“EL INICIO DEL INICIO”
¡LA QUE NOS ESPERA!
Siguiendo el guión
Desde su toma de posesión como nuevo presidente del gobierno, el 21 de diciembre, Rajoy está haciendo cualquier cosa menos sorprendernos. Tras conseguir la aprobación del Parlamento con un discurso tan vacío como su campaña electoral, en el que no desvelaba ninguno de sus planes, ha constituido rápidamente un gobierno que ha aprobado medidas draconianas el 30 de diciembre: no solo recortes de presupuesto sino subida de impuestos, algo que hasta ahora había declarado inútil y perjudicial.
La revalorización de las pensiones en un 1 %, la inflación prevista para el año 2012, es otra maniobra propagandística. Primero porque desde que se instituyó esa idea de vincular las subidas a la “inflación esperada” en lugar de a la inflación pasada, en los pactos de la Moncloa de 1978, prácticamente nunca han acertado con sus previsiones de inflación. Y en segundo lugar, porque el aumento de los impuestos aprobado en el mismo paquete de medidas se come todo el supuesto “aumento” que esto representaría. Por lo tanto, las primeras medidas de Rajoy se resumen en recortes del gasto y subida de los impuestos... principalmente a los trabajadores y la clase media asalariada.
La subida de impuestos es una bofetada en la cara a sus propios votantes. Es la que más abiertamente rompe las promesas electorales de Rajoy. La subida la han llamado, con ese cinismo que para esta gente es una segunda naturaleza, “recargo temporal de solidaridad”. Hace falta tener cara, porque la “solidaridad” que se ejerce cobrando menos para que el estado se ahorre dinero que no se va a gastar de más en educación, sanidad, pensiones o subsidios de desempleo, entre otras cosas, a dónde va a es a pagar los intereses de la deuda pública.
Soraya Sáenz de Santamaría justificó las medidas con el argumento esperado: ahora resulta que, por culpa de las comunidades autónomas, el déficit es superior al previsto. Por eso no basta con los recortes, han tenido que aumentar los impuestos. Pero el déficit elevadísimo de las comunidades autónomas procede de autonomías gobernadas por el PP desde las elecciones del 22 de mayo (por lo que han tenido tiempo de informar al gobierno) o incluso, gobernadas por el PP por tiempo casi inmemorial, como Madrid o el País Valenciano. La sorpresa fingida de este gobierno “obligado a tomar medidas imprevistas” no engaña a nadie. Es un teatrito.
La negociación de la reforma laboral
Durante las fiestas, las burocracias sindicales y la patronal estuvieron negociando un nuevo pacto social, bajo el látigo de Sáenz de Santamaría que les ponía el 7 de enero como límite. Finalmente, El 25 de enero CCOO y UGT han firmado un acuerdo salarial con la CEOE (y CEPYME). Un acuerdo lesivo contra los trabajadores como no podía ser menos en esta situación, con la patronal envalentonada y sin recurrir a la movilización. Lo que han firmado no sólo es prácticamente la congelación salarial sino facilitar a la patronal descolgarse de los convenios cuando quieran.
La burocracia sindical confía en que esta nueva traición, el salario de los trabajadores ofrecido en bandeja de plata a la patronal, será suficiente para disuadir al gobierno de su intención de promulgar una nueva reforma laboral que, al atacar la misma base de la negociación colectiva, no sería sólo un ataque devastador contra la clase trabajadora sino contra la misma burocracia.
Sin embargo, el mismo día de Guindos dijo en la RTVE que para él la clave de la “salida de la crisis” no era la contención del déficit, sino esa misma reforma laboral que Toxo y Méndez creen haber evitado pero que el mismo día exigía Botín.
Y luego, en una cumbre europea, Rajoy confió a sus colegas a micrófono abierto que la reforma laboral que está a punto de aprobar por decreto le va a costar una huelga general.
Y es que toda la negociación ha sido un teatrito por parte de CEOE y gobierno. Pues estaba claro que no iba a haber acuerdo y esta falta de acuerdo la usaría el gobierno para justificar aprobar una nueva reforma laboral por decreto. Y esto no ha cambiado porque la patronal haya sido capaz de arrancarle a las burocracias un acuerdo salarial en el que ella no ha cedido nada, ya que no afecta a los dos puntos que ella, como el gobierno, quieren imponer: el contrato único (se acabó el contrato fijo) y el fin efectivo de la negociación colectiva.
¿A qué público van dirigidos estos teatritos?
Puede resultar sorprendente que la táctica del gobierno Rajoy pueda tener alguna efectividad cuando fue desvelada por adelantado. Hasta el PSOE denunció que en cuanto llegara al gobierno el PP, lo primero que haría es denunciar que “la situación económica es peor de lo esperado” porque “el gobierno Zapatero le había ocultado información” y acto seguido tomarían medidas de ajuste duro. Y hay que admitir que Rajoy no ha hecho ni el intento de disimular, está siguiendo el guión a rajatabla. Sáenz de Santamaría elabora un documento sobre los “incumplimientos” del gobierno y se lo pasa a su periódico afín, ABC, el que no para de traer portadas hagiográficas sobre Rajoy y nunca se metió con él, como hicieron otros medios de la derecha. Y se supone que esos incumplimientos justifican que se tomen medidas durísimas, no sólo las que ya habían anunciado sino otras, como la subida de impuestos, que habían negado incluso el día de la investidura.
Pero sorprenderse de esto implicaría no darse cuenta de a qué audiencia va dirigida este teatrito. No hay más que ver los “incumplimientos” listados por Sáenz de Santamaría -número de liberados sindicales en los ministerios, subvenciones a ONG´s, etc- para notar que se trata de minucias, el chocolate del loro, pero son temas muy sensibles para el sector reaccionario, derechista, de la población, ese sector que les ha votado. Ese sector que no soportaría que Zapatero le cobre más impuestos pero sí Rajoy porque “tiene confianza”.
Hemos dicho ya muchas veces que la clave de la crisis del gobierno Rajoy va a estar en la ruptura de su base social, más que en la agresividad de la lucha de los que se le oponen. La clase trabajadora, que a pesar de lo que digan los analistas, ha votado, cuando lo ha hecho, mayoritariamente contra Rajoy, sigue atada por sus direcciones sindicales. Sin embargo, los amplios sectores campesinos, pequeño burgueses y de clase media asalariada que han votado a Rajoy en el malentendido de que el PP viene a “garantizar las pensiones” o a “dar empleo” no van a tardar en chocar con las medidas del gobierno.
Y es que, aunque en este sector social estén muy difundidas ideas reaccionarias antisindicales, prejuicios contra los empleados públicos, etc, no son ni mucho menos un movimiento reaccionario similiar a la tendencia pro-Thatcher del partido Tory en Gran Bretaña o a lo que hoy son el Tea Party o los seguidores de Ron Paul en EEUU. No, la mayoría de estos votantes del PP están a favor de la seguridad social y pensiones públicas, de los servicios públicos, del subsidio de desempleo. No han votado a Rajoy para que destruya al estado del bienestar sino porque, en su desorientación, creen que es la solución para salvarlo de los ataques que Zapatero le ha lanzado. Y varios dirigentes del PP -González Pons, Ruiz Gallardón, etc- les han dicho que esto es verdad literalmente.
Pero la necesidad de destruir el estado del bienestar no surge de los prejuicios ideológicos reaccionarios de la cúpula del PP, que hayan intentado esconder y que ahora van a aplicar como su plan secreto. No, esta necesidad se impone a la burguesía porque esta destrucción es uno de los elementos necesarios e irrenunciables para aumentar la tasa de explotación, única vía para la recuperación dentro del capitalismo.
Por eso, los partidos conservadores o liberales, de derechas, en toda Europa, están comprometidos con la destrucción del estado de bienestar. Pero los partidos socialdemócratas también lo están, como lo han mostrado a las claras los gobiernos Zapatero, Sócrates y Papandreu. Y cuando la situación se vaya volviendo más desesperada, veremos a los Verdes y a los partidos “comunistas” sumarse al carro de la destrucción del estado del bienestar.
Lo que se ha dado en llamar “estado del bienestar” (wellfare state) en lo fundamental no es más que la transferencia y redistribución por el estado de una parte sustancial de la masa salarial total. Muchos estudios han demostrado que el estado del bienestar no redistribuye de forma apreciable recursos entre clases sociales. Por eso es inofensivo para el capitalismo. Pero al convertir en salario social una parte del salario de los trabajadores (por ejemplo, al montar una enseñanza y sanidad públicas con dinero de los impuestos sobre los salarios, en lugar de dejar ese dinero en manos de los trabajadores para que ellos mismos se paguen ambos servicios) eleva el nivel de vida general al igualar las condiciones del conjunto de la clase trabajadora por encima de sus sectores. Así, distintas capas de la clase trabajadora, con distintos salarios y distintas condiciones de vida disfrutan de salud y educación equivalente. Por eso la clase trabajadora debe resistir cualquier ataque contra el “estado del bienestar” como conquista que es, sin que eso signifique que tenga que apoyar al capitalismo.
La respuesta de los “mercados”: ¡viva el “carry trade”!
El factor que aceleró las últimas medidas de Zapatero, antiobreras por su contenido social y suicidas por su efecto sobre su gobierno, fue la constante presión sobre la deuda soberana española cuyo indicador era la prima de riesgo.
Sin embargo, la prima de riesgo de la deuda española ha bajado desde que Rajoy está en el gobierno. ¿Será que los mercados saboteaban a Zapatero por malo y apoyan a Rajoy? La prensa de derechas así lo dice, creyendo que de este modo elogian al presidente. Pero no es cierto.
La prima de riesgo no ha bajado por el cambio de gobierno sino por la nueva política de Mario Draghi al frente del Banco Central Europeo, de inyectar liquidez en los bancos casi gratis. Medio billón de euros salieron del BCE a un interés de apenas un 1% el día 23 de diciembre. Una gran parte estaba de vuelta al día siguiente en forma de bonos del tesoro de los países rescatados, Italia y España, a un jugoso interés.
En la jerga de los especuladores, esto se llama “carry trade”: tomar prestada una moneda, usarla para una inversión rentable y devolver el primer préstamo lucrándose con la diferencia. El problema es que aquí el primer prestamista es público: el BCC se prohibe a sí mismo (y pese a lo que todos esperaban de Draghi, sigue prohibiéndoselo) comprar directamente deuda soberana de los países del euro, pero presta dinero casi gratis a los bancos para que lo hagan. Una nueva operación de salvataje masivo de los bancos, una nueva inyección de millones, y sin embargo el dinero no fluye hacia las empresas, hacia la industria, hacia los particulares, sino que se gasta en especular. Lejos de impedir la recesión inminente, con estas medidas se aumentarán sus efectos.
Pero en este momento le viene bien a Rajoy.
Un gobierno de empresarios
El gobierno del PSOE era teóricamente el de un partido obrero burgués, un partido apoyado por obreros y empleados, que controla gran parte de la burocracia sindical. No hay que olvidar, sin embargo, que dentro del PSOE hay un sector de la burguesía como clase, primero, y que aunque el partido como tal sea un aparato al servicio de la burguesía, los gobiernos de Zapatero, como los de Felipe González, siempre han tenido en puestos prominentes a elementos burgueses que no pertenecían ni al partido. Ahí estuvo Pedro Solbes.
Sin embargo el PP es un partido directamente burgués. Aunque se beneficie de un apoyo campesino, de clase media asalariada, autónomos, etc, aunque algunos de sus líderes sean funcionarios del estado, sus dirigentes suelen ser directamente grandes empresarios.
Ya estaba anunciado que el gobierno que iba a formar Rajoy iba a ser un gobierno homogéneo, de incondicionales. Rajoy no iba a premiar con puesto alguno a todos esos dirigentes aznaristas o aguirristas que tanto le han atacado todos estos años.
Pero sí resulta sorprendente, con la que está cayendo, crisis y juicios por corrupción, haber incluido tantos empresarios en el gobierno y en las direcciones generales de los ministerios. El nuevo ministro de Agricultura, Cañete, es el que declara más riqueza. Pero el de Defensa, Morenés, está vinculado a múltiples consejos de administración de fábricas militares, incluyendo fabricantes de minas antipersonales y bombas de racimo. El Ministro de Economía y Competitividad estuvo ligado a un gran banco de inversión norteamericano. La diferencia con los primeros ministros griego e italiano y con el presidente del Banco Central Europeo, es que en lugar de haber estado en Goldman Sachs, el banco que se enriquece, de Guindos fue el responsable para Europa de Lehman Brothers, el banco cuya espectacular quiebra en 2008 agudizó la crisis mundial. Hasta en esto tenía que dar Rajoy la nota.
Un aluvión de medidas reaccionarias
En algo tenía razón Soraya Sáez de Santamaría. En su frase robada a Lisa Simpson, que esto es “el principio del principio”. Varios de los nuevos ministros han anunciado ya baterías de medidas reaccionarias.
El sociólogo reaccionario Wert, ministro de Educación, ya está planteando acabar con la asignatura “Educación para la Ciudadanía” porque era “adoctrinamiento”, para lo que cita un libro de Alba y Liria (filósofos famosos por ser los autores de los guiones de los “Electroduendes” en la recordada “La bola de cristal”), una crítica marxista a la asignatura que nunca se usó en Instituto alguno. Y plantea quitar un curso a la ESO añadiéndolo al Bachillerato o la Formación Profesional, mareando la perdiz sobre la “calidad de enseñanza” para que no se note que tal medida implicaría despidos masivos de interinos en todo el estado... y más subvenciones a la enseñanza concertada, mayoritariamente en manos de la Iglesia Católica.
Alberto Ruiz Gallardón, el “progresista” del PP, ha entrado en el ministerio de Justicia como si fuera un candidato republicano yanqui cualquiera. Plantea cadenas perpetuas, modificar en sentido reaccionario la ley del Aborto, eliminar el papel del parlamento en el nombramiento de órganos judiciales para que sean los propios jueces los que se autogobiernen, encarecimiento de la justicia para que la gente no se meta en tantos litigios...
Desde sanidad, Ana Mato, la que no se dio cuenta de que su marido tenía un Jaguar gracias a la trama Gûrtel, anuncia el copago. Arias Cañete, el ministro de Medio Ambiente que avisa que desconoce totalmente el tema, amenaza con facilitar depredar el litoral aún más mientras se prepara para suavizar la legislación conservacionista.
Y así todo. Nadie puede llamarse a engaño. En estos temas, el PP se debe a sus “incondicionales”. Pero eso no quiere decir que estas medidas sean “idelógicas” o de adorno. No sólo es necesario enfrentarse a cada una de ellas, sino que no se puede descartar que estos enfrentamientos sean los que desaten la chispa de la movilización general contra el gobierno.
Los tres juicios a Garzón por prevaricación subrayan el cambio de relación de fuerzas.
No vamos a ser nosotros quienes defendamos a Garzón como persona ni como juez. Garzón ha sido el principal impulsor de la criminalización del conjunto de la izquierda abertzale bajo el lema “todo es ETA”. Garzón se apresuró a ilegalizar Batasuna por su cuenta antes de que se aprobara la Ley de Partidos. Esto lo convierte en un liberticida al mismo título que PSOE y PP. Sin embargo sería grave no notar que el acoso judicial al que está sometido no se debe a eso, sino a haber tocado lo intocable: a haberse atrevido a comenzar a investigar los crímenes de Franco. Los jueces, la mayoría reaccionarios y franquistas, más una minoría del PSOE cabreados por la investigación del GAL por garzón que llevó a varios de sus correligionarios a prisión, se han conchabado para hundirlo por eso y sólo por eso, sin agradecerle los servicios prestados. Esta es la razón por la que exigimos el sobreseimiento de los tres juicios.
Necesidad de una ofensiva: no dar tregua al gobierno.
La clave del “impasse” actual, que el Movimiento 15 M está siendo incapaz de superar, es que la clase trabajadora está a la espectativa, atada por la burocracia sindical de CCOO y UGT que está dándole espacio al gobierno para respirar.
No es que no haya conflictos. Hay y va a seguir habiendo cierres y despidos, véase Spanair, los patrones se sienten fuertes y en muchas empresas están saltándose los convenios (cuando están ya firmados, que ésa es otra) por la cara, sin esperar a modificaciones legales. Pero si no Las burocracias sindicales de UGT y CCOO, dispuestas a dar una oportunidad a Rajoy
Sin embargo, la situación objetiva es más fuerte que la voluntad de los burócratas. El mismo Rajoy piensa que la inminente reforma laboral le va a costar una “huelga general”. Y eso a pesar de ver a las burocracias sindicales arrastrarse a sus pies.
Al mismo tiempo, esto nos dice que no podemos esperar que una simple huelga general de un día, como las de hasta ahora, vaya a ser capaz de parar las medidas. Entramos en un período en el que ni siquiera una sucesión de huelgas de ese tipo, como en Grecia, va a bastar. En un período en el que las huelgas tendrán que romper, en calendarios y en métodos, con los corsés formalistas que hasta ahora las ataban. Y la lucha tiene que elevarse al terreno político.
En este sentido, es una salida en falso la formación de los llamados “ciudadanos constituyentes”. Un sector procedente del Movimiento 15 M, sobre todo en Andalucía, está levantando, en el bicentenario de “la Pepa”, la necesidad de una “revolución democrática” que se concretaría en una “asamblea constituyente” para preparar una nueva Constitución que libere a la ciudadanía de la “tiranía de los mercados”, como “la Pepa” los iba a liberar de la aristocracia.
Como venimos diciendo, esto es engañar a las masas. Los problemas que hacen sufrir a millones no se resuelven con más democracia porque su raíz no es política sino económica: la decadencia inocultable del capitalismo. No una revolución democrática sino una socialista; eso es lo que exige la situación. Este es el horizonte que debe guiar toda la actividad de los comunistas revolucionarios.
¡PREPARAR UNA OFENSIVA GENERAL CONTRA EL GOBIERNO DE RAJOY Y LA UE!
Grupo de Comunistas Internacionalistas8 de febrero de 2012
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