lunes, 20 de febrero de 2012

UNA REFORMA LABORAL “AGRESIVA”...

UNA REFORMA LABORAL “AGRESIVA”... 
 CONTRA LOS TRABAJADORES, NO CONTRA EL PARO

Un ataque sin precedentes
Después del “inicio del inicio” viene la continuación. El ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, ya había dicho que el eje del plan del gobierno no eran los recortes sino una nueva reforma laboral. Una reforma laboral que han esperado para lanzar a que fracasase la “negociación” entre las burocracias sindicales y la patronal.
Esta espera era un truco; el gobierno ya tenía acordado con la patronal que ésta asumiera una postura tan inflexible que impidiera llegar a un acuerdo. Y eso que finalmente el 25 de enero acabó firmándose un acuerdo CEOE-CEPYME-CCOO-UGT de limitación de los salarios.
Pero finalmente el día 9 de febrero el gobierno aprobó una nueva reforma laboral, que se publicó como Real-Decreto el día siguiente. Se trata del ataque más salvaje contra la clase trabajadora desde la muerte de Franco.

¿En qué consiste esta reforma laboral?
- reducción de la indemnización por despido improcedente. Será ahora de 33 días por año trabajado con un máximo de dos anualidades, en lugar de 45 días y un máximo de tres anualidades y media. Esto vale para todos los contratos nuevos y también para el cálculo de los contratos antiguos a partir de ahora. Es decir, que la reforma tiene efectos retroactivos.
-Se crea un nuevo tipo de contrato para empresas de menos de 50 trabajadores o para “autónomos”, que aumenta al doble, hasta un año, el período de prueba dentro del que se puede despedir sin indemnización. El primer año se le deducirían 3000 € de cotizaciones sociales al empresario. Más dinero para la patronal: por contratación “indefinida” la bonificación iría de 3600 hasta 4000 €.
Lo alucinante es que el trabajador puede seguir “cobrando” el subsidio de desempleo, ¡pero el empresario se quedaría el 50 %!!! El trabajador seguiría cobrando el 25% de su subsidio simultáneamente al sueldo. Así que consume el paro mientras está trabajando, y la mitad se lo queda el empresario.
-Se eliminan los salarios de tramitación: si un juez declara un despido improcedente el empresario no tiene que pagar los salarios entre el despido y la resolución judicial.
-Ampliación de las posibilidades de despedir de forma procedente. Ya no hace falta que las pérdidas pongan en peligro la viabilidad de la empresa. Basta con que haya pérdidas, o que habiendo beneficios, las ventas lleven tres trimestres cayendo. La indemnización sería sólo de 20 días por año trabajado con límite en una anualidad. A esto se añaden las nuevas facilidades para rebajar salarios o cambiar horarios si hay dificultades, incluso pérdidas sólo previstas, no reales. En estos casos el empresario puede imponer su criterio sin negociación, aunque después llegue la cosa a Magistratura.
-se facilita el despido procedente por absentismo: el trabajador puede ser despedido por faltar el 20 % de su jornada en dos meses consecutivos o el 25 % de su jornada en cuatro meses discontinuos a lo largo del mismo año, incluso si todas las faltas son justificadas.
Hasta ahora en España el despido procedente se utilizaba poco porque casi siempre implicaba ir a juicio. Por eso los empresarios despiden cuando les da la gana, reconociendo de antemano que son improcedentes y pagando la indemnización.
Los ERE´s más fáciles: se elimina la necesidad de la autorización administrativa para los Expedientes de Regulación de Empleo.
Hasta ahora, esto posibilitaba luchar contra los ERE´s. Si los sindicatos no pactaban, entonces era la autoridad laboral (generalmente una Consejería autonómica) la que tenía que “pringarse” autorizando los despidos. Y es más fácil para los trabajadores presionar a la administración que a la patronal. De todos modos ha habido muy pocas luchas contra los ERE´s. Más del 90% de los aprobados en los últimos años habían sido pactados previamente por CCOO y UGT, por lo que para la administración era obligatorio autorizarlos. Es cierto que esto significaba que CCOO y UGT eran cómplices en la destrucción del empleo, pero también que estos acuerdos a los que llegaban resultaban molestos para la patronal porque incluían indemnizaciones muy por encima de las legales. Ahora esto se ha acabado.
-posibilidad de hacer ERE´s en organismos públicos para despedir al personal laboral. La causa económica, falta de presupuesto, aquí es a discreción del gobierno, pues es la distribución de los recursos por el Presupuesto la que decidirá en qué organismos tendrá que realizarse un ERE.
-Dinamitación de la negociación colectiva: Se instaura la preeminencia del convenio de empresa sobre cualquier convenio de orden superior (provincial, de rama...). Se aumentan las posibilidades de descuelgue del convenio de los empresarios “que no puedan cumplirlo”. Se permite que el empresario pueda cambiar salarios y jornadas de hasta el 10 % de la plantilla sin relación con el convenio y sin negociación sindical. Sólo tiene que notificarlo con 15 días de antelación. Al trabajador sólo le queda aguantarse o irse, con una indemnización de 20 días por año trabajado con un máximo de 6 meses. Con esto, los convenios no sirven para nada.
-Se abre una brecha en la ultraactividad de los convenios colectivos. Cuando un convenio acabe su período de vigencia y sea denunciado por ambas partes, se limita a dos años (hasta ahora era indefinido) el período de vigencia que le queda hasta que se firme otro. Los trabajadores se acogerán mientras al convenio de ámbito superior que haya... o al Estatuto de los Trabajadores si no hay. Para completar la voladura de la negociación colectiva, el Decreto instaura un virtual arbitraje obligatorio en la figura de la Comisión Nacional de Convenios Colectivos.
Y unas cuantas medidas más:
-Se permite a las ETT´s actuar como agencias de colocación. -Se abre la posibilidad de que los parados que cobren prestación trabajen gratuitamente en servicios a la comunidad. -Se amplían los supuestos para el contrato de formación y de aprendizaje, que puede tener hasta un 100% de bonificación en las cuotas a la Seguridad Social y un salario inferior al mínimo. Se permiten las horas extras para los trabajadores a tiempo parcial... 

¿Que objetivos se buscan con esta reforma?
Una reforma basada en facilitar el despido no tiene como objetivo aumentar el empleo. Eso hasta Rajoy lo dice.
En realidad en las pequeñas empresas ya es norma que la gente trabaje sin contrato, que cobre menos de lo que dice el convenio, que los trabajadores precarios ni conocen. Es que la prevalencia de los convenios de empresa no está pensada para los convenios de las grandes, que son casi todos los firmados, que suelen mejorar claramente lo estipulado en los convenios provinciales o de rama. Está pensada para que lo que prevalezca sean los leoninos nuevos convenios de empresa que se firmarán en muchas pequeñas empresas que hoy no los tienen. Y para que se firmen estos convenios que justifiquen los ataques, la patronal tendrá que crear interlocutores que los firmen. También por esta vía esta reforma tiene el objetivo de destruir a los sindicatos.
De lo que se trata no es tanto de la aplicación concreta de las medidas (en España la norma en el terreno laboral es la irregularidad) sino cambiar la relación de fuerzas en favor de la patronal. De lo que se trata es de permitir a los empresarios aplicar con más facilidad las medidas más brutales para aumentar sus beneficios. “El País” del 14 de febrero nos desvela que nada menos que un tercio de las empresas españolas que cotizan en bolsa tienen pérdidas o arrastran tres trimestres seguidos de caída de ventas aún teniendo beneficios, con lo que podrían hacer uso de las nuevas posibilidades de despido barato.
Es que las medidas de la reforma laboral no son casuales. Angela Merkel ha podido elogiarlas sin haberlas leído. Son medidas que vienen impuestas a la patronal por la misma crisis capitalista. A fin de cuentas, son continuación y profundización, no ruptura, de las medidas de la reforma laboral de Zapatero. 

CCOO y UGT, cómplices del gobierno
Sería un error quedarse en criticar al gobierno sin mencionar que puede imponer esta reforma gracias a la colaboración de los que supuestamente se “oponen”. CCOO y UGT han desbrozado el camino para que el gobierno pudiera sacar esta reforma laboral. Desde el 20N, en lugar de preparar a los trabajadores para la que se les venía encima, han estado pringados en una falsa “negociación” cuyo único sentido era desmovilizar. Toxo y Méndez han quedado como estúpidos con su recién firmado acuerdo con la patronal, permitiéndole una práctica congelación salarial. Creían que con ese acuerdo evitaban la reforma laboral cuando lo que han hecho ha sido facilitar su promulgación.
Cuando la reforma ya es un hecho, han reaccionado convocando manifestaciones, pero sin decir si culminarán en una huelga general. Dicen que Rajoy no va a imponerles la forma de lucha. Peor aún, insinúan que es posible eliminar los peores aspectos de la reforma porque es “inconstitucional”. Precisamente en el momento en que la inhabilitación de Garzón lleva a la Justicia a niveles de impopularidad nunca vistos, los burócratas sindicales pretenden que confiemos en los jueces.
Toxo y Méndez dicen que las manifestaciones permitirán pulsar el ambiente entre los trabajadores, para ver si están dispuestos a una huelga general o no. Actúan como encuestadores, no como líderes obreros. Pero “El País” publicaba el día 12 una encuesta (elaborada antes de que se conociera la reforma) según la cual el 51% de los trabajadores (no de la población en general) estaría a favor de una huelga general. 
 
Nada que esperar del trámite parlamentario
Como González, Aznar y Zapatero, Rajoy ha sacado la reforma como Real-Decreto Ley aprobado por el Consejo de Ministros y firmado por el Rey, sin pasar por el Parlamento. Justifica usar este procedimiento por la crisis y el paro, pero la intención es convertir las medidas en hechos consumados antes de que se discutan. De todos modos la reforma tiene que ser ratificada por el Parlamento. El gobierno va a tramitarlo como “Proyecto de Ley por el procedimiento de urgencia”, lo que permite que haya enmiendas. Pero como el el PP tiene mayoría absoluta en Congreso y Senado, además del apoyo de CiU, el trámite parlamentario no representa mayor dificultad. Y la “oposición útil” (útil para la patronal) del PSOE de Rubalcaba no va a ser un obstáculo. La reforma no se parará en el Parlamento, sino en la calle. 

¿Es esto todo el programa del PP?
No. Con ser salvaje, este ataque no va a ser el último. Falta el “contrato único”, es decir, transformar a toda la fuerza laboral en precaria, incluyendo a los funcionarios. Y sobre todo, falta la medida que esperan aplicar tras ver la respuesta popular es la de cercenar el derecho de huelga. A pesar de los servicios mal llamados mínimos, que son máximos y se decretan estirando el concepto de “servicios esenciales” hasta el punto de incluir al telemárketing, a pesar de los plazos, de las cortapisas legales, a pesar de que la clase trabajadora ha perdido totalmente la memoria de que había una época en la que en toda huelga se levantaba la reivindicación “pago de los salarios caídos” y a veces se conseguía incluso en pleno franquismo, a pesar de todo a la burguesía le parece que sigue siendo demasiado fácil hacer huelga en España.
Lo que pretenden es, si acaba habiendo una huelga general, conseguir que el sector atrasado, reaccionario, de la población pida mano dura. Pero de que ellos se preparen para reprimir y confíen en que los altercados desacrediten a los huelguistas frente a la “mayoría silenciosa”, no hay que concluir que lo mejor es atenerse al más estricto legalismo y no violencia gandhiana. Toda la experiencia histórica demuestra que la clase media toma en serio a la clase trabajadora cuando la ve como una fuerza seria capaz de cambiar las cosas. 

Rajoy tiene razón: hay que ir hacia una huelga general
¿Cuál es la línea que se impone? Para tumbar la reforma laboral, el mayor ataque contra la clase trabajadora desde la transición, no debemos tener ninguna confianza en los jueces, ni en el Parlamento (ILP, etc). Hace falta un plan de lucha centralizado y contundente contra la reforma laboral y los recortes y no por su suavización. El plan debe unir a los fijos y precarios, a los trabajadores del sector privado y del público, a los nativos y los inmigrantes, a los trabajadores con empleo y a los desempleados, para parar los ataques. Las huelgas generales de Galiza y Euskadi son útiles si forman parte de un plan así.
Hace falta la unidad de acción entre todas las fuerzas sindicales y políticas de la clase trabajadora para detener la reforma. Unidad de acción entre CCOO-UGT y CGT-resto de la izquierda sindical. Pero ninguna confianza en PSOE-CCOO-UGT e “Izquierda Plural” (IU), escuderos de la burocracia sindical, ir a su desborde. Y frente al programa keynesiano y ciudadano de IU, CCOO, UGT y el Movimiento 15 M, levantar un programa de clase y anticapitalista.
Una huelga general de un día no soluciona nada”... entonces, ¿qué hacer?
Oímos este comentario muchas veces. Esto no es un argumento contra la huelga general. Pero tiene un grano de verdad, porque no hay huelga que pueda detener estas medidas definitivamente. Aunque un gobierno determinado pueda echarse atrás momentáneamente, la burguesía como clase seguiría profundamente comprometida con estas medidas. Lo hace por un certero instinto de clase. Sabe que no vivimos una pequeña desaceleración económica sino una crisis mundial del capitalismo como tal. Sabe que sólo un aumento astronómico de la tasa de explotación puede permitirle reanudar la explotación.
Grecia muestra a dónde conducen las medidas impulsadas por la Unión Europea. El gobierno de “unión nacional” ha votado acatar la nueva tanda de recortes que rebaja al país al nivel de subdesarrollado semicolonial, al coste de la descomposición de los propios partidos que lo conforman, en primer lugar la socialdemocracia. Con paso más lento pero firme, Portugal se va acercando a la misma situación.
Refiriéndose a una situación similar, Trotsky dijo: “en vano se intentará consolarse con la idea de que el proceso sólo ha llegado a la periferia del mundo capitalista. La gota comienza por el dedo gordo del pie, pero acaba por llegar al corazón”.
En la medida que se vaya acercando al corazón, más y más se irá viendo que no hay solución sindical, que sólo es posible salir de este pozo si el poder cambia de manos, si se instaura el poder de los trabajadores. La construcción de la herramienta que la clase trabajadora necesita para esta tarea colosal, el partido comunista, revolucionario, internacionalista, es una tarea impostergable.
Grupo de Comunistas Internacionalistas
19 de febrero de 2012

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