lunes, 28 de noviembre de 2011

Declaración ante el resultado de las elecciones generales del 20 de noviembre

mayoría “absoluta” del PP:
MÁS DE LO MISMO... PERO PEOR
Como se esperaba, el PP ganó las elecciones del pasado 20 de noviembre. Una victoria apabullante en el terreno electoral pero en una situación tan inestable que podría convertir su victoria en pírrica.

Elecciones en medio de la tormenta
Las elecciones han estado enmarcadas por el agravamiento de la crisis de la deuda soberana en Europa.
Esta crisis llevó primero al “rescate” por las instituciones europeas y el FMI a los países más débiles del Euro: Grecia (dos veces), Irlanda y Portugal. Después a la caída de los gobiernos “democráticamente” elegidos de Italia y Grecia y su substitución por otros encabezados por “Tecnócratas”, es decir, por personal ligado directamente al Banco Central Europeo (y ex-empleados de Goldman Sachs, por cierto). Pero ahora los especuladores, los “mercados” como púdicamente se los llama, están atacando no sólo la deuda española, sino que empiezan a morder a países hasta ahora fuera de toda sospecha tales como Austria o los Países Bajos. El euro y con él todas las instituciones de la Unión Europea está resquebrajándose.
Es que la crisis es mucho más profunda de lo que nos dicen. Para remontarla, la burguesía necesita un asalto frontal contra todas las conquistas históricas de la clase trabajadora europea. A este asalto llaman “ajuste” o “reformas necesarias”. En este camino, donde no se avanza con gobiernos “democráticos”, se sustituyen por gobiernos directos de los funcionarios del capital financiero como en Italia o Grecia.
Lo vergonzoso en Italia no es que la burguesía se haya tenido que quitar de encima a un payaso putero para poder tener una figura seria que encabece el ajuste. Lo vergonzoso es el apoyo parlamentario obtenido por este gobierno de “tecnócratas” por la supuesta “izquierda”.
Lo de Grecia es aún más significativo. El gobierno encabezado por Papademos, alguien no elegido por el pueblo, incluye no sólo al PASOK y a Nueva Democracia (equivalente al PP) sino también al partido racista de extrema derecha LAOS. Y esto cuando el PASOK ganó las últimas elecciones por mayoría absoluta.
La presión de los especuladores sobre la deuda española, que ha elevado la prima de riesgo hasta alturas insostenibles, es una petición clara al gobierno que sale de las elecciones del 20-N: le exigen la aplicación salvaje del plan, ya. La diferencia es que el PP ha sido capaz de ganar las elecciones con mayoría absoluta. Rajoy sería entonces el hombre capaz de aplicar el conjunto del plan antiobrero y antipopular sin necesidad de rescates o gobiernos de tecnócratas o de “concentración nacional”. Eso es lo que le piden Merkel, Aznar o la patronal. Pero esto está por ver...

Una victoria anunciada: Zapatero se lo buscó
El GCI venimos diciendo que desde mayo de 2010, cuando abandonó sus tímidas medidas keynesianas y se lanzó de cabeza al ajuste duro, a los mayores recortes sociales desde la aprobación de la Constitución, Zapatero había tomado la decisión consciente de perder las elecciones.
Es así. La campaña de Rubalcaba tenía como objetivo preparar la oposición al PP. Si hubiera tenido la más mínima opción de ganar no hubiera prometido defender unos servicios sociales que su partido ha ido recortando y que iba a recortar aún más.
Existe la percepción de que los políticos hacen lo que sea para ganar las elecciones. Esta idea parece “progresista” pero en realidad es errónea y reaccionaria por cínica. Zapatero lleva desde mayo de 2010 haciendo todo lo que puede por perder las elecciones y llevar a su partido al desastre. Lo dice abiertamente, sabía que sus medidas le llevaban a la derrota pero las hacía por “patriotismo”, porque eran necesarias para el “país”. Y Zapatero no mentía. Sólo que “patriotismo” o “país” sólo son eufemismos para “burguesía española”. Porque la socialdemocracia no se debe a los votos ni a los puestos institucionales, sino al capitalismo, a cuya defensa está juramentada. Si hace falta, como ahora, se inmola en el altar del capital.
La democracia burguesa tiene un mecanismo muy perfeccionado de alternancia de equipos políticos que defienden en el fondo la misma política. Las nuevas derrota del PSOE y victoria del PP han repetido lo ocurrido en 1994. Las políticas cada vez más reaccionarias y propatronales del PSOE hacen que una parte de su electorado, formado de trabajadores y pequeña burguesía, deje de votarle y pase a la abstención o a votar otras opciones. Al mismo tiempo, capas reaccionarias de la pequeña burguesía y la clase media asalariada, jaleadas por medios de comunicación que les inculcan la demonización de la socialdemocracia, se alinean con el PP no por su programa sino porque es “no corrupto”, “buen gestor”, “cristiano” o “respetuoso con las víctimas del terrorismo”. “El Mundo” repite aquí su función de 1994 esta vez junto al grupo Interneconomía.
De todos modos, ambos procesos no son simétricos. El decisivo es el abandono al PSOE por parte de su base social, que supera enormemente a los que iban hacia el PP. El PSOE ha perdido más de cuatro millones de votos desde 2008 (dos millones en abstención, voto en blanco o extraparlamentarios), cuando el PP sólo ha ganado medio millón. Como se calcula que millón y medio de personas que votaron PSOE en 2008 ahora han votado PP, resulta que el PP ha perdido un millón de votos de 2008 (600 mil descontando fallecidos). No ha ganado el PP, ha perdido el PSOE.
Es que Rajoy está en un aprieto. La burguesía, la clase a la que sirve, le presiona. Arturo Fernández, el vicepresidente de la CEOE aprovechó los últimos días de la campaña electoral para pedir que el nuevo gobierno aplique de forma inmediata reformas tales como un nuevo contrato de aprendiz con salario inferior al SMI. Los especuladores con deuda española redoblan la presión con la intención de que, con la excusa de la situación excepcional, se adelante el traspaso de poderes al nuevo gobierno y se dicten medidas de emergencia.
Pero por otro lado Rajoy sabe que su “mayoría absoluta” es un artificio electoral. No sólo sus votantes no representan una mayoría tan apabullante, apenas son el 30% del censo, sino que ellos mismos están ahí por el malentendido de que Rajoy viene a parar los recortes en lugar de impulsarlos. Por eso, en lugar de entusiasmarse, sus primeras declaraciones giraban sobre el tema del consenso con las demás fuerzas políticas. Aunque su mayoría absoluta le permita aprobar sin dificultad cuanta ley pretenda, otra cosa es que su supuesta “mayoría social por el cambio” no se disuelva como un azucarillo en aguardiente en cuanto comience el ajuste duro.

Amaiur y la actualidad de la cuestión nacional
Con claridad decimos que nos alegramos de la fuerza con la que Amaiur entra en las Cortes. Todas las fuerzas del régimen españolista están deplorándolo.
Sin embargo, no ocultamos que para nosotros Amaiur es un frente interclasista que incluye un partido burgués, Eusko Alkartasuna. Esto impide que pueda incluir un discurso socialista. Se queda en el mínimo común denominador, el nacionalismo vasco, más o menos consecuente.
De todos modos, el hecho de que el PP gane en toda España excepto Euskadi y Catalunya vuelve a poner sobre el tapete que una de las grandes contradicciones del régimen monárquico es su incapacidad de resolver la cuestión nacional. El ascenso de CiU, precisamente en el momento que está aplicando recortes salvajes en Catalunya, es otra expresión de esto. También la proliferación de parlamentarios “nacionalistas” (muchos más bien regionalistas): catalanistas, galegistas, abertzales incluyendo navarros, canarios y hasta valencianistas. Todas estas fuerzas, unas “conservadoras” otras “progresistas”, ponen la cuestión nacional por encima de la identidad de clase. En ese sentido son obstáculos pero por otro lado aumentan la crisis del régimen.
Frente a esto, el PP tiene la intención de aplicar una política de “reespañolización” como la que el gobierno PSE-PSOE/PP en la Comunidad Autónoma Vasca lleva aplicando con Patxi López. El ascenso de UPyD, más aún en votos que en diputados, representa la fuerza del españolismo furioso y el odio contra todos los nacionalismos, menos el español en la burguesía y capas de empleados, sectores que se consideran “liberales” y “laicos”. Muy mala señal.

La actuación de la izquierda
La subida de IU seguramente dará una inyección de adrenalina al PCE. Pero en realidad, si se la ve históricamente, no es más que recuperar terreno perdido. No es que votantes del PSOE se hayan girado a IU, es que votantes de IU que votaban PSOE por voto útil se han convencido de la inutilidad de esta postura.
Entre los nuevos diputados de IU destaca el economista Alberto Garzón, autoproclamado portavoz del Movimiento 15M. Este economista es coautor de un libro, junto a Vicenç Navarro y Juan Torres, “Hay alternativas” donde defiende que la izquierda debe levantar contra la crisis un programa keynesiano de apoyo a la demanda. En concreto, defienden un “pacto de rentas” por el cual los empresarios acepten el aumento salarial porque comprendan que en realidad les viene bien porque así aumentarán sus ventas. ¡En esto se queda el “anticapitalismo” de IU! Cayo Lara declaró durante la campaña que IU pretende ser la voz política de CCOO. Esto vacía de significado cualquier pretensión que tuviera de convertirse en el centro organizador de la protesta obrera y popular. La burocracia de CCOO, con la de UGT ya ha tendido la mano a Rajoy y manifestado su intención de “negociar”, es decir, de aceptar recortes.
El Movimiento 15 M ha popularizado la idea de que la culpa de los ajustes la tiene el “bipartidismo” y que lo positivo es votar a otros partidos sólo porque sean “pequeños”. Bien, ahora hay en el parlamento 11 partidos y el bipartidismo ha sido golpeado (PP y PSOE suman casi un 10 % menos que en 2008). Desgraciadamente, poco bueno saldrá de ello, pues ni uno sólo se plantea representar los intereses inmediatos e históricos de la clase trabajadora. Como esto era de esperar, algunos sectores de la izquierda, como Corriente Roja y Clase contra Clase, han hecho campaña por el voto nulo. Éste se ha más que duplicado desde 2008. Sin embargo, se queda en una protesta negativa que no hace avanzar.
El GCI hicimos un llamamiento a votar por las dos candidaturas que aparecían como obreras, anticapitalistas y no burocráticas, “Anticapitalistas” y POSI, a pesar de tener diferencias con ellas. Ambas han tenido resultados muy bajos, aunque hay que tener en cuenta que los requisitos de la Ley Electoral y las maniobras de la Junta Electoral Central les obligaron a presentarse en muy pocas provincias (11 y 2, respectivamente). En total 26 mil votos, algo insignificante. La tarea de forjar la alternativa sigue pendiente.

La lucha no ha hecho más que empezar
¿Tendrá Rajoy siquiera 100 días de gracia? Lo dudamos. La prima de riesgo apremia. Como las comunidades autónomas gobernadas por el PP desde mayo, que se lanzaron a los recortes al día siguiente de asumir el poder, Rajoy se va a ver obligado a atacar antes de lo que quisiera. La lucha en realidad ya está en marcha porque, aunque dispersas autonomía por autonomía, la sanidad y la enseñanza no universitaria ya están resistiendo los recortes. Nuevos sectores se pondrán en marcha pronto, acicateados por la actitud provocativa de la patronal. Desde luego, es tarea de los comunistas, de los revolucionarios, intervenir en todas estas luchas, impulsando su profundización, coordinación y centralización
Pero si algo está demostrando la resistencia contra los planes del capital en toda Europa es el absurdo de confiar en la espontaneidad. La conciencia anticapitalista de las masas no crece simplemente porque luchen o se enfrenten a las fuerzas de seguridad. Las ilusiones en la democracia burguesa (convenientemente regenerada), se mantienen si no se combaten conscientemente. La simple lucha contra los planes de ajuste no llevará a las masas a superar el programa keynesiano de mantener el “estado del bienestar”. Sólo la intervención centralizada de los comunistas revolucionarios puede ayudar a las masas a elevar su conciencia, ir rompiendo con los reformistas de todo pelaje y encaminarse a imponer su propio poder para acabar con el capitalismo. Y esta intervención centralizada, en cada país y a escala internacional implica la construcción de partidos revolucionarios y su coordinación internacional en la IVª Internacional reconstruida. Este es el objetivo del GCI.
Grupo de Comunistas Internacionalistas, 27/XI/2011

No hay comentarios:

Publicar un comentario