Mientras anunciaban a los cuatro vientos la recuperación económica y la salida de la crisis, llega el varapalo de los mercados financieros y hace temblar de nuevo a todo el sistema capitalista.
1.-Así que se acabó el talante social de Zapatero. El FMI, el BCE (Banco Central Europeo) y la Comisión Europea le exigen recortes ya… Las turbulencias en los mercados financieros, que se han cebado con la deuda pública griega, han hecho que los Ministros de Economía de la UE (ECOFIN) aprueben un multimillonario plan de rescate para evitar posibles suspensiones de pagos obligando a todos sus miembros a duros recortes del gasto público. En España el resultado ha sido claro: el plan del gobierno de reducir el déficit en cuatro años se pasa a dos (del 11,2 % al 6 %, sólo entre 2010 - 2011), esto es, ahorrarse 15.000 millones de euros. Cuando el presidente Zapatero anunció estas medidas con gran dramatismo en el Congreso, la CEOE inmediatamente manifestó su apoyo.
2.-El Gobierno Zapatero acepta las presiones y adopta un plan draconiano de medidas de reducción del gasto público.
El Plan fue aprobado en el parlamento por un solo voto de diferencia. El decreto representa un ataque directo a los trabajadores: No solo es la reducción de los salarios de los empleados públicos, recoge también una congelación de las pensiones para el año que viene, recorta la prestación sanitario-farmacéutica y la prestación por nacimiento de hijo, suprime la posibilidad de sustitución de trabajadores en jubilación parcial por otros nuevos, recorta las ayudas en materia de dependencia por la vía de suprimir la retroactividad desde la petición de la ayuda y se congelan inversiones en infraestructuras.
En realidad la actitud del Gobierno ante la crisis la expresó claramente Zapatero en su discurso ante el parlamento: “son los mismos que nada han tenido que ver con el origen, el desarrollo y las fases de la crisis. Son, por el contrario, los que han sufrido sus consecuencias. Y son, ahora, los que mayoritariamente deben contribuir a los esfuerzos necesarios para corregir los efectos de la crisis”. Los trabajadores tenemos que exigir no solo la retirada del decretazo, sino que la crisis la paguen quien la ha causado, el déficit público que pretende combatir el decretazo ha sido generado en gran medida por el dinero dado a la banca para sanearla, lo que no le ha impedido obtener beneficios y distribuirlos entre los accionistas; o el caso de las multinacionales del automóvil, que han recibido ayudas millonarias. La única solución con la que se podría salir de la actual situación desde el punto de vista de los trabajadores es exigir la nacionalización de la banca y de las empresas que despidan o amenacen con hacerlo.
3.-Hay que apoyar la huelga del 8 de junio. Será el primer paso de la movilización. Pero es necesario parar el decretazo de Zapatero, y sólo una huelga general puede tirarlo.
Desgraciadamente el ataque en profundidad que el Gobierno hace a los trabajadores no va a recibir una respuesta a su altura por parte de los dirigentes de CCOO y UGT. Porque una agresión de ese calibre sólo puede echarse atrás por medio de una huelga general, y no se puede estar esperando un nuevo ataque para entonces convocarla. Además la respuesta se ha limitado sólo a los empleados públicos cuando el recorte afecta a otros sectores sociales. Máxime cuando el decretazo sólo es el principio de un plan de ajuste que también va a afectar a los trabajadores de la empresa privada. Lo primero para dar un mensaje claro de firmeza a los trabajadores es levantarse de las mesas de diálogo social, tanto de la reforma laboral como de la del pacto de Toledo.
Pero que sea limitada e insuficiente no quita que los trabajadores tengamos que desde ya apoyarla y organizarla desde nuestro centro de trabajo o barrio donde vivamos. Aunque no trabajemos en el sector público tenemos que participar en las manifestaciones que se convoquen el 8 de junio. Pero eso sí, hay que prever que esta será una lucha larga y plantear toda una campaña de movilización sostenida en el tiempo, más allá de esa fecha.
4.-Los trabajadores tenemos que cargarnos de razones para decir no al plan de Zapatero, la patronal y la banca. Hay que comenzar la movilización.
A.- Apoyar la huelga del 8 de junio no es luchar sólo contra la reducción de salarios de los empleados públicos, es también defender los derechos de los pensionistas, de las personas con problemas de dependencia, de los jóvenes en busca del primer empleo o de la mujer trabajadora. No es una movilización corporativa para defender a unos “parásitos sociales” como nos quiere hacer creer el gobierno y la patronal, pues son los que prestan los servicios públicos: educación, sanidad, protección civil. Esta huelga no es solo la respuesta al gobierno, sino también a la patronal, que espera ver el seguimiento para medir la agresión que puede hacer.
B.-Apoyar la huelga del 8 de junio no es apoyar al PP contra el PSOE, porque, a pesar de las declaraciones de Rajoy, su plan es el mismo de Zapatero: que los trabajadores paguemos la crisis, en beneficio de los banqueros y el gran capital. Si no ¿por qué Esperanza Aguirre recorta salarios y privatiza la sanidad pública? ¿acaso no es lo mismo que plantea Zapatero?. Si las movilizaciones salen triunfantes el gobierno de turno (sea del PSOE o del PP) va a tener más difícil aplicar medidas contra los derechos de los trabajadores.
C.-Apoyar la huelga del 8 de junio no es un acto quijotesco. El decretazo del Gobierno se puede tirar, como se tiró el decretazo del PP en 2002. La lucha va a ser lo que determine su suerte, no todo está escrito, los trabajadores tenemos la posibilidad de dar un giro en la situación a nuestro favor. Pero para ello tenemos que salir a la calle e impulsar todas las movilizaciones, por tibias y inconsecuentes que sean las convocadas por los dirigentes de CCOO y UGT. Cuando estos quieran acabar firmando un mal acuerdo sin la participación de los trabajadores, lo tendrán más difícil.
D.-La huelga del 8 de junio la han convocado CCOO, UGT y CSIF sin contar con nadie más. Sin embargo, apoyarla no es ir contra la unidad sindical. Al contrario, la unidad sindical que necesitamos se crea alrededor de la lucha, y sólo la masividad de la misma puede obligar a todas las organizaciones y dirigentes sindicales a no se descolgarles y llevar la lucha hasta el final. La CGT ha hecho una buena lectura de la situación y ha convocado también el 8 a la administración pública, llamando al resto de los trabajadores a una jornada de lucha.
E.-Hay quien dice que CCOO y UGT no quieren que salga, que está acordada con el gobierno, que ir a la huelga es trabajar para ellos o que ya se sabe que van a traicionar o cualquier cosa para no ir. Se basan en la inactividad de ambos sindicatos hasta ahora. Es verdad que han estado apoyando a Zapatero y cobrando bien por ello. Pero las nuevas medidas les han colocado entre la espada y la pared. CCOO y UGT necesitan legitimarse ante los trabajadores, hacer ver que sirven para algo, si no, sera la patronal la que se los quitará de enmedio.
Pero esto no significa que le demos un cheque en blanco a las direcciones de CCOO y UGT. Si no sufren la presión de los trabajadores desviarán la rabia social hacia el callejón sin salida de negociaciones por las alturas. Impulsar esta huelga para que sea un éxito, representaría una victoria para el conjunto de la clase trabajadora: obligaría a los dirigentes de CCOO y UGT a dar continuidad a la lucha, les dificultaría seguir controlando el movimiento y facilitaría que el protagonismo pase a quien lo debe tener: las asambleas decisorias de los trabajadores.
- EL 8 DE JUNIO TIENE QUE SER EL ENSAYO DE LA HUELGA GENERAL PARA TIRAR LA REFORMA LABORAL QUE EL GOBIERNO QUIERE APROBAR EN UN NUEVO DECRETAZO
- LA MASIVIDAD DE LAS MANIFESTACIONES CONTRA EL ZAPATERAZO TIENE QUE SERVIRNOS PARA EXIGIR A CCOO Y UGT LA CONVOCATORIA DE LA HUELGA GENERAL,YA
HAY QUE METER LA MANO EN LOS BOLSILLOS DE LOS QUE MÁS TIENEN PARA RESOLVER LA CRISIS, HAY QUE NACIONALIZAR LA BANCA BAJO EL CONTROL DE LOS TRABAJADORES
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