miércoles, 13 de octubre de 2010

LA COYUNTURA POLÍTICA EN EL ESTADO ESPAÑOL, EN VÍSPERAS DE LA HUELGA GENERAL.

(La línea general de este documento se aprobó en la Asamblea General del Grupo de Comunistas Internacionalistas celebrada el 25 de septiembre del 2010. La responsabilidad de la redacción final es del Comité del GCI. Al leerlo hay que tener en mente que se aprobó cuatro días antes de la huelga general.)

La situación política en el Español está marcada por dos hechos fundamentales: por un lado la convocatoria por CCOO y UGT de una huelga general para el 29 de septiembre. Por el otro, el alto el fuego de ETA. Todo ello, cuando el gobierno está en un estado de debilidad no visto hasta ahora.

UN GOBIERNO EN CAÍDA LIBRE...
José Luis Rodríguez Zapatero llegó al poder en 2004 cabalgando sobre el descontento popular con el PP, que estalló ante el intento de ocultar la verdadera responsabilidad del atentado del 11-M de aquel año, endosándosela a ETA, pero que se nutría de muchas más cosas (guerra del Golfo, Prestige, decretazo de Zaplana, etc). Había conseguido cierta recuperación de la ilusión popular en el PSOE, tras la era felipista. Pero sobre todo, su gobierno se apoyaba en tres patas, aunque desiguales:
-Las burguesías periféricas, catalana y vasca, asustadas por el españolismo centralista de que estaba dando muestras Aznar. PNV, CiU, que habían roto con el PP (pacto del Tinell), aterrorizadas con la política neoespañolista de Aznar.
-la izquierda reformista, tanto la poststalinista, IU e IC-EV (la primera vez que IU vota a favor de un Presupuesto General del Estado fue al de Zapatero) como BNG y ERC.
-y sobre todo, la pata más importante, las burocracias sindicales de CCOO y UGT. No es que éstas lo hicieran por ser incompatibles con el PP. Aznar tuvo una política de soborno y no destrucción de los sindicatos, con ministros "amigos" (Pimentel, Arenas) y eso llevó a que CCOO, UGT y PP no sólo negociaran establemente sino que se intercambiaban visitas en los congresos. Pero el decretazo de Zaplana en el 2002 significó la ruptura de esta luna de miel. La burocracia convocó una huelga general contra Aznar y desde entonces no se recuperó el clima anterior.
Burocracia sindical, izquierda reformista política y partidos burgueses nacionalistas, sin la mediación de un pacto expreso, eran la base de sustentación de este gobierno. Hoy esta alianza está rota.
Zapatero ha perdido todo crédito ante las burguesías nacionalistas. En Euskadi el PSE-PSOE con Patxi López ha formado un gobierno revanchista en alianza con el PP (a pesar de la Ley de Partidos, se trata de una alianza con mayoría de diputados pero minoría de votos) que pretende deshacer todo lo hecho en la vía del autogobierno, con un programa explícito de españolización del País Vasco. Y en Catalunya ha conseguido enfrentarse con grandes sectores, casi con su propio partido el PSC, por el lío del Estatut. Zapatero dijo que aceptaría lo que salga del Parlament Catalá, pero en lugar de ello, lo modificó en el Congreso en alianza con CiU (que no pertenecía al tripartit). Este Estatut recortado, ya sin apoyo de ERC se llevó a referéndum, salió aprobado y sin embargo, lo ha echado atrás una sentencia de un Tribunal Constitucional sin legitimidad, lleno de fachas con sus mandatos caducados. Y sin embargo, ZP llamaba a acatar lo que diga el tribunal. Así que ha perdido el apoyo de las burguesías periféricas.
La profundización de los ataques contra las clases populares le ha hecho perder el apoyo de la izquierda reformista parlamentaria.
Y en cuanto al principal pilar social del gobierno, las burocracias sindicales de UGT y CCOO, con gran disgusto de sí mismas, se han visto obligadas a romper con él y hasta a montarle una huelga general.
El gobierno pende así del aire, sólo en el último momento ha conseguido aprobar los Presupuestos, mientras le amenaza la huelga general. ¿Significa esto que puede caer en cualquier momento?

...PERO MANTENIDO POR LA BURGUESÍA
No es así. El gobierno sigue en su puesto amenazando con continuar su programa de medidas antiobreras y agotar la legislatura. Su apoyo real hoy es el conjunto de la burguesía.
Decíamos que si no conseguía aprobar los PGE, tendría que convocar elecciones anticipadas. Finalmente va a poder aprobarlos, pero con el apoyo de los de siempre para estos casos, Coalición Canaria (que hicieron lo mismo con Felipe y Aznar, siempre están para votar los PGE a cambio de alguna prebenda) y del PNV, a cambio de pactar puenteando a Patxi López. El PNV y CC, partidos regionalistas, han salvado al gobierno in extremis (también CiU le echa capotes al gobierno con pensadas abstenciones), pero no hay por ello un clamor en contra del conjunto de la burguesía española. ¿Porqué? La burguesía quiere que el PSOE agote la legislatura y luego ceda su lugar al PP (o a un gobierno de coalición UPyD-PP).
La burguesía quiere que Zapatero agote la legislatura porque no cree que haya otro gobierno capaz de aplicar el plan de ajuste, la reforma laboral y la reforma de las pensiones. Quiere que el inevitable desgaste que la aplicación de todas estas medidas trae consigo se lo lleve exclusivamente este gobierno, para que un próximo gobierno del PP llegue sin lastres. Quiere que Zapatero haga el trabajo sucio, limpie la casa y mantenga el orden. Desde luego, lo que no quiere es que salga ninguna movilización que lo tire. Le parece el mejor gobierno para aplicar estos planes. Echarlo abajo sería provocar el descontento, y nada garantiza que el PP lo recoja todo.
Y es que el PP está convencido de que van a ganar las elecciones. La corrupción no parece quitarle votos. El gobierno se desgasta rápidamente por aplicar los planes antisociales que le exige la burguesía española e internacional. Las masas culpan a Zapatero de sus males, porque creen que la "crisis" es un producto de la mala política, la ven como una crisis capitalista y no como la crisis del capitalismo.
Las masas populares creen en la posibilidad de reforma del capitalismo; tienen una ideología socialdemócrata, que es la del PSOE, por eso lo votan, pero se suelen desilusionar cuando ésta se lleva a la práctica. Incapaces de avanzar en su conciencia, lo que suele suceder entonces es que se abstengan en las elecciones. Es eso lo que da o quita mayorías; tanto la simple de 1996 como la absoluta de 2000 que consiguió Aznar no se debieron a los votos al PP sino a la abstención de los que antes habían votado al PSOE.
Es por eso que el PP oculta su programa, para que su base social crea que está criticando las medidas antisociales de ZP. En España no hay una corriente liberal de masas, como en EEUU o como la que apoyó a Margaret Thatcher. Esperanza Aguirre es abiertamente liberal, pero Rajoy no quiere pronunciarse y es él quien manda. Además de la burguesía grande y media, de grandes sectores pequeñoburgueses, et, hay toda una corriente de trabajadores atrasados, autónomos y clase media asalariada que van a votar al PP. Pero no lo ven como el partido que va a privatizar, quitar las pensiones, acabar con los beneficios sociales, es decir, no lo ven como un partido liberal. El PP llegaría al poder sobre la base de un quid pro quo, de un "malentendido" con sus votantes. Esta es la razón por la que el PP no lanza una campaña para tirar a ZP, quiere que agote la legislatura, lleve a cabo el máximo posible de las medidas antisociales, y les limite el enfrentamiento inevitable con sus votantes. Saben que a lo que vamos no es a que Rajoy gane, sino a que ZP pierda. Esperan que haya una una recuperación, que se traduzca en un crecimiento, aunque sea mínimo, para suavizar el choque. Pero como tal recuperación no existe, van de cabeza a aplicar medidas no sólo contra los trabajadores, sino también contra la pequeña burguesía y la media, su base electoral, en beneficio de la gran banca y las multinacionales.
El gobierno es débil, pero agotará la legislatura. La razón última para ello es que son los trabajadores los que están más débiles, pero la clave no es objetiva (débiles por los despidos, la precariedad, etc) sino subjetiva: se han creído lo de la crisis, que de verdad hay que sacrificarse, que lo recortes son inevitables (entrando en la lógica de "pues que corten allá, que corten acá..." En este sentido se oyen incluso críticas a la Monarquía, que expresadas así son totalmente inofensivas políticamente), que "todo el mundo tiene que apretarse el cinturón". La mayoría de la clase trabajadora asume que las medidas son inevitables y se aplicarán, con ZP o con el PP. Incluso sectores de trabajadores van a votar al PP para expresar su racismo. O bien porque creen que el PP "gestiona" mejor la economía: "el PP crea trabajo, el PSOE no".

LA HUELGA GENERAL: LA CLASE TRABAJADORA SE JUEGA MUCHO
La huelga general está tensando la situación política. Desgraciadamente, todo indica que va a ser la más débil de la transición. No obstante, ya está revelando muchas cosas.
La ambigüedad que se dio el 8 de junio ha desaparecido. En ese momento González Pons pudo decir que habría hecho la huelga si hubiera podido, dado que de trataba de una huelga del sector público (que directamente no producía pérdidas a la patronal), y además de un sector muy atrasado y reaccionario, con algunos grupos que son puntales de la derecha. De ahí que convocase también el CSI-F, que ahora no convoca.
Sin embargo, ante el 29 de septiembre, la tensión entre las clases es más visible. Se trata de una huelga contra una medida del gobierno, y sin embargo, son los medios de comunicación de la derecha los que más están tronando contra la huelga. Esto debería abrir los ojos a grandes sectores de trabajadores sobre la situación política.
Y es que no es una exageración decir que la clase trabajadora se juega mucho con esta huelga. La reforma laboral recién aprobada no es una vuelta de tuerca más. Si se usa a fondo, prácticamente significa la desaparición del empleo "fijo". No se trata sólo del abaratamiento sino de la facilidad del despido en cualquier situación.
Si la huelga es un fracaso se debilitan los sindicatos pero también el PSOE, que sigue siendo un partido obrero burgués. Su ligazón con los sindicatos no es coyuntural, es la base objetiva de la consigna reaccionaria de que "el gobierno y los sindicatos son lo mismo". Pero, ¿será un fracaso la huelga? Toda la izquierda (política y sindical) dice que la huelga va a triunfar, y que si no triunfa es porque CCOO y UGT no han puesto toda la carne en el asador. Pero no es lo mismo lo que dicen que lo que piensan. Entre el activismo, en toda la izquierda, se está viendo el desastre, ya se va viendo que hay poca gente en manifestaciones, piquetes, y se le está echando la culpa a la burocracia sindical. Cuando venga el fracaso, dirán que la culpa ha sido de atrasarla tanto.
La burocracia sindical ha hecho una apuesta, querían unos piquetes combativos. Pero ahora están echándose atrás, asustados porque puede haber muchas detenciones. Llegan los jefes y los delegados les dicen que no van a hacer piquetes, porque ya no hay piquetes para todos sitios. Varios sindicatos de CCOO dicen que no participarán en los piquetes generales. Los delegados de centro no están preparando los piquetes. Los delegados de las empresas no quieren dar asambleas en su propio centro. Total, que se están desinflando los piquetes.
Así que hay quien combina un optimismo de boquilla con un pesimismo extremo. Sin embargo, hay que tener sentido de la medida. La huelga no va ser tan mala. Va a ser mucho peor que las anteriores, grandes sectores precarios o de empleados no responderán, pero lo fundamental de la industria va a parar. Eso es así, porque es el núcleo más consciente y no está aplastado.
Si la huelga es un fracaso, va a ser imposible, ante nuevas medidas de recorte, plantear una nueva huelga general. Quedará una perspectiva de resistencia y guerra de trincheras, que afectará a todo. cuanto más grande el fracaso, más fuerte la patronal, que va a ir a por todas en los convenios. Surgirán conflictos de resistencia numantina. El PSOE como partido saldrá debilitado por un fracaso de la huelga, pero el gobierno saldrá fortalecido en su intención de aplicar los planes. Lo único que espera es ver el tamaño de la derrota.

¿RUPTURA DE MASAS CON EL PSOE?
La huelga general la van ha hacer los sectores que son la base electoral de este gobierno. ¿Se está produciendo una ruptura de masas con el PSOE? Para responder a esta pregunta, primero hay que definir con más concreción qué significa "ruptura de masas". El vínculo del PSOE con su base social no es principalmente de tipo organizativo, sino ideológico y electoral. El vínculo electoral no es sólo positivo, también negativo, se les vota para evitar que gane el PP. Como el PP está en ascenso, y hay grandes sectores de la clase trabajadora y sectores populares que temen su vuelta, es posible que el reflejo electoral del descontento, ante la ausencia de alternativas, sea más débil de lo que podría ser.
Ideológicamente no hay ruptura real de la clase trabajadora con la socialdemocracia, como ya hemos señalado. La conciencia de la mayoría de la clase trabajadora y las clases populares sigue siendo muy atrasada, socialdemócrata, reformista, con las más increíbles supersticiones en relación con el origen de la crisis. Incluso el descontento con las medidas antiobreras no es de principios, suele vestirse de "debería sacrificarse todo el mundo"; si hay una pequeña recuperación económica, grandes sectores de trabajadores lo tomarán como que los sacrificios han valido la pena.
Ahora bien, aunque esto es así, no deja de ser verdad que se ha producido una ruptura de masas en la confianza en Zapatero. Cuando éste llegó al poder en 2004, lo hacía levantando cierto entusiasmo, esto es innegable. Hay sectores, que son más de clase media asalariada que de trabajadores, pero también de éstos, que confiaron en ZP, el que retiró las tropas de Irak, comenzó la fallida negociación con ETA, aprobó los matrimonios gays y otras medidas que le valieron la inquina de la Iglesia Católica, y afirmó una y otra vez que no recortaría los beneficios sociales por la crisis. Todo lo contrario, se inventó cosas nuevas, como el "cheque bebé" cuando en toda Europa recortaban gastos sociales. Estos sectores quedaron traumatizados el 12 de mayo. Desde entonces, es una traca continua. ZP sigue poniendo cara de bueno, mientras ataca salarios, pensiones, empleo... aplicando la más terrible batería de medidas contra las clases populares desde la muerte del dictador.
Hay que decir que si ZP hace lo contrario de aquello para lo que le votaron masivamente las clases populares, es que éstas necesitan otra representación política. Que en el parlamento están representados todos los matices de la clase dominante, lo que no hay es una representación de la clase trabajadora. Que los sindicatos deben romper ya, no sólo con ZP sino con su partido, y deberían hacerse eco de la necesidad de una representación de la clase. Esto es especialmente importante para CGT, donde el "anarcosindicalismo" es la excusa que alimenta los prejuicios apolíticos atrasados de los trabajadores, que se consideran "más radicales" por limitarse al sindicalismo más chato. Sin embargo, hoy por hoy no hay posibilidad alguna de concretar esta necesidad con ninguna propuesta tipo "partido obrero basado en los sindicatos", "frente de partidos obreros anti PSOE" u otra similar; ni se pueden cumplir ni levantarlas ayuda a elevar la conciencia de clase. Todo se queda en el plano de la propaganda, al menos hasta que cambie la situación política a mejor.

LOS SINDICATOS, BUROCRÁTICOS Y "ROJOS"
Nunca como en este momento ha sido tan obvia la corrección del análisis marxista revolucionario de los sindicato burocráticos, en este caso UGT y CCOO, como organizaciones obreras a las que la burocracia como capa social privilegiada específica, ligada a aparatos políticos reformistas, tienen atados a la burguesía y al estado burgués, pero sin que estas ataduras hayan todavía cambiado su naturaleza de organizaciones obreras sindicales, es decir, de instrumentos de la clase trabajadora para luchar por sus reivindicaciones inmediatas económicas, salario y jornada.
La fuerza de las organizaciones sindicales, aún amordazadas por la burocracia sindical que además es amiga del gobierno, refleja deformadamente la fuerza objetiva de la clase trabajadora. El vínculo que une a la burocracia sindical, agente de la burguesía en el movimiento obrero, con la clase, es que los sindicatos que controla sigan a su vez controlándola. Y esto sólo es posible si la clase trabajadora les ve sentido, si los ve defender sus conquistas, y si sigue en condiciones (seguridad en el empleo, etc...) de seguir afiliada. De este modo, la burocracia sindical usa el poder de los sindicatos que usurpa para chantajear al estado burgués y a la patronal, para conseguir sus privilegios, como pago por su papel de intermediario en la venta de la fuerza de trabajo.
La burocracia ha tenido que romper con el gobierno, ha tenido que convocarle una huelga general, un paso peligroso porque si fracasa será un poderoso golpe contra toda la clase trabajadora y de rebote también para ellos, pero si triunfa, será un poderoso impulso para toda la clase y para los sectores más avanzados de la clase, no para ellos. Por eso todo lo está haciendo a desgana, contra su voluntad, impulsada por una situación de la que no puede salir.
Esto se refleja en la mente de los columnistas de la prensa reaccionaria diciendo que ni la burocracia ni el gobierno quieren ni un triunfo total ni un fracaso total. Se dice que la burocracia sindical no quiere un fracaso total, claro, que la dejaría totalmente debilitada, pero que tampoco quiere un triunfo total, porque dejaría KO a un gobierno que no deja de ser el suyo, aunque pasajeramente estén en desacuerdo.
De aquí se deduce que la victoria total de la huelga a quien beneficia es a la clase trabajadora y a aquellos sectores que reflejan sus intereses, los sectores conscientes y revolucionarios, no a las burocracias de CCOO y UGT. De ahí el carácter profundamente reaccionario de todos los razonamientos "de izquierda" contra participar e impulsar la huelga.
No hay peor sordo que el que no quiere oír. Toda la argumentación "izquierdista" contra los "liberados", contra los sindicatos como organizaciones de los "privilegiados", de los que son "fijos de las grandes empresas", etc, lo está utilizando a fondo la derecha, con Aguirre a la cabeza, para disuadir a los trabajadores para que no participen en la huelga. Y es que, ignorancia no es excusa, toda la argumentación sobre "sindicatos, organizaciones egoístas del sector privilegiado de los trabajadores, manejada por una camarilla parásita, y que luchan por privilegios para un pequeño sector empeorando la situación de los demás trabajadores y de los parados" es la argumentación clásica de los neoliberales. Hayek le dio la forma clásica y por eso es el autor de cabecera de Aguirre, Jiménez Losantos y otros. Por eso dan vergüenza los sindicatos "de izquierda" que llamaron a no participar en la "huelga-trampa" para "no hacerle el juego a CCOO y UGT", como el SU de Huelva, Solidaridad Obrera de Madrid o el Sindicato de Conductores de Metro de Madrid (SCMM).
Ahora bien, como decimos, nunca se ha visto más claro que en este momento que lo que está en juego no es el prestigio de CCOO y UGT sino el futuro de la clase trabajadora. Por eso, sectores del sindicalismo "de izquierda" han girado empíricamente hacia el apoyo. Es el caso de muchos de los afiliados de Solidaridad Obrera y otros con posiciones similares, que saludamos.
Afortunadamente, también hay un sector de la izquierda sindical que ha comprendido lo que se jugaba en esta huelga general, y la están impulsando con todas sus fuerzas. Se trata de CTA, SAT-SOC, Co.Bas, CNT y CGT. en la CGT ha triunfado el "sentido común" (lo llamamos así, porque ha sido sin ningún tipo de análisis).

LA CAMPAÑA ANTISINDICAL DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN DE DERECHAS
Ya hemos comentado que uno de los hechos políticos más llamativos en el camino a la huelga general del 29 de septiembre es la furiosa campaña de la derecha mediática contra la huelga y contra los sindicatos, que no tiene precedentes en las anteriores huelgas generales. ¿Cómo hay que entender esta campaña?
Quizá la mayor aportación (al menos, para nosotros, no para sus seguidores) del revolucionario holandés Anton Pannekoek, que más tarde fue el teórico del ultraizquierdismo, fue la contenida en su libro de 1909, "Las divergencias tácticas en el movimiento obrero". Este libro (que inmediatamente fue traducido al ruso con una introducción de Lenin), planteaba que la burguesía tiene dos tácticas fundamentales hacia el movimiento obrero: o aplastarlo o comprarlo. Y que usa una u otra táctica no según el comportamiento de las organizaciones obreras, sino según un conjunto de factores objetivos (situación económica, relación con otras clases, etc). Así, se ha visto a la burguesía intentar comprar movimientos obreros revolucionarios, y también, lo que es más significativo, aplastar sin piedad a movimientos obreros absolutamente reformistas, deseosos de venderse.
Si este planteamiento en general es correcto para el conjunto del movimiento obrero (partidos y sindicatos), es especialmente cierto para los sindicatos. Los sindicatos son las organizaciones de los trabajadores para luchar por sus intereses económicos inmediatos; son una asociación de propietarios de fuerza de trabajo que pretenden vendérsela a los capitalistas en mejores condiciones (mayor precio, menores jornadas...) de lo que podrían hacerlo si tuvieran que enfrentarse individualmente a sus compradores. Dado que los capitalistas pretenden comprar lo más barato posible (salarios bajos, ritmos rápidos, jornadas largas) la fuerza de trabajo, se entiende que entren en contradicción con los sindicatos. ¿Qué hacer frente a éstos? O comprarlos o destruirlos.
Trotsky explicó que la forma específica de "comprar" a los sindicatos en la época de decadencia capitalista que vivimos es ligarlos al estado burgués, no sólo financiera sino también legalmente, y establecer un régimen totalitario en su interior. Ligados al estado y con régimen totalitario: difícilmente podemos encontrar una descripción más ajustada de lo que son CCOO y UGT hoy en España.
Ahora bien, esta política de "comprar" los sindicatos, de crear una capa de burocracia sindical ligada al estado que controle al movimiento obrero, tiene como premisa la existencia de ciertas conquistas sociales que legitimen a la burocracia a los ojos de las masas trabajadoras. Sin embargo, la actual situación de crisis del capitalismo, le exige un ataque frontal contra todas y cada una de estas conquistas, con objeto de aumentar astronómicamente la tasa de explotación, única forma de recuperar la tasa de beneficio que está ahora en sus manos. Y esto es incompatible con la misma existencia de los sindicatos, aunque sean burocratizados.
Por lo tanto, la época de la compra de los sindicatos se va acabando. Nos encaminamos al momento en que la burguesía considera la misma existencia de las organizaciones sindicales como un obstáculo absoluto, cuando no tenga más la opción entre dos políticas, como decía Pannekoek, sino que sólo tenga una opción, ir a la destrucción de los sindicatos. En este marco teórico hay que juzgar esta campaña antisindical.
La derecha mediática lanza esta campaña ahora precisamente, de forma oportunista, para aprovechar un momento en que los sindicatos están especialmente desacreditados. Está atacando a los sindicatos usando los argumentos clásicos del liberalismo austriaco, que hemos mencionado más arriba..
¿Significa esto que llegó el momento en que la burguesía se dispone a destruir los sindicatos? No aún. Cuando gobernó, el PP no podía lanzarse a destruirlos sino que se lanzó a hacerse "amigo" de la burocracia sindical, con Ministros de Trabajo "amigos" como Pimentel o Arenas. Ni ha llegado el momento ahora para el PSOE, un partido con una fuerte presencia sindical dentro, un partido surgido del movimiento obrero. Sólo pondrán en marcha el proceso, que llevará su tiempo. Es muy probable que comiencen quitandoles financiación. Quitarles la partida de los PGE, exigirles el pago de la deuda que tienen con la Seguridad Social (no quitar el dinero de los cursos que también lo recibe la patronal), etc, le partiría el espinazo a la burocracia. También, en lugar de reformar totalmente la negociación colectiva, irán facilitando las cláusulas de descuelgue mientras impulsan los acuerdos de empresa, que no tienen registro público ni fuerza de ley como los convenios, y están hechos como a propósito para que los firmen sindicatitos amarillos de empresa. De todos modos, el camino será lento, la burocracia sindical le ha prestado grandes servicios a la burguesía, le ha sido muy útil en el pasado, y además no tiene intención de dejarse matar.
El peso de la campaña antisindical lo han llevado los medios de comunicación de derechas "sin partido", los diarios "ABC", "La Razón", "El Mundo" y "La Gaceta" y sus televisiones respectivas, no el PP. La única dirigente política que se ha hecho eco entusiasta de la campaña ha sido Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad Autónoma de Madrid, pero antigua rival de Mariano Rajoy para la dirección del partido. Ella ha amenazado con acabar con los "liberados sindicales". Sus declaraciones, ¿son de cara a la galería? Cuando Aguirre habla de liberados sindicales como los malos, no piensa en los de CCOO y UGT. Piensa en los liberados de sanidad de CGT, que Telemadrid filmó durante las movilizaciones y sacó en los informativos con sus nombres, criminalizándolos. Esos son a los que quiere quitarse de en medio. La mayoría de liberados sindicales son por ley, en algunas administraciones (como en la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía) hay más por acuerdos bilaterales entre la administración y cada sindicato por separado. Es decir, Espe no puede cumplir su amenaza porque sería ilegal. Además, sólo es presidenta de una comunidad autónoma, no tiene verdadero poder político porque las autonomías sólo representan una descentralización administrativa. Lo que quiere es ir creando un estado de opinión. Su esfuerzo es ir creando una corriente liberal ("thatcherista") dentro del PP y en las masas. Tiene una estrategia para acabar con los sindicatos. La campaña es para darle línea a sectores de la población de toda España y no para su política doméstica. Ella querría destruir los sindicatos, cambiar leyes, lo hará si llega al poder, por ahora levanta el programa y lo levanta pedagógicamente, no todo de una vez sino poco a poco.
Es importante ocuparse de estos temas, porque esta campaña reaccionaria está haciendo mella en sectores atrasados de la clase trabajadora. En realidad, en lo que se refiere a la consciencia, hay un retroceso bestial desde el 2002. Grandes sectores de trabajadores se cuestionan la misma existencia de las organizaciones sindicales. Incluso dicen que estaríamos mejor sin sindicatos. Aquí el retroceso subjetivo es un factor objetivo. Podría conducir a una derrota importante del movimiento obrero.

CRECIMIENTO DEL RACISMO
Con ser muy importante la extensión de los prejuicios antisindicales, el fenómeno más negativo que se está extendiendo es el crecimiento de tendencias racistas en la clase trabajadora y en la población en general, aunque hasta ahora no se refleje más que indirectamente, en gestos de los partidos principales, fundamentalmente en el ámbito municipal, y no en el surgimiento de movimientos abiertamente xenófobos o racistas (los fascistas intentan usar el tema hasta ahora sin éxito). Pero es una advertencia para el futuro próximo. La cuestión de los inmigrantes ya no es sólo una cuestión de forjar la unidad de la clase trabajadora, es la cuestión de cortar de raíz tendencias reaccionarias que mañana podrían ser la base del fascismo.

ALTO EL FUEGO DE ETA: ¿EL FINAL DE LA LUCHA ARMADA?
El pasado 5 de septiembre se hacía público un video que ETA había entregado a la BBC inglesa, donde anunciaba un alto el fuego unilateral. Desde entonces ha habido otro vídeo más, y todo tipo de cábalas sobre lo que está ocurriendo.
La reacción del conjunto de fuerzas políticas institucionales y medios de comunicación del régimen ha sido unánime: el comunicado no tiene importancia, no dice nada, ni siquiera cumple todo lo que la izquierda abertzale le pide a ETA, etc. La razón de su nerviosismo es clara: todos saben que cada vez que se anuncia una tregua, los resultados electorales de la izquierda abertzale suben como la espuma. Y como las elecciones municipales están fijadas para el 2011, quieren evitar que esta tregua le permitiera a la izquierda abertzale sortear la Ley de Partidos y capitalizar esta reacción popular.
Pero no nos debe engañar este ruido mediático. Más allá de cuestiones coyunturales, lo que ha dicho ETA sí es importantísimo y sí es nuevo. Aunque no "anuncien su disolución", lo que sería suicida, lo que han hecho significa el fin de la "lucha armada" y de hecho, el fin de toda una estrategia.
La razón de fondo no está en el recrudecimiento de la actividad represiva del Estado (de la que la vergonzosa Ley de Partidos es la más ominosa muestra), porque aún así no se ha llegado a la situación que se daba bajo el franquismo, y ésta no detuvo sino que sirvió para impulsar al independentismo armado. Es verdad que esta represión constante ha tenido su papel en crear un enorme desgaste en su base, que ve cómo después de tantos años de enfrentamiento todo lo conseguido son varios cientos de presos diseminados por todos los rincones, todas sus organizaciones ilegalizadas, una capacidad operativa bajo mínimos y un gobierno abiertamente españolista en Vitoria-Gasteiz. Pero la verdadera razón del alto el fuego está en el callejón sin salida de una estrategia, de toda una concepción de la lucha, que no tiene nada de vasca sino que es internacional.
Se trata del modelo guerrillerista, interclasista, antiimperialista, nacionalista, el modelo del IRA, la OLP (y sus partes constituyentes), el FMLN, el FSLN, etc. No se trata de un fenómeno vasco, sino de un fenómeno que se dio en todo el mundo colonial y semicolonial, y también en muchas naciones oprimidas en Europa, y que en última instancia dependía del stalinismo. Se trataba de la concepción del enfrentamiento armado contra el imperialismo y/o la nación opresora, como "vanguardia armada del pueblo", del pueblo en general, con todas las clases sociales unidas menos la minoría vendida al opresor, porque no era el momento de dividir fuerzas. Así, la oposición entre proletariado y burguesía quedaba relegada frente a la oposición nación oprimida-nación opresora. Debido al carácter desigual de la lucha, se justificaba la subordinación de toda la lucha de masas a la organización militar. Se construían por tanto, organizaciones que rechazaban la lucha de clases, la organización independiente del proletariado y la lucha por el poder obrero, tanto en los casos que se proclamaban simplemente "nacionalistas" como en los que se proclamaban además "marxistas-leninistas", como ETA, en los que la ideología interclasista, frentepopulista, de revolución por etapas del stalinismo aparecía como la receta prefabricada para poder proclamarse partidarios del "socialismo" pero explicar que todavía no toca luchar por él. Y la existencia de la URSS (y otros estados obreros burocratizados) proporcionaba la necesaria retaguardia. Dentro de esta corriente , había organizaciones que se daban el objetivo de derrocar al régimen y tomar el poder, y organizaciones que, como las FARC, simplemente pretendían presionar sobre este mismo, al ser estratégicamente más débiles. A esta última categoría pertenecía ETA. Esto es lo que hemos conocido como "reformismo armado", en el que la función de la guerrilla era conseguir una negociación con el estado y no derrocarlo.
Todo esto ha muerto, al caer su premisa. La restauración del capitalismo en la URSS y en casi todos los estados obreros deformados burocráticamente ha producido un giro brutal a la derecha de todos los aparatos del movimiento obrero y popular. Como parte de este giro a la derecha, todas las organizaciones "nacionalistas antiimperialistas guerrilleras" del mundo abandonan no sólo las armas sino también la lucha, no la lucha por el socialismo, que nunca emprendieron, sino la luchad contra el imperialismo, y se integran en sus respectivos regímenes (ver al FSLN y el FMLN).
En Euskadi es lo mismo. ETA empezó como movimiento puramente nacionalista, después se declararon guerrilleros antiimperialistas, finalmente se autodefinieron como "marxistas-leninistas". Sin embargo, por tres veces hicieron pie en la clase obrera y su frente obrero rompía criticando al "militarismo" y la "estrechez nacionalista" (las escisiones sucesivas dieron lugar al MC, a la LKI (mandelistas, hoy ambas organizaciones forman Zutik) y a Euskadiko Ezkerra, hoy en el PSE-PSOE). Finalmente hicieron pie en la clase formando el sindicato LAB, pero esto significa que el MLNV (Movimiento de Liberación Nacional Vasco) actual es el resultado de una depuración de años de los elementos más clasistas, de tal manera que fue quedando lo más puramente nacionalista (sin que esto signifique en absoluto caracterizar las políticas de las tres escisiones como verdaderamente clasistas más allá de las proclamas).
El MLNV es un frente popular en sí mismo, están todas las clases representadas por sí mismas o a través de sus portavoces, tanto el proletariado como la burguesía. Por eso nunca consideramos a HB-EH-Batasuna como un partido obrero reformista sino como una organización pequeñoburguesa. Cuando HB era una coalición, uno de sus partidos constituyentes, que luego ha servido de "sello legal" de la izquierda abertzale, era ANV, un partido abiertamente burgués.
Nosotros no criticamos el alto el fuego, estamos a favor de que ETA deje las armas porque ahora mismo son un obstáculo a toda lucha democrática contra el régimen, defendemos su derecho a negociar con el Estado Español la solución para sus presos, y como los consideramos luchadores democráticos contra el régimen, defendemos la amnistía para ellos y la aplicaríamos si la clase trabajadora llegara al poder.
Pero no nos engañamos, este "fin de la lucha armada" no se produce para retomar la lucha de masas por el socialismo. Es un fenómeno íntegramente reaccionario. Lo que están haciendo es formar un frente popular incluyendo a la burguesía directamente, y no sólo nominalmente, en la persona de Eusko Alkartasuna (al forma Euskal Herria Bai con ella). De este modo se integran totalmente en el régimen. Esto no significa que vayan a derechizar su vocabulario, todo lo contrario, ahora hablaran más que nunca de la clase obrera y de la lucha por el socialismo, porque al ser stalinistas tienen que que ellos son los representantes de la clase obrera en el frente popular. No se ve por ninguna parte una corriente progresista, que retome la lucha proletaria por el socialismo, lo que puede aparecer es una corriente que se quede en la fase anterior al estilo del IRA auténtico.
El problema es que para que el régimen les deje volver a las elecciones les exigen una capitulación total. No la simple "condena de la violencia" sino la aceptación de la monarquía y el estatuto de Gernika. Es difícil creer que esto se consiga sin roces con sectores de activistas.
Cuando denunciamos que comienzan a integrarse en el régimen, nos referimos a su política de hacer un frente con todas las organizaciones nacionalistas burguesas, no porque quieran presentarse a las elecciones, cosa que ya hacían antes y que defendemos. Pero en últimas, el problema reside en su nacionalismo. Lo que hace imposible la autodeterminación en España es el régimen, el Rey que puso Franco a la cabeza del ejército que según la Constitución es el garante de la unidad del Estado, no el Parlamento. La única forma de que una nacionalidad oprimida consiga ejercer su derecho a la autodeterminación es reventar el régimen. Y el régimen no puede romperse (o debilitarse cualitativamente, como pasó con la URSS de Garbachióv cuando Estonia, Letonia y Lituania consiguieron la independencia) salvo si se desata la lucha obrera y popular en toda la península. Pero hasta ahora ellos impedían toda solidaridad efectiva fuera de Euskal Herría, las acciones de ETA los aislaban del conjunto de la clase trabajadora y además, nunca coordinan sus luchas con el resto del Estado. El 29 S no van a hacer huelga, lo que es suficientemente explicativo.
El alto el fuego, la descomposición del MLNV, ¿es un fenómeno progresista o reaccionario? Se trata de un caso particular de un caso general: el de la disolución del stalinismo y el nacionalismo "antiimperialista". ¿Es mejor que hubiesen seguido existiendo? No, pero a corto plazo no va a salir nada nuevo. A corto plazo es una derrota, pero a largo plazo es necesario que desaparezcan para que llegue a formarse un partido revolucionario, obrero y no del "pueblo trabajador", defensor del derecho de autodeterminación pero no nacionalista, que no defienda un "frente del pueblo" contra la nación opresora sino la unidad obrera y la alianza con los sectores explotados contra el capitalismo, que no divida los sindicatos según fronteras nacionales, que sea un partido de ámbito estatal, y sección de un partido mundial, que no luche por el "socialismo en un solo país" vasco, sino por la revolución socialista internacional.

LA RECONSTRUCCIÓN DEL TROTSKYSMO EN EL ESTADO ESPAÑOL
Sólo es posible dar pasos en el camino de la reconstrucción del trotskysmo en el Estado Español (un paso necesario para avanzar en la reconstrucción de la IVª Internacional) si surgen nuevos sectores de vanguardia. Desgraciadamente, no se está produciendo esto como fenómeno general. Pero sí se están dando algunos casos importantes. Han surgido comités de apoyo a la huelga en Madrid. Los comités son de activistas, volcados en la actividad y reflejan una radicalización del activismo ante la derechización de la clase. IU y el PCM ha llamado a formarlos para luego controlarlos. Los reúnen, sacan un manifiesto y ya está, pero los activistas quieren organizar piquetes encontrándose con la oposición de IU. Después de la huelga si no se hunden hay que reforzarlos.
En Barcelona se ha formado la Asamblea de Trabajadores, convocada por el Comité de Descansos de la TMB. Parece haber ahí mucha tendencia anti CCOO y UGT, de que la izquierda sindical se lo monte por su cuenta. En Sevilla se constituyó la Asamblea Popular, por CGT, USTEA, SAT-SOC y CAT como sindicatos y Corriente Roja, Izquierda Anticapitalista, En Lucha, el PCE (m-l) y la UJC como organizaciones políticas; en realidad eso es el Foro Social de Sevilla. La Asamblea Popular de Sevilla hizo su acto el mismo día que la Asamblea de Trabajadores de Barcelona, y usa el mismo manifiesto.
La participación en estos organismos, así como en los sindicatos de clase, levantando un programa de acción revolucionario, es la vía para avanzar en la construcción de un partido comunista, internacionalista, bolchevique, digno de ser considerado sección de la IVª Internacional.
25-IX-2010

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