domingo, 27 de febrero de 2011

Túnez, Egipto, ahora a por más:

VIVA LA REVOLUCIÓN ÁRABE
Las movilizaciones revolucionarias se extienden por todo el Mundo Arabe. El ejemplo de Túnez está provocando la movilización popular en Yemen, Jordania, Barhein, incluso ha llegado a prender en Irán. Pero en Egipto encontramos la principal expresión de este proceso.
Lo que parecía impensable hace unas semanas ha sucedido, las masas populares con su movilización revolucionaria han echado del poder a Hosni Mubarak, el gran protegido de los Estados Unidos. Una movilización sostenida durante 18 días por reivindicaciones democráticas lo han conseguido, inagurando así un proceso revolucionario.

El ejército egipcio
La ida de Mubarak ha tenido como consecuencia, hoy por hoy, el que el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas ostente el poder. El objetivo inmediato es que el ejército tutele un proceso de transición hacia una nueva situación, impulsando algunas reformas de carácter democrático desde arriba, a la vez que intentar contener la movilización popular, dando por finalizada la revolución.
Las primeras declaraciones del ejército han sido para tranquilizar al Imperialismo, asumiendo el respeto a los tratados internacionales, dejando claras así sus intenciones de seguir supeditando al país a los intereses imperialistas. Han llamado al cese de las protestas y las huelgas, que puede suponer su intención de prohibirlas y reprimirlas.
Por otro lado, aunque hayan disuelto el Parlamento, mantienen el mismo gobierno nombrado en los últimos momentos de Mubarak. Igualmente, mantienen el estado de emergencia, que ya dura 30 años, y muchos presos políticos en las cárceles Quieren hacer una simple reforma de la constitución por medio de un comité de expertos.
La actual preeminencia del Ejército se basa en las ilusiones populares en este estamento. Es la gran debilidad de la revolución. El Ejército es el principal pilar del régimen. Todos los presidentes, desde la supresión de la monarquía en 1952, fueron militares. Ellos, el Movimiento de los Oficiales. derrocaron al rey inagurando un régimen nacionalista burgués, el nasserismo.
Nasser nacionalizó el Canal de Suez, acometió medidas de reforma agraria, se enfrentó militarmente con Israel, impulsó la participación del Estado en la economía. Todo eso cambió con sus sucesores, Sadat y Mubarak, que se plegaron al imperialismo yanqui, reconociendo a Israel al firmar los acuerdos de Camp David. Privatizaron muchas empresas públicas, sometiéndose a los dictados del FMI, impulsando la política neoliberal, la corrupción y el enriquecimiento propio; llegando Mubarak a acariciar el proyecto de una presidencia hereditaria en su hijo Gamal.
El ejército tiene muy importantes intereses económicos en industrias claves. Su hombre fuerte, el general Tantaui, es amigo personal de Mubarak además de tener fuertes lazos con el imperialismo yanqui
El pueblo confía en el ejército porque no reprimió. El régimen retiró a la policía porque esta echaba más leña al fuego y sacó los tanques a la calle. En diferentes ocasiones oficiales llamaron a los manifestantes a retirarse de la plaza, sin éxito. Cuando policías de paisano y matones atacaron a los concentrados, el ejército que controlaba los accesos a la plaza, no hizo nada por impedirlo. Han sabido maniobrar con cautela para poder presentarse ahora como árbitros de la situación.
Pero no es de la mano del ejército como se conseguirán las reivindicaciones democráticas ni la mejora de las condiciones de vida del pueblo. Ni es deteniendo la movilización como se profundizará la revolución, El principal peligro para la revolución está en dejarle el poder y la iniciativa al ejército.

Los jóvenes y su "revolución por Facebook"
Las condiciones para una revolución maduran desde hace tiempo. Los bajos salarios, los altos precios, el paro, ya habían dado lugar a una oleada de huelgas. El despotismo policial, el control sobre los medios, incubaban el descontento. Pero quien tuvo la capacidad de centralizarlo, de convocar y unir al pueblo, de formular sus reivindicaciones y finalmente conseguir la caída del tirano, ha sido un laxo movimento juvenil surgido de un grupo de "Facebook" llamado "6 de abril". Está formado por un sector de la juventud de clase media-alta, "cuadros" (personal técnico o ejecutivo de empresas) o parados que no ven posibilidad de empleo acorde con sus estudios.
La juventud profesional enganchada a Internet no es la primera vez que se coloca a la cabeza de un estallido social, los vimos en Irán apoyando a Musavi (2009), o Ecuador, dirigiendo la "rebelión de los forajidos" contra Lucio Gutiérrez (2005). También en Serbia, derrocando a Milóshevich (2000) Ukrania en la revolución naranja (2004) y Georgia en la revolución de las rosas (2003). El "movimiento 6 de abril" usa el mismo logo que "Otpor" de Serbia. Han demostrado su capacidad de ser detonante, pero el contenido social de la movilización que ponen en marcha no está decidido definitivamente por ellos.
De hecho, las movilizaciones empezaron con motivos más sociales, en Túnez la chispa la dio un vendedor ambulante, Mohamed Buazizi, al prenderse fuego, algo que sucedió repetidas veces en Egipto y en otros lugares. Las reivindicaciones eran contra el costo de la vida, el paro, etc.
Pero cuando este sector de jóvenes profesionales se lanzó a la protesta, aprovechando al máximo las posibilidades de las redes sociales de Internet, rápidamente se puso a la cabeza, porque ningún sector popular tenía organización capaz de disputarle esta posición.
¿Quiénes son el "6 de abril"? Son jóvenes y como la juventud es la mayoría absoluta de la población, se entiende que la complicidad generacional le haya permitido aparecer como portavoces del pueblo. Están indignados con la corrupción y represión, y exigen democracia real y no tutelada. Son laicos, han organizado misas cristianas y rezos musulmanes en la plaza Tahrir. El énfasis lo han puesto en las reivindicaciones democráticas formales, dejando en un segundo plano las antiimperialistas, nacionalistas árabes, antisionistas o sociales en general (aunque surgieron como red de apoyo a la huelga textil de Mahalla). El imperialismo confía en poder cooptarlos. En otros países, los grupos que se consideran similares han actuado en favor del imperialismo. No son "jóvenes idealistas", son un grupo burgués.

Los Hermanos Musulmanes
Los imperialismos yanqui y europeo se ha dedicado a agitar el peligro del Islamismo como consecuencia de la revolución. Al mismo tiempo, están sondeando la posibilidad de que sean un recambio aceptable.
Egipto es el hogar de los Hermanos Musulmanes, la organización decana del fundamentalismo islámico o "Islam político". Su objetivo declarado es establecer un estado islámico, bajo el lema "el Islam es la solución". La justificación de 30 años de estado de alarma en Egipto ha sido la lucha contra el terrorismo islamista, realizado por escisiones de los Hermanos, pero también contra los Hermanos mismos. Sin embargo, a lo largo de estos años este partido profundamente conservador no sólo en los terrenos moral y cultural, sino también económico, ha ido creciendo en influencia. Controlando colegios profesionales, en el parlamento sin ser legales, los Hermanos prefirieron como organización permanecer en un segundo plano durante toda la lucha.
Es que los no creen que tuvieran nada que ganar saliendo a la calle. Esperan que otros hagan el trabajo por ellos. Lo que intentan es demostrarle a EEUU y a Europa que son gente fiable. En una entrevista en El País del 15 de febrero con su portavoz parlamentario, a la pregunta de si aceptan la paz con Israel responde: "Es un tratado internacional que las dos partes se comprometieron a respetar y los Hermanos Musulmanes lo defendemos."
Los Hermanos Musulmanes confían en que se vaya a unas elecciones libres, que están seguros de ganar. A partir de ahí, gobernarían tomando como modelo al partido de Erdogan en Turquía, avanza en su plan de islamización sin romper con la constitución ni asustar a Occidente. Puede que llegue a ser un plan aceptable para el imperialismo, ¡pero nunca para la clase obrera!
La juventud de los Hermanos se ha incorporado al "Movimiento Juvenil 25 de enero" junto al "Movimiento 6 de abril" y a la juventud del "Movimiento por el Cambio" de El Baradei, el antiguo director de la Agencia Internacional de la Energía Atómica que ha llegado a Egipto a montar un partido de derechas laico. Así, los tres grupos están negociando con los militares la "transición". De ese modo, esperan recuperar la unidad de la burguesía, hoy rota, porque un sector estuvo con ellos y otro, con Mubarak. De fuerzas como éstas, la clase trabajadora no puede esperar nada.

La clase obrera
Sería un error caracterizar la revolución según el grupo social que está al frente en este momento. Es verdad que las movilizaciones hasta ahora han sido "`por la democracia" y han "unido a todas las clases". Pero la ilusión de que la democracia formal puede solucionar los problemas sociales se disipará pronto. La clase trabajadora viene de un ascenso en los últimos años, con grandes huelgas, como la de Mahalla. La escalada de huelgas fue lo que tiró a Mubarak. Ahora asistimos a un estallido de luchas huelguísticas enfrentadas directamente con la prohibición por el nuevo gobierno militar. Ya hay casos de ocupaciones de fábricas y empresas. Perdido el miedo, puede ocurrir como en Portugal en 1975: la caída del dictador desató la verdadera revolución. Ya se está constituyendo una central sindical independiente frente a la ligada al estado.
El egipcio es el proletariado más potente de todos los países árabes por su número. Su movilización independiente es vital para desarrollar la revolución. El gran problema es que está huérfana políticamente. Los comunistas "oficiales", unidos a los nasseristas en Tagammu no han jugado ningún papel. Los "Socialistas Revolucionarios" (ligados a En Lucha de España) sí han participado, pero creando ilusiones en los Hermanos, a los que ven como una "fuerza reformista". En Túnez se ha formado el "Frente 14 de enero" que une a nasseristas burgueses, al Partido Comunista Obrero Tunecino (ligado al PCE (m-l) español) y a la Liga de Trabajadores de Izquierda (ligada a Izquierda Anticapitalista en España) pero tras un programa democrático sin un sólo punto anticapitalista.
La clase trabajadora tendrá que levantar una organización política propia en la lucha contra lo que queda de la dictadura derrocada y también contra los que asumieron la direcciónde la lucha contra esa misma dictadura, para ir imponiendo sus propias reivindicaciones económicas y políticas. Para ello es vital la autoorganización democrática, en los lugares de trabajo y en los barrios. Estas asambleas se deben convertir en la siguiente "plaza Tahrir" que una a su alrededor a todos los sectores explotados y oprimidos.

Un programa para el triunfo completo de la revolución
Por ahora, la oposición en la calle no levanta más que reivindicaciones democráticas formales. Pero la revolución no ha hecho más que comenzar. Para que perviva y avance es necesario formular un programa revolucionario de verdad. No es un secreto que además de las ansias de libertad, en el trasfondo de estas revoluciones late el malestar social creado por la situación de pobreza, sobre-explotación y desempleo. Esto sólo lo resuelven las reivindicaciones que satisfagan las necesidades de los trabajadores y de todos los oprimidos y explotados. Se resumen en la necesidad del socialismo.
  • Por el fin del estado de emergencia y la libertad de todos los presos políticos. Por la libertades plenas de expresión, asociación, manifestación. Derecho de huelga y de sindicación, contra la burocracia sindical del régimen.
  • Por un estado laico que garantice los derechos de la mujer sin injerencia de preceptos religiosos por la separación de la religión del estado y la vida pública, por a convivencia de todas las confesiones.
  • Disolución de los cuerpos represivos. Depuración del cuerpo de oficiales de elementos del régimen. Por la elección de los oficiales por la tropa. Derecho de organización para los soldados. Por la creación de milicias obreras para defender la revolución.
  • Contra el paro, reparto de las horas de trabajo. Contra la carestía de la vida, escala móvil de salario.
  • Confiscación y nacionalización de las propiedades de los corruptos y tiranos. Nacionalización de la banca y las grandes empresas, vuelta atrás en las privatizaciones de Sadat y Mubarak
  • Contra el Imperialismo: ruptura del Tratado de Camp David, por la unidad árabe. Contra el sionismo, apertura de la frontera con Gaza.
  • Por un gobierno provisional revolucionario que convoque una Asamblea Constituyente soberana que discuta todas estas medidas. Fuera el ejército del poder.
  • ¿Quién debe constituir tal gobierno? Ni el 6 de abril, ni los Hermanos, ni los baradeistas ni los militares. Nadie ligado de una forma u otra a un sector de las clases explotadoras. Deben ser los representantes directos de los explotados: ¡Por un gobiero obrero y popular!
  • Es imposible aplicar este programa sin organizarse para difundirlo, sin ganar para él a la mayoría de la clase trabajadora y las masas laboriosas. ¡Hay que construir un partido comunista revolucionario, internacionalista, sección de la IVª Internacional reconstruida! ¡Impulsar la revolución hasta su conclusión lógica, su transformación en revolución social, que se extienda, como ya lo hace la movilización, a todo el mundo árabe! ¡por la Federación de Repúblicas Socialistas Árabes!
Grupo de Comunistas Internacionalistas, 27/II/2011

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