TRIUNFO
DEL INDEPENDENTISMO
SE
PROFUNDIZA LA CRISIS DEL PP
AUSENCIA
DE POSICIÓN INDEPENDIENTE DE LA CLASE TRABAJADORA
A
la izquierda, Junqueras (ERC), Mas (CDC) y Romeva (exICV (!)), cabeza
de lista de JxSí. A la derecha, David Fernández, Antonio Baños y
Gabriela Serra entre otros dirigentes de la CUP-CC.
Las
elecciones catalanas celebradas el pasado 27 de septiembre
no han dado un resultado sorprendente. Como se esperaba, ha
ganado la candidatura Junts pel Sí (JxSí),
formada por Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) y Esquerra
Republicana de Catalunya (ERC), pero bajo la forma de una lista “de
la sociedad civil” y con un cabeza de lista “no partidario” que
reconocidamente no iba a ser el candidato a Presidente de la
Generalitat. Se trata de Raül Romeva, ex parlamentario europeo de
ICV, “ecologista”, miembro de Greenpeace. Han sacado 62
diputados. Sumando sus diputados con los
diez de la Candidatura d´Unitat Popular-Crida Constituent
(CUP-CC) nos sale que las fuerzas que se han presentado con programas
abiertamente independentistas han obtenido mayoría absoluta.
El independentismo ha ganado.
Aunque
con un resultado que es un fracaso, con menos votos que los que sacó
ICV en las últimas autonómicas, la candidatura Catalunya Sí
Que Es Pot (CatSíqueesPot) ha sacado 11 diputados. Esto
la deja por debajo del PSC-PSOE que ha logrado evitar el
hundimiento, con 16.
Unió
Democràtica de Catalunya (UDC), el decano del nacionalismo
burgués catalán, fundado en 1931, socio de CDC durante 35 años,
de ser el ala clerical de CiU ha pasado a ser su sector
vergonzantemente españolista. Se ha presentado en solitario y no
ha obtenido ni un diputado.
En
cuanto a la derecha españolista, Ciutadans-Partido de la
Ciudadanía (C´s) ha aplastado al PP, sacando 25 diputados frente a
los 11 de estos últimos.
La
absurda discusión sobre el 51%
A
pesar de estos resultados, los tertulianos y medios de
comunicación españolistas y monárquicos han puesto el grito en el
cielo: Mas dijo que estas elecciones eran plebiscitarias... y
sin embargo, hay más votos para las opciones no independentistas
que para las independentistas, unos 163.238 votos válidos
emitidos (sobre un total de más de cuatro millones). Lo más
sorprendente es que la CUP-CC ha hecho eco a esta barbaridad.
Lo
más importante aquí no es señalar que la suma está hecha con
truco; está claro que JxSí y CUP-CC son independentistas,
pero no que el resto no lo sea, porque una parte al menos de
los votos (y desde luego, una parte de los dirigentes) de
CatSíqueesPot también lo es. Ni siquiera que todos los demás
sean partidarios de las cosas como están, porque los que no son
independentistas en CatSíqueesPot defienden un “proceso
constituyente” en el que Catalunya tenga “derecho a decidir”
y el PSC-PSOE pide una reforma de la Constitución hacia un “estado
federal”.
Lo
importante es que no se pueden poner ambos votos en la misma
balanza. Votar independencia es votar contra el régimen, es
saltar a lo desconocido. Votar contra la independencia es el reflejo
condicionado de la servidumbre. Siempre tiene ventaja el voto por el
status quo, siempre hay una inercia, una gente que está fuera de
todo (y además, siempre hay policías, militares, funcionarios del
estado central, empleados de grandes empresas, etc, censados en
Catalunya pero que vienen de fuera). La virtual paridad de votos
esconde una superioridad aplastante en la calle por parte del
independentismo. La tendencia más probable para los votos
independentistas es seguir subiendo si no la corta una traición
demasiado evidente de sus líderes. Por eso sería un crimen pararse
y supeditar todo a la búsqueda de la mayoría formal.
Esto
se comprende mejor si hacemos una analogía entre la cuestión
nacional y la social. La idea de que la legitimidad para avanzar
hacia el socialismo sólo se obtiene a partir del 51% de los votos
recuerda a la socialdemocracia alemana de preguerra o a Allende en
Chile. Es un absurdo fetichismo parlamentario. Para un
revolucionario, la revolución es posible, es necesaria y legítima
sólo con que la mayoría aplastante de la clase trabajadora esté
por hacerla y apoyarla y con que esta mayoría haya conseguido,
si no que se pasen a su lado, que una parte sustancial de las
clases medias miren el proceso con neutralidad, sin oponerse
activamente. La mayoría formal, la mitad más uno aquí no tiene
nada que ver; las fuerzas burguesas, capitalistas, no lo tomarían
en cuenta, como no lo hicieron Pinochet ni Franco. Volviendo a
nuestro caso, de lucha nacional y no social, en realidad a las
fuerzas españolistas les da igual cuantos votos haya, pretenderán
atajar el proceso de todos modos.
Ascenso
naranja, hundimiento del PP
El
ascenso meteórico de Ciutadans ha superado incluso sus propias
expectativas. No es que lo diga Aznar, es que cualquiera puede ver
que los votos a C´s han venido fundamentalmente del tipo de gente
que vota al PP no sólo en Catalunya. El PP está aterrado. El
régimen no. No hay más que ver que la consecuencia de este
resultado han sido varias portadas y editoriales seguidos
enalteciendo a C´s por parte no sólo de “El Mundo”
sino también de “El País” y “ABC”.
Ciutadans es el recambio prefabricado por el régimen, usando
hábilmente muchos de los chascarrillos ideológicos que el 15M y
Podemos han puesto en circulación, aunque sin una gota de
perroflautismo. El partido, que se presenta como de
“centro-izquierda” puede parecer un poco ambiguo. Tiene un jefe,
Rivera, que fue campeón de “debate universitario” (una
competición que consiste en que cada equipo debe defender una
posición sobre un tema... que no conoce hasta que le toca por
sorteo al inicio de cada debate), es decir, un tipo capaz de
defender una cosa y la contraria. Pero si se escuchan los gritos de
sus seguidores la noche electoral se puede ver que ellos no se
confunden: “Soy español, español, españooool”. A fin
de cuentas, su candidata, Inés Arrimadas, medio castellana medio
andaluza, hija de un policía, sólo lleva 7 años viviendo en
Catalunya.
Frente
a esta competencia, el PP presentó un candidato que no era sólo
genéricamente españolista. Xavier García Albiol se había hecho
notar como alcalde de Badalona no por su españolismo sino por su
racismo desatado. No era un candidato votable por el tipo de
gente despistada, ex-votantes del PP y alguno del PSOE que estaban
hinchando las velas de C´s. Es como si de antemano el PP hubiera
reconocido la derrota y se resignara a agrupar a sus más
incondicionales.
La
CUP-CC: la “oveja negra” de la familia
La
CUP-CC también ha salido como gran triunfadora de las elecciones.
La CUP está legalizada como partido desde 1987 y ha ido creciendo
paulatinamente como marca electoral de diversos grupos
independentistas catalanes, algunos de los cuales usan un
vocabulario “marxista” o incluso “anarquista”. Para estas
elecciones han montado la candidatura CUP-CC (Grito Constituyente)
que se ha comido al resto de la izquierda revolucionaria catalana no
independentista, tras el fracaso de varias otras operaciones
rivales.
El
problema con la CUP-CC es que, aunque se presente como la fuerza
anticapitalista más exitosa en el terreno electoral, siempre fue
más un apéndice izquierdista del “Procès” que su oposición
revolucionaria, precisamente por ser una organización
nacionalista, no internacionalista. Nadie lo ha expresado mejor
que su candidato, Antonio Baños, cuando ha dicho que Mas es como el
“amigo borracho” del que uno se avergüenza pero que cuando se
mete en peleas hay que ir a defenderlo. A eso van.
Catalunya
Sí que es Pot (“Cataluña, sí se puede”): Cataluña quizá,
pero ellos no
La
candidatura “ciudadana” (que es así como se presentaba, no
de los trabajadores y las capas populares) formada en lo fundamental
por Iniciativa per Catalunya Verds (ICV), Esquerra Unida i
Alternativa (EUA, rama catalana de Izquierda Unida) y Podemos, ha
cosechado un rotundo fracaso.
¿A
qué se ha debido? Los ideólogos reaccionarios de los
“significantes vacíos” como los Errejón y las Bescansa han
sacado como conclusión que esto demuestra que Podemos no debe ir a
las elecciones en coalición, con “siglas complicadas”, en fin,
que no tiene que ir con IU a ninguna parte. Lo que quieren decir es
que todo lo que sea cambiar la marca Podemos hace perder votos y que
su fuerza consiste en no identificarse con la izquierda, es decir,
seguir siendo nada.
Pero
la verdad es que quien ha mantenido el tipo y evitado la debacle ha
sido ICV, no Podemos. La causa del fracaso ha sido que Podemos y
su líder, Pablo Iglesias, han dirigido su campaña a los
trabajadores inmigrantes que se sientan españoles. En la más
repugnante vena lerrouxista, han intentado movilizarlos contra el
independentismo catalán. Pero en la medida en que este sector
de la población sigue existiendo (que es cada vez menos), le ha
dado la espalda y ha votado PSC. Se lo merece Pablo Iglesias.
Porque con el tipo de campaña que ha hecho ha desenmascarado el
españolismo de Podemos. Ellos están porque Catalunya tenga derecho
a decidir... pero conjuntamente con el resto del Estado. Es una
negación vergonzante del derecho a la autodeterminación. Porque la
cuestión de fondo sobre el “derecho a decidir” no es si se hace
con referéndum o con elecciones. sino si se reconoce que
Catalunya es una nación diferenciada y por lo tanto es ella
sola, mediante el mecanismo que vea necesario, la que tiene que
decidir qué hace. La secretaria de Podem en Catalunya, Gema
Urbasart, propuesta por el propio Iglesias en persona, ha dimitido
en el fondo por esta deriva españolista. Todo indica que se va a
profundizar.
La
izquierda revolucionaria, rehén del independentismo
En
la propia Catalunya, la mayor parte de la izquierda obrera y
revolucionaria, es decir, trotskysta, no ha levantado una
alternativa independiente. Corriente Roja, Lucha
Internacionalista y En Lucha han decidido incorporarse a la CUP-CC.
Es decir, han decidido incorporarse a una organización que pone
como seña de identidad el independentismo por encima de su
“socialismo”; una organización que no pretende construir un
partido a escala estatal (menos todavía mundial) sino que se
construye a escala del marco territorial de lo que pretende
construir: el socialismo en un sólo país... o países
Catalanes. Es decir, una organización nacionalista
pequeñoburguesa, como el abertzalismo vasco o el bloquismo
galego. Esta querencia por los independentistas “radicales” era
una vieja enfermedad de la LCR mandelista (hoy, Anticapitalistas,
mayordomos de Pablo Iglesias) pero CR está contagiada desde su
participación en Iniciativa Internacionalista en las europeas de
2009. Lucha Internacionalista ha participado en
todo tipo de enjuagues “constituyentes” independentistas en
Catalunya. En Lucha sale de Podemos para meterse en otro
charco. Sólo Clase contra Clase ha permanecido independiente
y haciendo propaganda coherentemente internacionalista.
De
ninguna manera esto ayuda a la construcción de una alternativa
revolucionaria obrera a nivel estatal contra el régimen monárquico
y el capitalismo. Todo el mundo interpreta el éxito de la CUP-CC
como lo que es: el éxito de una organización ante todo
independentista, el ala extrema-izquierda del frente nacional
encabezado por Mas. La condición para ir construyendo una
dirección obrera revolucionaria internacionalista es la ruptura con
CUP-CC.
Una
posición independiente de la clase trabajadora
La
Constitución Española da al ejército y no al gobierno o las
Cortes la tarea de velar por la “unidad de España”. Sin
embargo, no es previsible una intervención unilateral de los
militares a corto plazo. La dinámica que impulsa el PP (y C´s),
dinámica que está por ver si el PSOE tiene intención de
interrumpir, pasaría antes por una suspensión de la autonomía
y una puesta de Catalunya bajo el control del gobierno central.
Ésta es una posibilidad contemplada en la Constitución.
Suspender
un gobierno autonómico también era posible con la constitución
republicana de 1931. No carece de interés recordar que fue
aplicada en dos ocasiones y las dos contra Catalunya. La primera
fue en 1934, cuando el gobierno del “bienio negro”
suspendió la autonomía catalana a resultas del amago de
insurrección y la proclamación de la “república catalana” por
Companys; la segunda fue en 1937, cuando el gobierno de
Valencia, en plena ofensiva contrarrevolucionaria, tras ilegalizar
al POUM, retiró casi todas las competencias de la Generalitat sin
suspenderla formalmente para controlar directamente el territorio en
el que había alcanzado más fuerza la revolución social.
Por
eso, la primera tarea de cualquier fuerza obrera y popular
demócrata, española o catalana, es advertir a las masas
populares de esta posibilidad, llamarlas a movilizarse, en
Catalunya pero también en el resto de la península y las islas,
para impedir esta medida reaccionaria. Si la medida tuviera
éxito, no se podría descartar que acabara siendo no un sustituto
sino una preparación para la intervención militar directa.
La
segunda tarea de toda fuerza democrática e internacionalista, no
nacionalista ni española ni catalana, como debe ser toda fuerza
obrera, socialista y revolucionaria, es defender el “derecho a
decidir” de Catalunya, que en estos momentos se concretaría en su
derecho a proclamar su independencia. Nosotros no somos
independentistas. Pero no es lo
mismo el nacionalismo opresor que el de la nación oprimida. Como
hemos explicado en otros lugares (ver aquí)
nosotros abogamos por la Federación Ibérica de Repúblicas
Socialistas, con unión económica, como primer paso hacia los
Estados Unidos de Europa (ver aquí
y aquí).
Abogamos por una estrategia revolucionaria para lograr esto (ver
aquí).
Pero la única forma de avanzar hacia este objetivo es defendiendo
el derecho de Catalunya a proclamar su independencia. Independencia
que no duraría un segundo frente al ataque frontal del estado
central sin una amplia movilización del conjunto de los pueblos de
la península y más allá.
En
cuanto al gobierno que debe pilotar el “proceso”, los
revolucionarios no pueden proponer más que un gobierno de la
clase trabajadora. De qué partidos podría estar compuesto tal
gobierno no es algo que ahora mismo se pueda determinar; los
resultados electorales y lo que ocurra el próximo 20 de diciembre
en las generales pueden producir muchos cambios, escisiones y
reorganizaciones en las organizaciones que ahora mismo se
reivindican del movimiento obrero. Por tanto, la consigna “gobierno
de concentración” que propone la CUP-CC es inaceptable porque
significa apoyar la constitución de un gobierno concentrado... de
CDC y ERC, un gobierno burgués. No basta con no participar en
él, no basta con no votarlo, se trata de aclarar que la
constitución de tal gobierno no representa un paso adelante en el
progreso sino su aborto. Porque tal gobierno nunca se plantearía
romper con el capitalismo, ni siquiera romper con la Unión
Europea y el euro, que son condiciones previas necesarias para
cualquier política, para cualquier “plan de emergencia” contra
la pobreza y a favor de la clase trabajadora que se pueda pergeñar.
Este
es el programa que hay que agitar, dentro y fuera de Catalunya, si
los títulos de “revolucionario” e “internacionalista” no
van a ser sólo decorativos.
Grupo
de Comunistas Internacionalistas, 18-X- 2015
- RESPETO AL DERECHO A DECIDIR DE CATALUNYA
- NINGUNA AGRESIÓN A CATALUNYA DESDE ESPAÑA, NI DESDE LOS JUECES, NI DESDE EL GOBIERNO NI DESDE EL EJÉRCITO
- NO AL SEGUIDISMO A LA BURGUESÍA: EL PROYECTO DE MAS-JUNQUERAS ES SER UNA ESTRELLA MÁS DE LA BANDERA DE LA UE. EL DE LOS TRABAJADORES Y EL PUEBLO CATALÁN DEBE SER ANTICAPITALISTA Y FUERA DE LA UE
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