¡ESTO SÍ QUE ES EL “INICIO DEL INICIO”!
Cuando Soraya Sáenz de Santamaría presentó las primeras medidas del gobierno Rajoy el 30 de diciembre, dijo, que se trataba sólo del “inicio del inicio”.
Ha resultado verdad. Esas medidas, centralmente el aumento de los impuestos, sólo fueron el comienzo del plan de ataques salvajes contra las clases populares que el PP tenía guardado en el bolsillo. Le han ido siguiendo la reforma laboral, los recortes en los presupuestos, los recortes en sanidad y educación...
Pero afortunadamente, llegó también el “inicio del inicio” de la respuesta obrera y popular. Poco después de las elecciones autonómicas andaluzas y asturianas del día 25 de marzo, se ha producido una gran huelga general.
Independientemente de lo que digan sus periódicos afines, han sido dos grandes batacazos para el gobierno de Rajoy, que dejan en mejor situación al movimiento obrero y popular para ir preparando la contraofensiva contra la marejada de ataques que sufre.
Las elecciones andaluzas: fisuras en el bloque del PP
Desde el GCI llevamos casi dos años diciendo que la marcha imparable del PP hacia el gobierno estaba cimentada en la ruptura de sectores de trabajadores con el gobierno del PSOE al que antes habían apoyado, sin por ello encaminarse más a la izquierda, mientras el PP tenía éxito en constituir un bloque en su apoyo uniendo a toda la pequeña burguesía y a la clase media asalariada junto con sectores de desempleados con el conjunto de la burguesía. El éxito en constituir este bloque se basaba en un “quid pro quo”, latinajo que significa “malentendido”. No se agrupaba a la clase media asalariada, funcionarios, docentes, oficinistas, desempleados jóvenes, incluso autónomos, campesinos, pequeños empresarios, bajo la consigna de la liquidación de las conquistas sociales sino paradójicamente, de su conservación. Los dirigentes del PP o mantenían la ambigüedad o incluso se presentaban como defensores de las pensiones públicas, de la sanidad y educación públicas, etc. Estos sectores, muy atrasados políticamente, aceptaban la explicación de que los recortes no eran exigencias europeas, productos de la crisis capitalista, sino resultado de la incapacidad del gobierno Zapatero. El abanderado de esta política del PP ha sido Arriola, el consejero electoral de Rajoy y Arenas: su línea ha sido: “no moverse, no decir nada, y la victoria electoral os caerá encima”. Pero la línea que llevó a Rajoy al poder ha alejado de él a Arenas.
Es que las elecciones andaluzas se celebran tres meses después de la victoria electoral de Rajoy. Aunque hayan intentado retrasar algunas medidas, con gran enfado de Bruselas, grandes sectores que estaban apoyando al PP ya han tenido tiempo de “saborear” los platos que el gobierno les prepara.
Lo importante de los resultados de las andaluzas no es que, al no haber alcanzado la mayoría absoluta, el PP haya perdido la oportunidad de gobernar. Lo más importante es que la mayoría de diputados autonómicos encubre la pérdida de votos que ha sufrido, no sólo en relación a las generales del 2011 sino también a las autonómicas del 2008 (1.567.207 votos, frente a 1.982.091 y 1.730.154 respectivamente). No son votos que se hayan ido al PSOE, no, este partido sigue sin recuperarse, sigue perdiendo votos (1.523.465 frente a 1590.844 y 2.178.296, en el mismo orden). Con una caída de participación con respecto a las generales de medio millón de votos, el PSOE ha perdido 70.000 votos pero el PP ha perdido ¡400.000! Son síntomas de que esa parte del electorado y base social del PP que lo es por un malentendido, esa parte de la pequeña burguesía y la clase media asalariada que sigue aferrada al “estado del bienestar”, es decir a las conquistas logradas por la clase trabajadora, ha empezado a romper con un partido comprometido en aniquilarlas. Que ese sector, hoy enfrentado a la clase trabajadora, mañana podría ser neutral o incluso alinearse con ella.
La Huelga general: un éxito
La huelga general era la primera oportunidad que tenían la clase trabajadora y los sectores populares de expresar su rechazo a las medidas antiobreras del gobierno Rajoy (y de la Unión Europea, que las aconseja, exige y aplaude). No se puede dudar de que la ha aprovechado.
Las vergonzosas portadas de la “Brunete mediática” (hablando de fracaso de la huelga, pero escritas y colgadas de Internet antes de que ésta se produzca), los informativos del “TDT party”, las mentiras del gobierno, no pueden esconder el éxito abrumador del paro en la industria. Es que una huelga general no es ante todo que paren los bares, es que pare la producción. Y eso es lo que ocurrió el 29 de marzo.
Difícilmente se puede achacar el éxito a la gran política de los burócratas. Muy poco antes de la huelga, Toxo declaraba que lo que quería es que el gobierno hiciera “un gesto” que la convirtiera en innecesaria. Es que CCOO y UGT convocan la huelga general con el objetivo proclamado no de acabar con la reforma laboral sino de negociarla. Algo que, con seguridad, no comparten la inmensa mayoría de los trabajadores huelguistas. Se han cantado muchas consignas, pero nadie coreó “negocien la reforma” en ninguna de las multitudinarias manifestaciones que recorrieron todas las esquinas de España el día 29 por la tarde.
La fecha de la huelga general venía marcada por las huelgas generales ya convocadas en Galiza y Euskalherría por los sindicatos nacionalistas CIG, ELA-STV y LAB. Uno de los logros de esta huelga ha sido acabar con esta perniciosa división que hemos sufrido en las dos últimas huelgas generales en las que, especialmente en Euskadi, los sindicatos nacionalistas vascos convocan siempre en días distintos a la burocracia sindical. La fecha común ha significado que, según todos los indicadores, ha sido precisamente en estas dos nacionalidades en las que el paro alcanzó más seguimiento.
Una de las medidas más objetivas del alcance de una huelga general es la caída del consumo eléctrico. Pero cuidado, no se puede comparar los datos en bruto. No vale ver el consumo total, incluyendo de los hogares y los procesos industriales continuos, hay que desglosar lo imputable a la actividad laboral. El grupo de economistas keynesianos “Economistas frente a la crisis” ha realizado este desglose, con el resultado que esta huelga general no sólo ha sido muy superior al 29S de 2010 sino también a la HG de 2002 contra Zaplana - Aznar (ver economistasfrentealacrisis.wordpress.com)
La comparación entre las declaraciones del gobierno con las de la patronal es muy instructiva. Mientras el gobierno afirma que nadie fue a la huelga, la patronal se queja amargamente de las pérdidas y avisa que el país no se las puede permitir.
Como resultado de la masividad de la huelga, las manifestaciones han sido tan concurridas, los piquetes han sido tan masivos, que los enfrentamientos se han reducido a un mínimo. En Barcelona, sin embargo, sí se han producido casos de violencia callejera. Grupos “alternativos” han usado del sabotaje y se han enfrentado con los mossos. La reacción del Consejero de Interior de la Generalitat ha sido brutal: está amenazando con un plan “antiguerrilla urbana”, con igualar al terrorismo incluso la simple ocupación pacífica de edificios públicos o la resistencia pacífica a la policía. Sectores del Movimiento 15 M (los sectores “ortodoxos”, hoy en retirada) como en Granada han aprovechado para reiterar su apoyo a la policía y su disposición a colaborar con ella para reprimir a los “violentos”, algo que está en el código genético de este movimiento desde su fundación.
Pero en general, pese a la sobrerreacción de la Generalitat, el hecho es que no se ha producido la situación que el gobierno esperaba, la que le hubiera permitido presentar como una exigencia mayoritaria la de recortar el derecho de huelga para mantener el orden público.
El día después
La respuesta de la prensa y el gobierno el día después era previsible. Los periódicos de derechas tenían las portadas del día 29, proclamando el “fracaso” de la huelga, colgadas de sus webs la noche del 28. A ellos se unió esta vez “El País”, que ha formado parte del “piquete mediático antihuelga” casi al mismo título que los Mundos, Razones y Gacetas. Rajoy ya dijo que pase lo que pase, no iba a detener el camino de las reformas. No ha cambiado su agenda, que incluía la reunión del Consejo de Ministros del día 30 de marzo para aprobar los Presupuestos Generales del Estado. PGEs que siguen el guión, se presentan tras las andaluzas e incluyen una nueva vuelta de tuerca en los recortes y ajustes.
El recorte sigue presentándose, claro está, como el castigo por haber vivido “por encima de nuestras posibilidades”. Sin embargo, la partida dedicada a la casa real sólo disminuye en un 2 %. ¡La partida dedicada a la financiación de la Iglesia Católica ni se toca! Sólo la clase trabajadora parece “vivir por encima de sus posibilidades”... de las posibilidades de valorización del capital. La lógica consecuencia de estos PGE´s es el anuncio inmediato de nuevos recortes en educación y sanidad.
Esta profundización del ataque al conjunto de las clases populares y no sólo a la clase trabajadora amenaza con resquebrajar aún más los apoyos del gobierno. Sin embargo, Rajoy afirma (9-IV) que mantendrá el plan incluso si implicase perder las elecciones. Aunque esto aún no está sobre la mesa, no debería considerarse una declaración vacía. Rajoy afirma ser un “patriota” y al mismo tiempo dice que está dispuesto a suicidar a su partido para complacer a “Merkozy” (Merkel + Sarkozy). ¡Pero ésto es exactamente lo que hizo Zapatero! Al principio pensaba que la crisis no iba a afectar a España. Pero en el momento que la UE, Obama y el FMI le presionaron para aplicar los recortes (mayo 2010) inmediatamente los aplicó, aunque nadie se engañaba, en cualquier caso él no, en que esto significaba la ruptura de la clase trabajadora con el PSOE y su derrota electoral. Igualmente, la aplicación del plan del PP va a conllevar la ruptura de amplias capas de la pequeña burguesía y la clase media asalariada con este partido y por lo tanto su derrota electoral. No hay razón para pensar que Rajoy no vaya a hacer como Zapatero.
La concepcion vulgar de la democracia burguesa (que los portavoces “oficiales” del 15 M exponen de forma ligeramente “sofisticada”) es la de que nos gobierna una “casta política”, que los políticos hacen cualquier cosa por ganar las elecciones, que vivimos en una “partitocracia”, etc. En realidad, los partidos que se turnan, cada uno con una clientela electoral distinta en virtud de sus orígenes históricos, ante todo son instrumentos de la burguesía, para la que gobiernan. Si la política que les exige la burguesía implica su suicidio electoral (y mandar al paro a varios miles de burócratas del partido), no importa, la aplican sin vacilar, porque lo primero es lo primero. No hay “partitocracia”, hay gobierno de la burguesía a través de sus partidos. No hay ningún problema para el régimen si se hunde uno de los dos porque siempre está el otro para sustituirlo. Además, la burguesía es plenamente consciente de que incluso en el caso de una agudización de la crisis simultánea de ambos partidos dominantes (que está en marcha pero aún no alcanzó su pico), habría repuesto, a derecha (UPyD) y a izquierda (IU, incluso Equo) para mantener sin problemas el dominio del capital. Este círculo vicioso no puede romperse más que con la creación de una alternativa obrera con un programa anticapitalista.
Desde muchos sectores se llama a luchar contra la “imposición extranjera”. En Portugal y Grecia, países sometidos al “rescate” de la UE y el FMI, la “izquierda” habla contra la “imposición alemana”. Pero en España, sin rescate (aún), comienza a popularizarse el mismo vocabulario. Pero la política de Zapatero-Rajoy, aunque en la forma se haga para “complacer” a “Merkozy”, no es en realidad una “imposición”. Toda la burguesía española la apoya voluntariamente. Ni hay un sector que se inclinase a medidas keynesianas de impulsar la demanda ni otro que acaricie la idea de aumentar su competitividad abandonando el euro y volviendo a una peseta devaluada. La actitud de Botín, firme apoyo acrítico tanto de Zapatero como de Rajoy es un buen indicador de que para los sectores fundamentales de la burguesía española la política de recortes no es imposición sino una exigencia propia. La burguesía es más consciente que la mayor parte de la izquierda de que lo que hay por debajo de la crisis no es un problema de demanda ni “financiero” sino de rentabilidad del capital. Todas las medidas que impulsan tienen como eje ordenador aumentar la tasa de ganancia. Siendo esto así, resulta llamativo que los famosos “mercados” hayan reaccionado a las medidas de Rajoy haciendo aumentar de nuevo la prima de riesgo de la deuda española. No paran de echarle la culpa de lo que pasa a los “mercados”. Pero, ¿quiénes son esos famosos “mercados”? Cuando el diputado de Amaiur Sabino Cuadra (un viejo militante de LKI que ha abandonado el trotskysmo en favor del nacionalismo pequeñoburgués) ha preguntado -dos veces, 23-II y 27-III- para que el gobierno revele los 50 mayores poseedores de deuda pública española, entre bancos, fondos de inversión, etc, ha recibido como respuesta que no se puede decir porque es “información reservada”. Es que si se revelara, se descubriría que una parte considerable de esos impersonales “mercados”, que aparecen como imposiciones externas, son grupos financieros españoles. Seguir las “imposiciones” de Bruselas significa engrosar las cuentas de financieros y especuladores españoles (entre otros).
¿Y ahora qué?
Una huelga general tan masiva como la del 29 de marzo tiene efectos no sólo sobre el gobierno sino sobre el ánimo de los trabajadores. CCOO y UGT amenazaron veladamente con hacer algo de cara al 1º de mayo. Por ahora no han firmado nada, pero es que Báñez y Rajoy no les han dado oportunidad. Como siempre tras las huelgas generales que convoca la burocracia, la tarea central es mantener el tono de la movilización, no sólo para hacer retroceder al gobierno sino sobre todo para disuadir a los dirigentes de CCOO y UGT de firmar nada.
Pero esto es sólo en lo inmediato. ¿Por dónde apunta la salida? En distintos sectores de vanguardia se está llamando a un proceso constituyente. Juan Torres, el economista keynesiano de IU acaba de escribir un artículo en esta línea. Ya se celebró (el 17 de marzo) una asamblea estatal en Cádiz de #constituyentes, que pretenden desarrollar un movimiento popular por una nueva Constitución, por una “revolución democrática” que de lugar a una nueva “Pepa”.
No importa cuanto se adorne la idea, con cuánto barroquismo se denuncie a los bancos, a la Unión Europea, etc, esta estrategia de “revolución democrática” se reduce en el fondo a afirmar que la solución a las penas que sufren los trabajadores y las masas populares es más democracia. Por más que se diga que es “sólo el principio”, una estrategia democrática no es el prólogo al socialismo sino su alternativa.
Es que la única salida al desastre al que nos lleva el capitalismo es el socialismo (=comunismo). Y éste no es el producto de la profundización de la “democracia” ni el resultado de un movimiento “ciudadano” sino de la profundización de la lucha de clases y de un movimiento específico de la clase trabajadora.
De lo que se trata no es de desarrollar movimientos ciudadanos, interclasistas, por la “democracia” sino de impulsar la lucha de clases hasta el punto de alcanzar la independencia política de la clase trabajadora. La irrupción de la clase trabajadora, aún en un marco tan controlado como es un paro de 24 horas convocado y enchalecado por la burocracia sindical, significa un golpe para la ideología “ciudadanista” fundacional en el 15M. Es muy significativo el comentario sobre la huelga de Amador Savater (hijo del filósofo Fernando Savater, que en lugar de apoyar a UPyD es un doctrinario del 15 M original, aunque el resultado es parecido). Lamenta que el espíritu “inclusivo” del 15 M, su “no violencia”, su talante dialogante, haya sido sustituido por el “maniqueísmo” de “huelguista contra esquirol”, por el enfrentamiento de clase. Nosotros no podemos más que alegrarnos, aunque desde luego Amador exagera mucho en su descripción. La salida está en acentuar aún más la lucha de clases. Diga lo que diga Amador, esta huelga general aún se ha quedado corta como ejemplo de acción de clase libre de colaboracionismo.
La clave de todo consiste en que la clase trabajadora adquiera una personalidad propia. Que vaya independizándose política y organizativamente de las direcciones (PSOE, PCE-IU, CCOO, UGT...) que la han llevado al desastre; que levante un programa anticapitalista y no keynesiano, y que vaya avanzando en construir una organización para imponer este programa. Esta es una tarea inmensa. Es superior a nuestras fuerzas. Pero es la tarea para ayudar a cuyo cumplimiento existe el GCI.
Grupo de Comunistas Internacionalistas
16 de abril 2012
El papel de la CGT
El mismo día que CCOO y UGT anunciaban la convocatoria de la huelga general, la CGT celebraba su Vº Congreso Extraordinario en Toledo (9-10 de marzo) para ajustar su posición sobre esta medida de lucha.
En muchas localidades, se estában constituyendo “bloques críticos”, plataformas como “Hay que pararles los pies”, “La lucha está en la calle”, etc, que agrupan a la izquierda sindical y política y asistían a las manifestaciones de la burocracia sindical de forma separada, convirtiéndose en un polo alternativo, disputando el espacio, atrayendo no pocas veces a su dinámica a la base de las centrales mayoritarias. Pero la CGT, de lejos la fuerza principal de la izquierda sindical (por implantación y extensión geográfica y por ramas) ha sido esta vez el motor de la división de estos bloques y plataformas. En todas partes ha impulsado manifestaciones separadas. Desgraciadamente, lo aprobado en su congreso, ratificación de las resoluciones del anterior de Málaga, es un obstáculo para que CGT pueda convertirse en el polo alrededor del que se constituya una alternativa a la burocracia de CCOO y UGT.
Nadie en CGT se hace ilusiones sobre un “sorpasso” a CCOO y UGT. El divisionismo que impulsa esta central, de forma más o menos consciente, no tiene como objetivo sustituir a los burócratas en la dirección de la clase, sino sacar beneficios electorales. CGT ha ratificado su intención de ir hacia la convocatoria de una huelga general de la izquierda sindical sin la burocracia, antes de su próximo congreso. Pero en sus mismos documentos internos admiten que esa “huelga general” no pararía la producción, algo inalcanzable para una organización de su tamaño, sino simplemente permitir grandes manifestaciones en la calle. En una próxima hoja vamos a analizar con más detalle la situación y perspectivas de esta central sindical.
Sobre “Socialistas y Republicanos” (SyR) en Andalucía
Queremos hacer algunas rectifiaciones y también algunos comentarios sobre la candidatura SyR.
Los compañeros del POSI nos han escrito criticando lo que decimos de esta candidatura en nuestra hoja nº 26 ( 20 de marzo de 2012). Dicen que, cuando afirmamos que el objetivo de SyR es la “reconstrucción del Frente Popular de 1936” estamos confundiendo las aspiraciones de uno de los componentes de la coalición, “Republicanos” con las de la candidatura, que nunca dijo tal cosa. Igualmente con el resto de elementos de programa que criticábamos, que no eran parte del programa común. También admiten que es una inconsecuencia la participación del partido burgués Unión Republicana (UR), aunque aclaran que la dirección estatal ha desautorizado a su rama andaluza por participar en esta candidatura. Damos fe aquí de estos hechos y rectificamos lo dicho.
La sustancia de nuestra crítica es que SyR se presenta bajo la bandera republicana, ECNP (la candidatura de CR) se presenta como “ciudadana”, cuando la necesidad urgente es la de propagandizar la necesidad de la independencia política de la clase trabajadora. Es decir, de crear una alternativa que sea ante todo de clase, no “ciudadana”, no “democrática”. Una alternativa que se presente como obrera y socialista-comunista. No es cuestión del recetario de consignas que se pone al final, sino del perfil que se pretende adoptar, que se define desde el nombre, desde el logotipo, desde la forma de dirigirse en los panfletos. Es difícil hablar de independencia de clase desde una candidatura que ostensiblemente es una coalición que incluye partidos burgueses. ¿Que eso hoy es la receta para el aislamiento? Bueno, SyR ha sacado 780 votos, (ECNP ha sacado 2800 votos). Eso ya es bastante aislamiento. Pero la propaganda de ambas candidaturas, que ha alcanzado a sectores de vanguardia de lejos superiores a los que les han votado, habría sido más educativa si se hubiera montado con más claridad sobre el eje de la independencia de clase. Y creemos compartir con los compañeros del POSI que aquí está precisamente la clave de la política revolucionaria hoy.
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