Cuando esta hoja sale, ya se han producido múltiples manifestaciones y movilizaciones de protesta casi en cada rincón del mundo. Nuestra intención aquí es sentar nuestra posición no sobre este episodio en particular sino sobre la cuestión entera de la lucha Palestina y el estado israelí.
Israel vuelve a demostrar una vez más que se siente con completa impunidad para hacer lo que le de la gana. La Unión Europea envía una armada al Mar Rojo a luchar contra los "piratas", a proteger los beneficios de las multinacionales pesqueras, pero no mueve un dedo para proteger a sus propios connacionales cuando son los israelíes los que atacan. El Consejo de Seguridad de la ONU no para de aprobar condenas y sanciones contra Irán por un programa nuclear que aún no está demostrado que tenga propósito militar. Mientras tanto no dicen una palabra de que Israel tiene un arsenal nuclear no declarado. Se montan escándalos con las huelgas de hambre de los presos de conciencia en Cuba. Pero no se mencionan las de los presos palestinos en Israel. Se montan escándalos por los presos cubanos o chinos. Pero nadie habla de Mordecai Vanunu, el científico israelí (de origen marroquí y religión cristiana) que fue secuestrado en el extranjero, juzgado a puerta cerrada y encarcelado 18 años, de los que 11 fueron en régimen de incomunicación, por hacer público el programa nuclear militar de su país. ¿Porqué tanta impunidad?
El estado de Israel, un estado colonialista, racista, cabeza de puente del imperialismo
Los defensores de Israel lo presentan como el cumplimiento al fin del sueño del perseguido pueblo judío de volver a su tierra. La realización del canto tradicional judío "el año que viene... ¡en Jerusalén!". Y por lo tanto, como el resultado de una lucha legítima de un pueblo oprimido por su autodeterminación.
Nada que ver con la realidad. Israel siempre fue un enclave colonialista incrustado en el mundo árabe. Desde su fundación por Herzl en 1897, el movimiento sionista, que se planteaba constituir un estado judío a base de inmigrantes, siempre lo vio como algo a realizar no sólo con permiso sino al servicio de las grandes potencias, y nunca como aliado de los pueblos en lucha. Es verdad que vacilaron mucho tiempo sobre que de qué potencia debían convertirse en herramientas (probaron la Rusia Zarista, el Imperio Austro-húngaro, hubo quien tanteó la Alemania nazi, Inglaterra primero los apoyó con la declaración Balfour, pero cuando se vio claro que los ingleses usaban con árabes y judíos su norma tradicional "divide y gobierna", se pasaron al imperialismo yanqui). El nacimiento del Estado de Israel, sobre la base de la partición de Palestina, y la naqba (tragedia en árabe), el terror ejercido sobre los árabes para que huyeran y quedarse con parte del territorio que se les había concedido, fue apoyado por la ONU, es decir, por todas las grandes potencias, incluyendo la URSS de Stalin.
Pero fue a partir de 1967, en una situación mundial caracterizada por el ascenso mundial de las masas, tanto en los países imperialistas como en los semicoloniales y los estados obreros burocráticos, cuando Israel se convirtió en herramienta clave de la hegemonía mundial del imperialismo norteamericano. Mientras en todas partes avanzaba la revolución, Israel fue capaz de asestar un golpe reaccionario profundo, tomando los territorios ocupados, hiriendo de muerte al nacionalismo árabe (y preparando la escena para la emergencia de las fuerzas islamistas reaccionarias), y dentro de Israel, comenzando el declive histórico del laborismo, la fuerza laica que encarnó el sionismo y el estado de Israel desde su fundación, en beneficio de todas las fuerzas reaccionarias (Likud, Gush Emunim, Shas.. ) que pretenden sustituir Israel por Judea (un estado teocrático).
El sionismo, "una trampa mortal para los judíos"
Es triste ver que en este momento la mayoría de los judíos del mundo apoyan a Israel. Algo que nunca pasó por lo menos hasta los años 70 y 80 del siglo pasado. El sionismo, precisamente cuando comienza su crisis terminal, está consiguiendo la mayor influencia mundial de su historia. Pero aún así tenemos que reafirmar que los hechos no van a tardar en confirmar de nuevo el diagnóstico clásico del marxismo, que Trotsky resumió así: "el sionismo es una trampa mortal para los judíos".
Podría parecer que no es así. Los sionistas afirman haber cumplido su programa: han creado un estado judío próspero y avanzado, que es referencia para la judería mundial. Parece como si hubieran resuelto la "cuestión judía". Aparentemente, la solución impulsada históricamente por los sectores judíos progresistas, la solución que defendió el movimiento obrero, tanto la IIª Internacional (Kautsky) como más tarde la IIIª (Lenin y Trotsky) ha resultado ilusoria: la de la gradual asimilación de los judíos en las naciones en las que habitan.
En realidad, el sionismo ha creado un campamento sitiado, cuya función no es proteger al pueblo judío sino ser una cabeza de puente del imperialismo en Oriente Medio. Mientras gente desesperada (Etiopía, Rusia...) emigra a Israel con credenciales judías falsas, allí donde los judíos no se encuentran con la represión y la discriminación ni se plantean irse: ni a los judíos bosnios, ni a los turcos, por poner ejemplos de países no ricos, se les ocurre emigrar a Israel. Incluso muchos de los judíos norteamericanos que lo hacen acaban volviéndose a su país. Los sionistas, que no combatieron al nazismo en la II Guerra Mundial, pero supieron aprovecharse bien del Holocausto, tienen tan poco interés real en la suerte de los judíos como la oligarquía protestante norteamericana, esa que apoya incondicionalmente a Israel pero que siguen veladamente alimentando sus prejuicios religiosos antisemitas.
Ellos dicen que Israel es la única democracia del Oriente Medio. Aparte de que pasan por alto la existencia de los territorios ocupados (por años), donde no hay derecho alguno, la supuesta igualdad legal entre los judíos y los árabes israelíes ha demostrado muchas veces no ser más que una ilusión. Todo tipo de leyes de excepción y de abusos se han aplicado contra los árabes. Pero incluso entre los propios judíos, la igualdad legal apenas esconde la discriminación por décadas (que los ha conducido a la extrema derecha, a echarle la culpa de todo a los árabes) contra los judíos árabes sefarditas, en beneficio de la oligarquía askenazí, procedente de Rusia y Europa del Este. Israel es un estado "laico" pero se jura por la Torá. Israel tiene elecciones y partidos, pero es una sociedad militarizada y la policía secreta Shin Bet actúa con impunidad total.
Como cabeza de puente imperialista injertada en Oriente Medio para controlar esta región estratégica (donde se concentra la mayor producción de petróleo mundial), financiado masivamente por los EEUU, Israel no puede existir más que en lucha permanente con sus vecinos. No puede sobrevivir más que cometiendo crímenes constantes. Crímenes que de nuevo hacen crecer los prejuicios antisemitas en el mundo. El sionismo es un callejón sin salida para los judíos. No hay otra salida para la judería mundial que abandonar el racista proyecto de un estado judío y luchar por la asimilación. El pueblo judío ha dado mucho para la revolución mundial: Marx, Kautsky, presidente y secretario de la Internacional Comunista (Zinóviev y Rádek) y de la Internacional Sindical Roja (Lozovsky), Rosa Luxemburg, Trotsky... Todos ellos combatieron el sionismo. Es esa tradición la que debe retomar.
Nacionalismo árabe y fundamentalismo islámico
El estado de Israel nació en medio de una guerra contra todos los estados árabes. Nació como un elemento ajeno, una transfusión de judíos de Europa del Este en medio del desierto, que al principio repelía incluso a los mismos judíos que habitaban Palestina desde tiempo inmemorial. Los asentamientos, la sociedad judía que el sionismo estaba creando en los años 1920´s y 1930´s crecía como un cáncer, expulsando a los árabes que ya estaban allí. Éstos tenían que defenderse y lo hicieron.
La lucha de los palestinos adoptó muchas formas distintas con el tiempo. En los años treinta, los mismos señores feudales que les vendían sus tierras a los judíos alentaban progroms antijudíos, encabezados por Huseini, el gran Muftí de Jerusalén, futuro aliado de los nazis. No tardó mucho el pueblo palestino en separarse de tales dirigentes y encaminarse hacia el movimiento nacionalista que florecía en el conjunto del mundo árabe.
El nacionalismo árabe, del nasserismo al baazismo, del FLN argelino a la OLP, se basaba en un hecho cierto: los árabes, por su lengua, su cultura, y su historia, forman un grupo nacional único. Su estancamiento económico y social se debía a que están divididos en países artificiales, y separados por religión (musulmanes y cristianos) o por secta (sunnitas y shiitas) a la mayor gloria del imperialismo. De aquí sacaban la conclusión de que la unidad de todos los árabes, formando una confederación laica era la premisa del progreso. La OLP (Organización para la Liberación de Palestina), una de las organizaciones nacionalistas más avanzadas, sacó en 1969 la conclusión de que el objetivo de la lucha era un estado único en Palestina, democrático y laico.
El ala más izquierdista del nacionalismo árabe palestino, incluso llegó a la posición de que el socialismo era el único programa que llevaría al progreso, y que el marxismo era la teoría que lo preparaba. FPLP y FDLP rompieron con Al Fatah (la corriente mayoritaria en la OLP) y se reivindicaron "marxistas" con la URSS, Mao o el Che como inspiradores.
En el fondo, la OLP, "antiimperialista", era una organización de la burguesía palestina, que tenía lazos con las burguesías de otros países árabes. Nunca fue capaz de llevar la lucha hasta el final. Los fedayines (combatientes) de la OLP sufrieron masacres a manos de los reaccionarios árabes (Jordania, Líbano) y los dirigentes de la OLP se reconciliaban fácilmente con sus gobiernos. Sólo era cuestión de tiempo de que lo hicieran también con Israel.
Al final, la OLP aceptó la existencia de Israel, abandonando su programa y firmó la paz en 1993 en Oslo, a cambio de la promesa de un "estado palestino" al lado del estado judío.
No ha tardado en hacerse evidente para todo el mundo que los acuerdos de Oslo no solucionaban nada. En lugar de un estado palestino, la Autoridad Nacional Palestina es un "bantustán" (los supuestos "estados negros independientes" que creaba Sudáfrica, rodeados y controlados por el estado racista y que sólo servían para justificar el status inferior de los negros, considerados "inmigrantes" en su propia tierra).Israel controla el agua, controla los accesos por tierra, Israel mete más y más asentamientos judíos dentro de los territorios ocupados. La ANP "controla" un territorio menguante y discontinuo, cada vez más parecido al guetto de Varsovia que montaron los nazis: ya tiene hasta un muro que lo rodea. Pero los burgueses de la OLP, encabezados por Arafat, tenían prisa por disfrutar de sus "bien ganados" puestecitos.
Hamás se ha beneficiado de la corrupción que inunda Al Fatah para, usando su red de beneficencia generosamente financiada por las monarquías petroleras e Irán, ganar las elecciones con un discurso anti Israel. La mayor parte de la izquierda mundial ha considerado este hecho como un avance, mientras que Israel, EEUU y la Unión Europea han puesto el grito en el cielo, y acto seguido han sancionado a los palestinos por votar "terroristas".
Nos oponemos al bloqueo a Gaza justificado por el carácter "terrorista" de Hamás. No le damos a la "comunidad internacional" dominada por los países imperialistas el derecho a decidir a quién puede votar el pueblo. Estamos por el envío de comida a los palestinos, y por el envío de armas a los combatientes, y denunciamos a los países árabes por no hacerlo.
Pero le decimos al pueblo palestino: Hamás es la negación de su lucha histórica. Hamás no defiende una Palestina laica, democrática y no racista, Hamás es religiosa, antidemocrática y racista. Hamás no puede conseguir la simpatía de los pueblos del mundo hacia la causa palestina. Los métodos de los que Hamás se ha convertido en abanderado (aunque los practican casi todas las demás fracciones palestinas), los de los atentados suicidas contra la población civil, son reaccionarios porque impiden la ruptura del pueblo israelí con sus jefes sionistas que sólo les traen más guerras.
Hamás, a pesar de su situación desesperada, gobernando la aislada franja de Gaza, bloqueada por Israel, mientras está en medio de una guerra civil con Al Fatah, a pesar de verse obligada a mantener una unidad de acción con las demás fuerzas palestinas para defenderse del ataque sionista, no ha descuidado atacar a la izquierda, cerrando emisoras y matando a líderes del FPLP.
La izquierda tiene un peso social (universitarios, sanitarios, cristianos palestinos...) y militar real. Pero no tiene una política de clase. Tanto el FPLP como el FDLP, cada uno a su manera, se adaptan a Al Fatah y/o Hamás. Ambos parten de la misma concepción: la revolución palestina está en su etapa "democrática", "nacional", de lo que se trata es de la unidad nacional contra el ocupante, la lucha de clases (y por tanto, el socialismo) ya vendrá después. No hay solución mientras la izquierda no rompa con este esquema etapista-stalinista en favor del enfoque de la revolución permanente: sólo el poder obrero permite culminar la revolución democrática.
Palestina laica y democrática. Unidad árabe. Ruptura de los judíos con el sionismo. Por el socialismo.
No es posible la coexistencia de dos estados, por muchas razones. La más obvia, porque el estado de Israel seguiría siendo un estado superarmado que rodea y asfixia al miniestado palestino. Pero la segunda es importante. Como lo han demostrado todas las otras particiones étnico-religiosas (Irlanda, India y Pakistán, Bosnia Herzegovina...), no sólo se legitima sino que se impulsa aún más la limpieza étnica. No puede haber un estado laico y democrático "judío" al lado de un estado laico y democrático "palestino". La lógica de la partición lleva en ambos lados al poder al fanatismo religioso.
No hay más que una salida. El establecimiento de un estado palestino único, democrático y laico. Tal estado comenzaría por abolir toda diferencia legal entre sus ciudadanos, aboliría la "Ley del Retorno" que convierte en ciudadano del país a cualquier judío extranjero, mientras que aprobaría la Ley del Retorno que permitiría la vuelta de todos los palestinos y sus descendientes que lo quisieran, y los indemnizaría a cargo de los colonos usurpadores. Un estado así desmantelaría el ejército, policía y policía secretas israelíes y castigaría a los culpables de crímenes contra los palestinos.
Un "estado islámico" en Palestina sería directamente lo opuesto a esto. Si Israel cayera bajo una coalición de los actuales estados árabes (lo cual es ciencia ficción) éstos no cumplirían ni una sola de estas medidas. No hay forma de establecer una Palestina laica y democrática más que bajo un gobierno obrero y campesino, emanado de una revolución social. Ésta necesita que, al menos un sector significativo de la clase trabajadora israelí rompa con el sionismo. Necesita desde el lado árabe ser la continuación de la revolución de los trabajadores y campesinos de los países vecinos -Egipto, Siria, Jordania, Irak- contra sus gobiernos, y contra la ocupación en el último caso. Necesita que la política de clase tome la primacía frente a la política nacionalista. Necesita en últimas, para impulsarse, la construcción de un partido obrero revolucionario internacionalista, implantado entre los trabajadores tanto árabes como judíos, la sección palestina de la IVª Internacional reconstruida.
LEVANTAMIENTO DEL BLOQUEO A GAZA
POR El BOICOT DE LAS ORGANIZACIONES OBRERAS A ISRAEL
RUPTURA DE RELACIONES DIPLOMÁTICAS CON ISRAEL
RETIRADA DE LA CONSIDERACIÓN DE "TERRORISTAS" A LAS ORGANIZACIONES ARMADAS PALESTINAS
TRABAJADORES ISRAELÍES: ROMPED CON EL SIONISMO QUE NO OS DEPARA MÁS QUE GUERRAS
MASAS POPULARES PALESTINAS: ROMPED CON LA OLP Y CON HAMAS
NO A LOS DOS ESTADOS. DESTRUCCIÓN DEL ESTADO DE ISRAEL: POR PALESTINA LAICA Y DEMOCRÁTICA
POR LA FEDERACIÓN SOCIALISTA ÁRABE DEL MAGREB AL MASHREK
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