso renegociar la deuda con la UE. Esta es la razón de la alianza con ANEL, un partido burgués de derecha, racista, militarista, antisemita, antiturco, homófobo y dirigido por el arquitecto de la privatización del puerto del Pireo.

No es la primera vez que el stalinismo griego forma parte de un gobierno burgués. En 1944, igual que en Francia, Italia o Bélgica, el KKE formó parte del gobierno encargado de reconstruir el estado burgués tras la invasión nazi (antes del estallido de la guerra civil forzada por los británicos ese mismo año). En 1989 el KKE participó en dos gobiernos de coalición, el primero sólo con la derecha de ND (la “catarsis”) el segundo incluyendo también al PASOK, ambos bajo la excusa de “acabar con la corrupción”. Esto fue anterior a 1991 cuando se produjo la escisión con Synaspismós que dio lugar a que el KKE adoptase su actual pose “revolucionaria”.

Pero el gobierno actual tiene más semejanzas con el frente popular francés o español de 1936 que con los griegos de 1989. Se constituye en medio de una situación prerrevolucionaria con el objetivo de desmantelarla. El acuerdo con un partido burgués tan débil como ANEL, al igual que el acuerdo del PSOE-PCE-UGT en España con los minúsculos partidos de Azaña y Martínez Barrio, tiene como objetivo ponerlo de excusa: dirán “no podemos aplicar ninguna medida anticapitalista porque ellos no la aceptarían y el gobierno caería”. Kammenos, el líder de ANEL, es perfectamente consciente de su rol. En su campaña electoral presentó un video en el que aparecía enseñando a su hijo, que casualmente también se llama Alexis, a no descarrilar un tren de juguete que lleva la bandera griega. Sí, aunque quien tiene a la gente detrás es Tsipras, es Kammenos el que tiene la sartén por el mango, quien guía a su “ahijado” para que no descarrile el tren. La excusa de Syriza para este pacto es que es el único partido parlamentario que a la vez está contra la Troika y a favor del euro y a Syriza le faltan dos diputados para ser mayoría en el parlamento. Pobre excusa, la abstención o ausencia de dos diputados le hubiera dado la presidencia del gobierno a Tsipras.

La realidad es que los militaristas al frente del ministerio de defensa son una salvaguardia de la propiedad capitalista. Tsipras se enfrentará a los banqueros alemanes, pero no a los armadores griegos, a los que Kammenos tanto favoreció cuando fue viceministro del ramo en un gobierno de ND. Tsipras paralizará algunas privatizaciones, pero no la del puerto del Pireo que Kammenos maquinó en favor de COSCO, una multinacional privada china. Tsipras no juró su cargo ante la Biblia como han hecho sus antecesores, pero con la furiosamente clerical ANEL de socia no va a tocar los privilegios de la Iglesia Ortodoxa Griega. Tsipras irá de feminista pero en el gobierno no hay ninguna mujer. Tsipras será partidario de la fusión de culturas, pero con un socio xenófobo, antiturco, antimusulmán y antisemita las palizas a los inmigrantes propinadas por policías de uniforme o de permiso (muchos militantes de Amanecer Dorado) seguirán.

El estado burgués tiene como columna vertebral las fuerzas represivas: ejército y policía. El ejército está a cargo de Kammenos. En cuanto a la policía, el ministro del Interior, Orden Público y Reconstrucción Administrativa, Vikos Voutsis, de Syriza, que fue agredido por la policía en una manifestación, no ha tardado en congraciarse con el cuerpo, explicando la represión violenta de las movilizaciones populares como políticamente motivada pero sin que los agentes compartan la responsabilidad.

Este concepto de “obediencia debida” olvida que, no sólo en general sino en concreto en la Grecia actual, la policía no es simplemente un organismo administrativo para velar por el cumplimiento de las leyes y el mantenimiento del orden público. Es un cuerpo armado dedicado a defender a la clase dominante de las reivindicaciones de la clase oprimida. Y por la forma de reclutamiento y entrenamiento de su personal, la policía está formada por gente que son conscientemente el brazo armado del capital. Una encuesta de 2012 revelaba que el 50 % de los policías de Atenas había votado a Amanecer Dorado. La policía, al menos de la capital, es el único sector social donde los nazis tienen un apoyo tan abrumador. Aunque varios altos cargos de la policía fueron destituidos por el anterior gobierno por su relación con agresiones realizadas por Amanecer Dorado, eso claramente sólo fue la punta del iceberg. Amnistía Internacional elaboró un informe sobre las innumerables vejaciones realizadas por la policía contra manifestantes e inmigrantes.

A la cabeza del estado griego, aunque sea un puesto simbólico elegido por el parlamento, está el Presidente de la República Helénica. El mandato del actual presidente acaba en marzo. ¡Syriza y ANEL han presentado como su candidato y lo han votado a Pavlopoulos, militante y exministro de ND!

En resumen: el gobierno Syriza-ANEL es un gobierno burgués con el objetivo de fortalecer el capitalismo en su páis, si es posible, mediante un acuerdo con los “socios” de la Unión Europea.

Es muy importante recalcar esto porque todo el abanico de la izquierda reformista, desde IU hasta Podemos, incluyendo a los falsos “trotskystas” procedentes de Militant o del Secretariado Unificado (Anticapitalistas en España), se están dedicando a embellecer a este gobierno, llegando algunos a acusar a los críticos de trabajar para la banca, la UE o la derecha. Exactamente igual que en 1936, cuando el stalinismo acusaba de profascista a todos los que criticaban a los gobiernos de frente popular francés y español mientras estos gobiernos se afanaban en detener los procesos revolucionarios.



Dos planes de salvamento para el capitalismo heleno: el de Siryza y el del KKE

Para quien esté al tanto de los hechos, no había duda ni hay sorpresa con la política del gobierno Syriza. Durante años, desde antes de la campaña electoral, desde antes del programa de Tesalónica, Syriza había dicho que su intención no era tomar medidas “unilaterales” sino acordar su política con la UE.

La manifestación más clara de esta intención ha sido la posición cambiante de Syriza, un espejo de la de Podemos en España. Comenzó afirmando que no iba a pagar la deuda. Después pidió una auditoría ciudadana para determinar qué parte de la deuda es “odiosa” para no pagarla. Y finalmente, acabó afirmando que en ningún caso emprendería medidas unilaterales: sólo pedía una “reestructuración” de los pagos (la petición de una quita también se quedó por el camino).

En realidad, Syriza llega al gobierno cuando, tras dos rescates, una parte del trabajo ya se ha hecho. El segundo rescate significó que muchos acreedores admitieran una gran bajada en el valor de sus bonos pero a cambio de que éstos fueran recomprados por las instituciones de la troika. Por eso desde 2012 el “rescate” es aún más claramente un rescate de los acreedores del estado griego (incluyendo los bancos privados griegos) por parte de instituciones estatales que funcionan con dinero público. Sin embargo, los bancos privados alemanes siguen estando bastante expuestos a la deuda griega.

El segundo rescate terminaba en 2015. Tsipras envió a su flamante ministro de finanzas Yannis Varoufakis a pedir un acuerdo con los acreedores (“socios”). Fue a pedir una prórroga. Insistió en que no negociaría con la Troika. Pero se encontró con un muro. En el Eurogrupo (los ministros de economía de la UEM), Schläube, el alemán, era inflexible, con el español de Guindos jaleándole: no hay lugar para hablar de quitas, no hay lugar para hablar de reestructuración de pagos. Lo que tiene que hacer Grecia es pagar, y pagar en los plazos acordados. Lo que tiene que hacer Grecia es aplicar hasta el fondo las “reformas” del memorándum.

Varoufakis se salió al menos en algo con la suya. UE, BCE y FMI ya no son la “troika”. Ahora son “instituciones” como las ha rebautizado el gobierno de Syriza. Pero, chantajeado por Draghi y el BCE que dejó sin financiación externa a Grecia durante la negociación para chantajearla, Varoufakis y Tsipras han acabado capitulando, firmando una prórroga de cuatro meses del segundo rescate y comprometiéndose a cumplir un plan de austeridad que está negociándose ahora.

¿Había otra salida? Todo esto tiene mucho de teatro. No hay nadie serio en el mundo que crea que la deuda griega se puede pagar. Todo el mundo sabe que habrá una segunda reestructuración y quita de la deuda (la primera fue en 2012 con el segundo rescate). El problema es que se acercan elecciones en España, y las habrá en Portugal, Italia, incluso Francia. Lo que los gobiernos europeos -y especialmente Rajoy- pretenden es transmitir el mensaje de Margaret Thatcher, el famoso TINA: There Is No Alternative, no hay alternativa. Pero cuando pasen las elecciones españolas, cuando de este modo se haya logrado desanimar en lo posible al voto a Podemos, ¿qué harán?

Alemania ha especulado muchas veces con la “Grexit”, la salida de Grecia de la zona euro. Estas especulaciones tenían como objetivo fundamental asustar a la burguesía griega porque tal salida tiene difícil encaje jurídico (el tratado de Maastricht ni siquiera previó el caso de que algún país abandonase la Unión Económica y Monetaria). Pero en realidad ellos ni se lo plantean. La salida de un país de la UEM podría detonar una fuga masiva y un hundimiento total de todo el proyecto tan cuidadosamente parido por las multinacionales europeas.

¿Y desde el punto de vista griego, que tal sería la “Grexit”? Sectores de Syriza y de ANEL han especulado con la idea de conseguir financiación de Rusia y/o de China. Pero eso no parece muy serio. Ningún sector importante del capitalismo griego se plantea volver al dracma.

Sin embargo, en el movimiento obrero hay un fuerte defensor de esta opción: el KKE. Entiéndase bien, más allá de su nebulosa charla sobre el “poder popular”, el KKE propone salir de la UE, abandonar el euro, retomar el dracma, sufrir una pavorosa devaluación y encontrarse con una situación mejorada en el mercado mundial, donde el abaratamiento de las exportaciones griegas traería las divisas necesarias para recomponer las finanzas del estado.

Naturalmente, los revolucionarios proletarios también abogamos por salir del euro. Pero no para lo mismo. Cuando el primer ministro Papandreu acusó en el parlamento al KKE de querer la suspensión de pagos griega con el objetivo de “impulsar la revolución mundial”, la parlamentaria Paparigas respondió negando que el KKE pretendiera tal cosa “como los señores Trotsky, Pablo y Castoriadis”. Pablo y Castoriadis son dos renegados griegos del trotskysmo, pero el sentido de la frase es claro: el KKE no tiene intención de impulsar la revolución proletaria.

El KKE quiere construirse una imagen “izquierdista”. Ha dividido lucha tras lucha en nombre de su “izquierdismo”. Habrá a quien engañe. Ahora critican que Syriza forme gobierno con ANEL, pero el KKE unificado (en Synaspismós), incluyendo sus líderes actuales, formaron gobierno primero con la derecha ND, y luego el gobierno “universal” con ND y PASOK, la famosa “catarsis” para luchar contra la “corrupción”. Aquel gobierno de colaboración de clases no acabó con la corrupción, que sigue siendo endémica en Grecia, pero sí le abrió el camino a ND para ganar las siguientes elecciones en noviembre de 1989.



¿Porqué ha capitulado tan rápido Syriza?

Cómo las gastan las instituciones europeas ha quedado meridianamente claro ante millones. El Eurogrupo le puso un ultimátum a Grecia, o se llegaba a un acuerdo que estuviera dentro del memorándum antes del 20 de febrero, o se rompía la baraja. Simultáneamente, el Banco Central Europeo decidía no aceptar como colateral los bonos del estado griego, mientras no estuvieran amparados por el rescate; de este modo, los bancos griegos se quedaban virtualmente sin financiación hasta que se firmara el nuevo acuerdo (esto no es totalmente así, existe otra vía de financiación paralela, pero tiene condiciones muy duras y no se ha recurrido a ella).

El 20 de febrero, el gobierno Tsipras finalmente capituló ante las exigencias del la UE. Al final tragará todo, incluso la vuelta de los mismos funcionarios de la troika a Atenas a supervisar las reformas. Nada que ver con 1953, cuando los acreedores le perdonaron gran parte de su deuda a Alemania. Mucho menos que Alemania reconozca su deduda con Grecia debida a la ocupación y saqueo nazi. Grecia tendrá que cumplir sus “compromisos” con sus socios, como cuando gobernaban los partidos del memorándum.

¿Cómo es posible que el Eurogrupo se haya salido con la suya, frente a un ministro tan estrambótico como Varoufakis, con su Yamaha, su chaqueta de cuero, su bufanda y sus resonantes declaraciones? En realidad era previsible. Varoufakis siempre dejó claras sus líneas rojas.

Yanis Varoufakis no es un figurón decorativo. Se le puede considerar como el verdadero ideólogo del gobierno, a pesar de no ser de Syriza y haber trabajado antes para un gobierno del PASOK. Ya en 2013, en una conferencia “izquierdista” en Zagreb, había expuesto su programa, que Tsipras está aplicando milimétricamente (su aportación aquí; recomendamos las crítica de un marxista mejicano y la de otro inglés). En esta “confesión” como él la denomina, se autocalifica de “marxista errático”, dice que Marx es su inspiración pero “admite” que estaba totalmente equivocado en su teoría económica frente a Keynes. Explica correctamente que no hay una crisis griega, sino una crisis mundial del capitalismo, no una cualquiera sino una muy profunda, que pone en peligro al conjunto de la humanidad. La única salida racional sería el socialismo. Pero como “la izquierda no está preparada” para tal alternativa, y como tenemos ahí atentos a los nazis, lo que la izquierda a la que le repugna la Europa de los mercaderes y el euro, arma de guerra contra los pueblos... ¡es salvar a esas mismas UE y euro en peligro por sus inútiles administradores! Con un gesto de asco, la izquierda “alternativa” tiene que salvar el proyecto europeo para “ganar tiempo” para preparar una alternativa socialista. Para conseguir esta tarea, es necesario hacer alianzas hasta con la derecha, que él impulsaba al dar conferencias alternativamente a audiencias sindicales e izquierdistas, y a cargos gubernamentales y administradores de fondos de inversión. Como marxista, Varoufakis será errático, pero como político hay que admitir que ha sido coherente.

Esta retorcida argumentación no sólo es la de Syriza, es evidente que, lo sepan o no, también es la de Podemos. A esto, nosotros contestamos: si el capitalismo como tal está en crisis, si la UE y el euro son instrumentos contra los pueblos, luchemos contra ellos para destruirlos; las herramientas políticas para lograrlo se forjarán en la misma lucha.



¿Qué perspectiva para la clase trabajadora y los sectores populares griegos?

En Grecia tenemos una situación prerrevolucionaria “clásica”. En cualquier momento podría transformarse en directamente revolucionaria; una agudización aún mayor de los sufrimientos del pueblo podría desencadenar movilizaciones inmensas que desestabilicen por completo al estado burgués. Pero no hay más que un modo de que esa situación revolucionaria se transforme en una revolución proletaria triunfante y es que se construya a tiempo un partido revolucionario que lleve al proletariado y los sectores explotados y oprimidos al poder. Tal partido no sólo tendrá que disputar la hegemonía sobre las masas trabajadoras a la socialdemocracia política (PASOK) y sindical (GSEE) sino a las dos variantes del stalinismo, Syriza y KKE, y también a nivel de vanguardia, al maoísmo y anarquismo que tienen cierta fuerza en sectores radicalizados.

Para realizar esta tarea es para lo que se fundó la IVª Internacional. Los revolucionarios griegos no se ausentaron precisamente ante esta cita. Grecia es uno de los pocos países donde el introductor del marxismo en su país, el primer secretario general de su partido comunista durante la fundación de la Komintern, fue también el fundador del trotskysmo: Pantelis Poliopoulos, fusilado por los nazis. Pero desgraciadamente, la crisis de disgregación del movimiento trotskysta ha dado lugar a un increíble abanico de posiciones entre los que se reivindican de Trotsky que hace que muchos de ellos sean parte del problema y no de su solución.

Por ejemplo, ni perdemos el tiempo en hablar de supuestos “trotskystas” que trabajan dentro de Syriza, una coalición abiertamente proeuro. Hablamos de los que intentan construir una alternativa obrera independiente.

A la izquierda de Syriza y del KKE encontramos a la coalición Antarsya (“Cooperación de la Izquierda Anticapitalista por el Derrocamiento”, el acrónimo se pronuncia igual que “antarsia”, “motín”). Se trata de un acuerdo entre grupos trotskystas (mandelistas y cliffistas, equivalen a Anticapitalistas y En Lucha en España), maoístas y ecologistas. Antarsya obtuvo 40 mil votos en las últimas elecciones. No tiene representación en el parlamento pero sí en muchos ayuntamientos, notablemente el de Atenas.

En estas elecciones Antarsya ha hecho una alianza electoral con fuerzas como “Plan B” y PAMES (agrupados en el MERS), que no tienen nada de revolucionarias sino que simplemente son “patrióticas”, nostálgicas del dracma. Esto ha obligado a esconder consignas revolucionarias, especialmente el llamado a un gobierno de los trabajadores. Y ha sido para nada, el voto de Antarsya no ha crecido sino que se ha reducido con respecto a junio de 2012.

El EEK, dirigido por Savas Michael-Matsas es una organización trotskysta con gran tradición. Ha criticado con fuerza los puntos débiles de Antarsya, a la que perteneció en 2009 pero ha llamado a votar por ella. Aunque no compartimos sus posiciones sobre temas como Ucrania, en general sus posiciones son correctas. Ha hecho lo posible para construirse en medio de las movilizaciones con un programa que desde aquí nos parece revolucionario,

Fuera de Antarsya desde 2009 permanece el otro partido trotskysta tradicional, la OKDE que publica la revista “Ergatiki pali” (“Lucha Obrera”; la escisión de este partido conocida como OKDE “Spartakos” milita en Antarsya. Se considera la “oposición de izquierdas” en el Secretariado Unificado) Salvo que se presenta en solitario a las elecciones, no sabemos mucho sobre su política.



La urgencia de la reconstrucción de la IVª Internacional

Grecia pone al rojo vivo la necesidad urgente de la reconstrucción de la IVª Internacional sobre la base no de un acuerdo diplomático sino de una discusión seria sobre el programa y la política revolucionarias hoy. En Grecia hay todo tipo de organizaciones que se reivindican trotskystas, que forman parte de las corrientes políticas internacionales más variopintas o sin contacto con el exterior, y que siguen las políticas más variadas. Nuestra humilde opinión es que un programa revolucionario para Grecia debería tener como ejes principales:

-Fuera la burguesía, fuera ANEL del gobierno!

-ruptura del acuerdo de prórroga del segundo rescate, no a un nuevo acuerdo con la Unión Europea;

-no pago de la deuda. Nacionalización de los bancos y las instituciones financieras, control de la inminente fuga de capitales. Pedir solidaridad al movimiento obrero europeo para presionar a sus gobiernos para que no exijan el pago (lo que obliga a denunciar a los que, como Errejón de Podemos, dicen que piensan cobrar);

-salida del euro y de la Unión Europea. Llamamiento a las masas europeas a hacer lo mismo;

-plan de emergencia inmediato para satisfacer las necesidades populares más perentorias;

-salida de la OTAN, el enemigo en casa fuente de peligros golpistas;

-organizar la autodefensa obrera e inmigrante contra bandas nazis y policías;

-separación de la Iglesia y el Estado. Defensa de la autodeterminación de las minorías nacionales (macedonios, etc), como defendieron Trotsky y Poliopoulos pero niega la mayor parte de la izquierda griega;

-Extender y coordinar las luchas, formar una alternativa a la burocracia sindical, unir y coordinar organismos democráticos y revolucionarios de la lucha de los trabajadores, estudiantes y otros sectores populares, que formen una base de contra poder;

-Por un gobierno de los trabajadores, independiente de la burguesía, que aplique todas estas medidas desde el poder estatal. Un camino hacia este gobierno sería un pacto entre el sector de Syriza que se opone al acuerdo del día 20 (en la reunión de su Comité Central del 28 febrero-1 de marzo, votaron en contra el 40%), el KKE, Antarsya y los sectores sindicales que se opongan al rescate para ir hacia su formación.

-Por un partido obrero revolucionario comunista internacionalista, sección de la IVª Internacional reconstruida, único instrumento para impulsar esta política. Un partido centralista democrático construido no por una amalgama de grupos y tendencias sino a través de una discusión amplia y honrada.

Grupo de Comunistas Internacionalistas, 17-III- 2015


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